Sentirse Cuba
- Por Rodobaldo Martínez Pérez
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En los actuales tiempos, de crecientes desafíos en todos los órdenes, el despliegue de las fuerzas espirituales es tan decisivo como de las productivas.
Así se contribuye a vigorizar el orgullo y la identidad nacional, cargado de tantas leyendas y heroísmo a lo largo de la historia Patria.
Hay que ser muy cuidadoso en la formación y consolidación de valores con total coherencia desde la casa, escuela y sociedad como dignidad, patriotismo, humanismo, solidaridad, responsabilidad, laboriosidad, honradez, honestidad y justicia, además de combinarlos con la trascendencia de la libertad, igualdad, diferencia, sostenibilidad, civismo, democracia, cooperación, sensibilidad, compromiso e ideal.
No se es cubano sólo por nacer, sino llevarlo en el corazón con orgullo y dignidad, a pesar de tantas complejidades que golpean duro a la cotidianidad y requieren de consagración, constancia e inteligencia para, desde la unidad entre todos, poder lograr el progreso que necesitamos.
Es salir a desafiar cada día para combatir, con valentía, constancia y sin tregua lo incorrecto, pero incorporados en el mismo fin de tener un país mejor, al eliminar adversidades, tropiezos con renovados entusiasmos y sin cansancios.
Como defiende Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido: “seguir siendo optimistas, a tener confianza en la victoria y la certeza de que superaremos los desafíos con trabajo, talento, creatividad propia y resistencia creativa”,
La Revolución necesita enamorar cada día, con su obra de infinito amor para todos y en especial para los más necesitados – los humildes y para los humildes- como indica el legado de Fidel, es una rectificación permanente dentro del proceso revolucionario que permita con oportunidad “corregir todo lo que se aparte de su espíritu original”.
Es un orgullo pertenecer a este digno y heroico pueblo, que a cada instante enfrenta de pie enormes inconvenientes y es capaz de plantearse metas superiores para el otro día. Se es patriota cuando se está a la altura de esa historia.
Los jóvenes cubanos son rebeldes, inconformes, con insatisfacciones y se parecen más a su tiempo que a sus padres, proverbio árabe que usa mucho Raúl y es un desafío llegarles para entenderlos mejor en un necesario dialogo cívico-moral tanto en los hogares, escuelas como en la sociedad.
Y eso es urgente sin dejarlo para después, porque el enemigo no descansa un segundo en su guerra que inculca todo lo contrario a nuestros propósitos. El patriotismo, el orgullo y la identidad nacional no es por condicionamiento genético, hay que cultivarlo y regarlo constantemente sin jamás dejarlo a la espontaneidad.
El patriotismo necesita de otros valores para su consolidación en la conciencia de cada quien, de ahí la importancia de la participación de los jóvenes en las transformaciones de su país, con organizaciones juveniles combativas, críticas, reflexivas y muy consciente de su decisivo desempeño.
Es una realidad que hay muchos jóvenes que parten hacia otros horizontes y otros no hubieran querido nacer aquí, pero es una verdad que hay muy buenos cubanos tanto en Cuba como en los países donde decidieron vivir, lo importante es que amen su Patria con orgullo e identidad, con absoluto respeto y decoro por los símbolos nacionales, que representan en sí mismos a toda la nación cubana y su historia.
Ser cubano es sentir una inmensa alegría cuando se reconoce el honor de la Patria, cuando se demuestra la fuerza invencible para mantener a la Revolución . Ser cubano es sentirse CUBA
Como significa José Martí: El cubano es independiente, moderado y altivo. Es su dueño y no quiere dueño. El cubano ama la gloria, porque es capaz de ella, ama a los que pasean por el mundo la gloria de su Patria. ¡Se dice cubano y una dulzura suave hermandad, se esparce por nuestras entrañas! Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro…