“Mi madre me inspira a todo lo que hago”
- Por Yani Martínez Peña
- Hits: 2710
A veces, el mejor incentivo para convertirse en la madre más increíble es ya no tener la tuya contigo; es poder mirar al cielo cada noche y contarle a la estrella más bonita que estás dando lo mejor de ti para ser, ante tus hijos, la madre que de ella aprendiste.
Ese es el mejor refugio para Carmen. Así, sin la rimbombancia que dan los títulos y los cargos, es una madre holguinera que sale cada mañana de su casa, con sus pequeños de la mano, a enfrentar la vida, a hacer lo mejor por su familia, por Holguín y por Cuba.
“Yo siempre quise estudiar Derecho. Mi sueño era estudiar Derecho para ser fiscal. Me gradué y ejercí casi tres años como fiscal penalista, atendiendo los procesos de la Unidad Provincial de Instrucción, o sea, procesos complejos: cadenas delictivas, asesinatos, robo con violencia, terrorismo, tráfico de drogas, etc. Desde ese puesto me destaqué haciendo también juicios orales en la sede del Tribunal Provincial de Holguín y fui incluso seleccionada como fiscal más destacada del año en alguna ocasión.
“Cuando concluí ese periodo en la Fiscalía, comencé a trabajar entonces en la Cámara de Comercio como jurista internacional, lo que representó un gran reto porque ya era otra rama del Derecho. Me apartaba de lo penal e iba hacia lo mercantil, más bien Derecho Internacional Mercantil; pero me ayudó mucho el Diplomado en Comercio Internacional, que fue un gran paso en mi formación profesional”.
Y en ese tránsito profesional andaba cuando la sorprendió el giro más absoluto que puede dar la vida de una mujer: la maternidad.
“Tuve un momento de receso porque llegó la maternidad de mi primer bebé. Luego, estando en esta, quedé embarazada del segundo. Entonces reuní una maternidad con otra, por lo que pasé mucho tiempo desvinculada de la profesión.
“Volver fue muy difícil, en primer lugar por mi historia personal, porque en ese tiempo perdí a mi mamá y a mi abuela, iniciando la maternidad. Y me tocó crecer y comenzar solita con todo este proceso, por supuesto con la ayuda de mi esposo, la familia y amistades, pero definitivamente fueron ausencias irremplazables.
“También fue muy difícil en lo profesional, porque todo esto ocurrió al mismo tiempo que la pandemia de COVID-19 azotaba el mundo y a Cuba. De manera que, cuando volví, había cambiado todo: el mundo, Cuba, la legislación sobre comercio exterior. Tuve que volver a estudiarlo todo, actualizar los conocimientos que tenía, pero además adaptarme a esta nueva etapa, simultaneando la maternidad con el trabajo y las tareas del hogar. Para las mujeres, y especialmente para las madres, estos procesos son dos o tres veces más difíciles”.
Luego, Carmen, atrevida por naturaleza, rompió una vez más su zona de confort y decidió probar suerte en otro ramo. Así que se superó y ejerció un tiempo como recepcionista en el Hotel Caballeriza, del complejo Hoteles E, en nuestra ciudad. De esa etapa recuerda con mucho cariño al colectivo, así como a los aprendizajes que tan útiles le serían después.
“Me ayudó a desenvolverme mejor con el público, a vender, a hacerles atractivo el tiempo que estuvieran en el hotel y en la ciudad. Tenía que tener conocimiento sobre todo lo que había en el hotel, pero no solo en el hotel, porque te preguntaban de todo: sobre bares, restaurantes, centros nocturnos, culturales... El visitante que viene a hacer turismo de ciudad está interesado en conocer nuevos lugares, culturas, fenómenos artísticos que suceden en la provincia. Entonces, tienes que tener un conocimiento muy general y saber un poquito de todo para poder brindar la mejor asesoría.
“De ahí tuve que irme porque no logré congeniar los horarios del trabajo con mi responsabilidad como mamá, así que decidí regresarme a la Cámara, que era mi segunda casa, mi familia”.
Pero esta vez volver tendría una cuota extra de responsabilidad, pues a su regreso fue nombrada Delegada de la Cámara de Comercio de la República de Cuba en las provincias de Holguín y Las Tunas. Tal responsabilidad era un reto que Carmen supo afrontar con la valentía, la profesionalidad y entrega con que acomete cada nueva curva del destino.
“La Cámara es el conector entre las empresas y las demás instituciones, tanto nacionales como internacionales. Brinda servicios de asesoría legal, publicidad y promoción, información comercial, formación y capacitación; organiza eventos y ferias nacionales e internacionales, misiones internacionales a otros países; lleva todos los registros de agencias de viajes que existen en el país y los registros de empresas importadoras y exportadoras, así como el registro de todas las empresas acreditadas en el país en general.
“Ahora estamos trabajando en una nueva dinámica, que es a través de proyectos. Las empresas nos entregan los proyectos de negocios que tienen y nosotros nos encargamos de tramitarlos y facilitar su ejecución.
“Aquí somos un equipo de trabajo bien pequeñito, de apenas cinco compañeros, pero hemos hecho alianzas con varias instituciones que nos apoyan, como la ANEC, la CANEC, las universidades, algunas entidades privadas también y, más recientemente, con el Parque Científico Tecnológico de Holguín, que va a ser un apoyo indispensable para el trabajo de la Cámara”.
Carmen se entusiasma mucho cuando habla de su trabajo. Nos cuenta sobre las peculiaridades de la Delegación Holguín–Las Tunas, que no solo es retadora por la extensión geográfica que abarca, sino por la diversidad de entidades que integran su ecosistema empresarial e institucional. Insiste en que toda entidad con personalidad jurídica puede ser asociada de la Cámara y recibir sus beneficios (el registro se debe solicitar online a través de la URL www.camaracuba.cu), y enumera un sinfín de espacios que organizan o en los que participan.
No es extraño entonces que surja una pregunta habitual en este tipo de entrevistas: ¿Cómo combinar esa vorágine de trabajo con el rol de mamá de dos pequeños?
“Es un gran reto, porque tienes que llevarlo todo a la par. O sea, no te puedes desviar de tus responsabilidades en el trabajo, como líder, porque además de ser directiva tienes que preocuparte por tus compañeros también, por su felicidad, por sus problemas, porque es parte de lo que has asumido.
“Pero también está la parte de la familia. Tienes que cuidar de tu papá, que en mi caso es lo que me queda, cuidar de tus bebés. Y especialmente en este momento, que estoy sola, pues mi esposo está trabajando fuera de Cuba, y yo ocupo el rol de mamá y papá, de proveedora, en el que tienes que estar pendiente de que no les falte nada. Pero eso no puede limitar que les dediques a ellos tiempo de calidad. Tienes que sacarlos a pasear, conversar con ellos, leerles un cuento, jugar con ellos... Y es bien difícil llevarlo todo a la par”.
Mayo llega cada año con un sabor agridulce para Carmen: de un lado, la satisfacción personal de ejercer la profesión que ama desde una posición que la obliga a crecer un poco más cada día, y la inmensa felicidad de ser madre; y del otro, las ausencias de su madre y su abuela, que en este mes duelen un poco más hondo.
“Yo digo que mi madre me inspira a todo lo que hago. Independientemente de que no esté aquí, y que quisiera contarle todo mi día a día, lo que me pasó, lo que crecí, lo que logré... porque cada logro para mí es como una victoria que le dedico a ella, dondequiera que esté.
“Entonces, me refugio en mis hijos. Mis hijos son mi vida, mi guía, mi luz, mi faro, y yo ahí siempre me refugio en ellos. Pero es difícil. Trato de que ellos ocupen todo mi tiempo para no pensar. Y les digo a todas las madres que crezcan todos los días un poquito más, que se esfuercen, que no hay nada imposible, que todo lo que se propongan lo pueden lograr. De eso estoy segura. Si se lo proponen, lo logran”.