Ómicron, menos graves, pero también peligrosa
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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"Aunque Ómicron parece ser menos grave en comparación con Delta, especialmente para las personas vacunadas, no significa que deba calificarse como leve.
Ómicron causa hospitalizaciones y está matando a personas. De hecho, el tsunami de casos es tan abrumador, que está desbordando los sistemas sanitarios de todo el mundo", advirtió a principios de año Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El máximo responsable de la OMS, desde 2017, significó, además, que a pesar de que esta nueva variante del SARS-CoV-2 causa una enfermedad menos grave que la Delta, “sigue siendo un virus peligroso, especialmente para quienes no están vacunados”.
Por su parte, el doctor Bruce Aylward, asesor de la Organización, aclaró que “Ómicron no será la última variante del COVID-19. No sabemos hacia dónde va este virus, pero cuanto más se replique más posibilidades hay de que surja una nueva variante más complicada”.
Valoraciones estas que hoy se reafirman con lo que sucede en muchas partes del mundo, como en países de Europa o en América, donde los contagios se han multiplicado desde finales de 2021 y principios de este, con niveles de transmisión nunca antes registrados, por ejemplo, entre el 1 y el 8 de enero cuantificaron 6,1 millones de casos.
En tal sentido, la doctora Carisse Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), afirmaba que una vez más los sistemas sanitarios se ven desafiados con el aumento de atenciones médicas y hospitalizados, pero reconocía que “gracias al poder protector de las vacunas, las muertes por COVID-19 no están aumentando de la misma manera que la ola de infecciones”.
De esta compleja situación epidemiológica no escapa Cuba, así lo han confirmado expertos basados en el comportamiento y estudios de secuenciación del virus SARS-COV-2, que revelan cómo la variante Ómicron comienza a prevalecer en el país, para ir desplazando, poco a poco, a otras, como a la Delta, que predominó en casi toda la Isla desde mediados del año pasado, según datos preliminares.
Por ejemplo, a partir de los modelos de pronósticos de la pandemia en Cuba, el DrC Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, en una de las últimas reuniones de expertos, vaticinaba que la región occidental, en específico que en las provincias de La Habana, Artemisa y Pinar del Río tendrían los mayores pico en las próximas semanas, mientras que en la parte oriental, Holguín, Las Tunas, Santiago de Cuba y Granma serían las de mayores reportes de contagios.
Hoy ya lo estamos viendo. Ante esta situación el Ministerio de Salud Pública actualizó los protocolos de actuación ante la COVID-19, para su implementación de inmediato en todos los niveles de atención sanitaria y que entre otros aspectos, contempla el manejo preventivo de tratamiento medicamentoso terapéutico e ingreso, estudio con test rápido y PCR-TR a pacientes con síntomas o sospechosos y otras acciones, al tiempo que aceleró el proceso de vacunación, incluyendo el programa para la dosis de refuerzo, que en el caso de la provincia de Holguín, desde esta semana se han ido incorporando, de manera paulatina, los 14 municipios.
Sobre este particular y la amenaza de Ómicron, la doctora en Ciencias María Guadalupe Guzmán, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del IPK, reconocía hace pocos días que “Cuba está mejor preparada con respecto a otras muchas naciones para enfrentar el actual rebrote, por el proceso de vacunación con tres dosis, que es único en el mundo, y que incluyó los niños de dos años de edad en adelante, y por la decisión de impulsar las dosis de refuerzo con las vacunas creadas por nuestros científicos”.
Pero acompañado a este programa de vacunación debe marchar el cumplimiento de las medidas de prevención, las que desde un inicio se han establecido y reiterado, pero que a algunos aún les cuesta respetar: uso correcto de nasobuco y su cambio cada tres a cuatro horas; lavado y desinfección frecuente de las manos; conservar el distanciamiento físico; evitar permanecer en locales sin adecuada ventilación y en centros laborales y de estudios utilizar el filtro sanitario a la entrada y ante todo ser más responsable con la salud individual y colectiva, porque la variante Ómicron podrá ser menos grave, pero es peligrosa.
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