La Edad de Oro, un clásico de la literatura infantil

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Inmensa y fructífera es la obra del Héroe Nacional de Cuba José Martí, sin embargo La Edad de Oro resulta especial para muchos de los estudiosos de este paradigma como Enrique José Varona, pedagogo cubano, quien expresara que era “un periódico para los pequeños, que merece toda la atención de los grandes”.

Este libro, inició su publicación de forma seriada en julio de 1889 en Nueva York, con la intención de poner en manos del niño americano el código ético que antes había trasmitido a su hijo, en el Ismaelillo, y a su hija espiritual María Mantilla, a través de sus cartas.

Así, comienza el Apóstol, a instruir a los niños sobre cómo fue evolucionando la vivienda del hombre a través del tiempo, cuáles fueron los progresos científicos-técnicos expuestos en París o cómo se fabricaban la cuchara y el tenedor.

Pero más importante aún es que con este proyecto Martí se propuso educar los sentimientos contando como siempre vence el talento, que todos los hombres son iguales, independientemente a la clase social que pertenezcan, que debemos ser honrados, generosos y buscar siempre el modo de hacer el bien a los demás.

Cultivar el espíritu de los niños, siempre fue el propósito fundamental de La Edad de Oro, y responde a su interés por formar en América un solo pueblo de hombres dignos y útiles, pues para él: “Los niños son la esperanza del mundo”, por eso quiere inculcarles los más altos valores morales para que puedan echar andar a la América nueva.

Salvador Arias, crítico e investigador cubano, en un análisis a la primera edición que se hiciera de este libro en la Isla en 1932 señala que “Los niños que leyeron esa reedición cubana fueron los que al cumplirse el centenario del nacimiento del Héroe Nacional, en 1953, estaban ya en la madurez de sus 20 años y constituyeron la llamada “Generación del Centenario”.

Como publicación seriada el tabloide infantil se mantuvo solo por tres meses, siendo interrumpida por la aparición de contradicciones entre el escritor y el editor, pero sobre todo por la necesidad de intensificar la labor organizativa para la lucha por la independencia de Cuba.

La Edad de Oro, cuenta con 23 escritos, 18 de su propia autoría y 5 de ellos recreados por Martí: Meñique y El Camarón Encantado, del francés Laboulaye, Los Dos Príncipes, de la poetisa norteamericana Helen Hunt Jackson, Los Dos Ruiseñores, versión libre de un cuento de Andersen y Cada uno a su oficio, del filósofo norteamericano Emerson. En todos los textos, independientemente de su género, Martí transmite una enseñanza y valores morales destinados a cultivar el espíritu de los niños.

Hoy próximos a conmemorar el natalicio del Maestro, este 28 de enero, y a unos meses de cumplirse 132 años de la aparición de La Edad de Oro, un clásico de la literatura infantil, los niños aceptan y se recrean igual que aquellos que esperaban con ansias la salida de cada edición en el siglo XIX.

Sin lugar a dudas, el proyecto martiano ha logrado y trascendido su objetivo hacia las nuevas generaciones, concretando el deseo manifiesto de su autor cuando expresara… “Si alguna vez nos encuentra un niño de América por el mundo nos apriete mucho la mano, como a un amigo viejo, y diga donde todo el mundo lo oiga: ¡Este hombre de La Edad de Oro fue mi amigo!”.
 
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