“Nací para ser médico”

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La doctora Raquel fue personalidad destacada de la provincia en 2024 . Fotos: De la autora

Dicen en Banes que el consultorio 23 le queda chiquito, pero ella está aferrada a él, a sus pacientes como la hiedra a la pared o a los árboles, y al igual que esa planta, cada vez se adhiere más y más a su comunidad de unos mil 82 habitantes, de manera protectora, con complicidad, entrega y crecimiento profesional, para lograr que entre ellos exista bienestar, salud y calidad de vida.

Por eso, fiel como es a su gente, la doctora Raquel Remedios Medina lleva más de dos décadas en el mismo consultorio del reparto Cárdenas, donde fue ubicada dos años después de cumplir con su servicio social o período de familiarización, como se le llamaba, en el barrio Toribios, perteneciente al poblado Marcané, municipio de Cueto.
Tanto tiempo de Médico de Familia en el mismo lugar le ha permitido seguir a los niños que vio nacer, crecer y seguir su adolescencia, juventud y hoy verlos convertidos en hombres o mujeres, a algunas de las cuales les sigue su embarazo en la actualidad.
No hay paciente al que no le conozca y llame por su nombre y apellidos completos, diga su edad; y puede repetir sin ningún apunte que, ahora mismo, tiene siete menores de un año y cuatro gestantes, de las que domina su evolución y riesgos en el embarazo, como Betty, quien por ganancia insuficiente de peso está ingresada en el hogar materno Darío Calzadilla, hasta que no alcance las libras necesarias.
En una de sus acostumbradas visitas de seguimiento a esa paciente estaba la doctora Raquel, el día que la conocimos. La vimos hojear con detenimiento la historia clínica (HC) de la joven, conversar animadamente e interesarse por los mínimos detalles.
Luego de intercambiar con la especialista al frente de la institución, escribió sus consideraciones en la HC sobre cómo estaba su “muchacha”, quien cada semana la ve llegar risueña e interesada para comprobar su evolución.
La doctora va a la semana una o dos veces al hogar materno Darío Calzadilla a dar seguimiento a la paciente ingresada.

Estas y las visitas al policlínico u hospitales del municipio son las salidas que suele hacer la doctora, pues por lo regular permanece, invariablemente, en el consultorio donde está también su vivienda, por lo cual la población la tiene las 24 horas del día a su disposición, siempre con la misma bondad reflejada en su rostro y los deseos de ayudar a los que la necesitan.

“Mis pacientes son más que eso, son mis vecinos, amigos y familiares más cercanos. Conformamos una gran y diversa familia, que me asume no solo como la médico, sino que he logrado ser, no pocas veces, la confidente de problemas que afrontan en el hogar; de adolescentes o jóvenes temerosos de compartir con los padres una determinada situación, duda. Vienen y se desahogan en busca de la orientación oportuna.

“Realmente me siento feliz, realizada por trabajar en esta comunidad, de ser su Médico de Familia y también, por ser la persona que ha logrado ocupar un pedacito en el corazón de esas personas, con las cuales celebro éxitos y también comparto tristezas.

“Nuestra área está en una zona urbana, con una población bastante sana, aunque hay un número importante de hipertensos, y en los últimos tiempos hemos experimentado incidencia de enfermedades oncológicas, principalmente cáncer de mama, por eso intencionamos con la enfermera una labor educativa y de prevención hacia hábitos saludables de vida; de pesquisa en el terreno y siempre hablando sobre la necesidad de no callar ningún cambio que experimenten, pues todo a tiempo tiene solución”.

La doctora Raquel comenzó a estudiar la carrera de Medicina en 1996, en la Facultad de Ciencias Médicas "Mariana Grajales Coello" de Holguín; y de esos años, una parte de ellos estuvieron teñidos por los rigores del Período Especial, pero aun así los recuerda satisfecha, en específico a sus compañeros, muchos de los cuales hoy ocupan importantes cargos. Sin embargo, lo que más perdura en su memoria fue el acto de graduación, celebrado en La Habana, presidido por el Comandante en Jefe Fidel.

“Una experiencia conmovedora, nos sentimos privilegiados, solo con mirar a Fidel y escuchar sus palabras eso te inspiraba, comprometía a ser cada día mejores y enfrentar cualquier obstáculo. Ese encuentro me ayudó a como médico de familia cumplir con creces mis dos años de familiarización en Toribios, una comunidad rural de personas muy humildes y extraordinarios sentimientos.

“Hacíamos guardia cada cuatro días en el hospital de Marcané, institución municipal, donde había un colectivo de excelentes profesores, integrado por pediatra, clínico, ginecobstetra y de otras especialidades, que me ayudaron mucho en mi formación”.

Con orgullo dice que es Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral (MGI) y desde siempre médico en la atención primaria de salud, actividad que asume de conjunto con la preparación de estudiantes de Medicina, porque el consultorio 23 es un escenario docente, donde se forman alumnos desde primero hasta sexto año de la carrera, incluso de postgrado, porque allí van residentes también. “Ahora tengo uno de primer año de la especialidad de MGI”.

A toda esta labor se une su desempeño, por mucho tiempo, en el hospital pediátrico del municipio haciendo la segunda opinión de Pediatría en las interconsultas, lo que disfrutaba, según confiesa, porque le gusta mucho atender a los niños y en general, contribuir con su apoyo a lograr mejores resultados en el Programa Materno Infantil.

“Para mí el médico de familia es un gran profesional, preparado para enfrentar cualquier contingencia, desde asistir y contribuir a la salud de un niño, adulto mayor, embarazada hasta cualquier paciente”.

Ciertamente, lo es. Así ha dado muestras en varias contingencias ocurridas en el municipio, como cuando el huracán Ike categoría 4 penetró a la provincia por Punta Lucrecia, en Banes, el 8 de septiembre de 2008 y ocasionara grandes daños y ella dejó a su familia, entre ellos su hijo de cuatro años, para socorrer a la población durante días y noches en los centros de evacuación creados.

De igual manera se le vio enfrentarse a las epidemias de dengue, cólera y otras, y al evento de mayor connotación en los últimos tiempos y del que poco se conocía, la pandemia de COVID-19. “Casi toda la población enfermó y otros muchos fallecieron. Trabajé en diferentes lugares, una misión bastante traumática. Mi familia toda cogió el virus SARS-CoV-2, unos más mal que otros, como mi esposo que estuvo en Terapia Intensiva y yo requerí hospitalización cerca de 20 días con varias complicaciones, pero logramos recuperarnos y volver con los pacientes para seguirlos desde el consultorio y luego en la vacunación con Abdala y Soberana”.

Su misión siempre ha sido en fronteras, dentro de su municipio. Cuando los primeros médicos partieron hacia Venezuela, ella como otros tantos colegas tuvieron que cubrir su área más la de los que habían salido a ayudar a ese país. “Fue una labor fuerte, porque fue necesario hacer lo de tres o cuatro médicos, no solo de la zona urbana sino que nos trasladábamos hacia consultorios localizados en Cañadón, Guardalavaca, Los Ángeles, Deleite, Mula y otros sitios de la parte rural, lo que sí nadie podía quedarse sin atención médica”.

La doctora Raquel dice estar satisfecha de su trabajo como profesional de la Salud. Además está agradecida del reconocimiento que a diario recibe de su comunidad, pueblo y el municipio, que la propuso como Personalidad Destacada del año 2024. “Fue un honor y un nuevo compromiso a seguir impulsando tareas y a no dudar nunca de la profesión escogida, porque indudablemente nací para ser médico”.


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