Irrespeto

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 Una historia de irrespeto cuenta Marino en un correo, desde el reparto Edesio Pérez, en la ciudad de Holguín, menciona que encontrándose frente a su casa, donde posee matas de amapolas, ahora florecidas, vio acercarse a unas mujeres y, entre ellas, dos niñas entre 6 o 8 años.
 
 Las pequeñas arrancaron flores, sin importarles estar frente al dueño, que trata de llamar la atención y, para su asombro, las adultas la imitaron, también, hasta destrozar gajos.

“Las demás personas mayores del grupo se pararon a esperar a sus compañeras, ninguna interrumpió, ni se inmutó, nadie regañó, ni exigió respeto sin ofrecer disculpas ante el llamado de atención de mi parte.

“Ninguna mostró pena, sin la más mínima vergüenza. Cuando cogieron lo que deseaban continuaron su marcha.
“Tal forma no es correcta, porque en mi opinión lo primero era enseñar a las niñas el respeto y educación, luego decirles que lo ajeno no se coge sin permiso”.

Lamentablemente, estas acciones negativas se incorporan al individuo, por una mala convivencia y es mucho más peligrosa si es de cuna. Si acaso hay necesidad soliciten la flor o cualquier otro objeto ajeno y se dan las gracias.
Pude percibir con esta operación que, poco a poco, se va perdiendo valores y la indolencia, la apatía, la falta de respeto, ganan terreno y fuerzas hasta un punto alarmante para los principios de nuestra sociedad.

Decimos: El respeto es “la consideración y valoración especial que se le tiene a alguien o a algo, al cual se le reconoce valor social o especial diferencia”.

Muchas formas de obediencia progresan en las relaciones de reciprocidad o reconocimiento mutuo, es un valor muy importante que debemos cultivar cotidianamente, en el hogar, escuela, familia, amigos, vecinos, es la esencia de la vida en comunidad, el trabajo en equipo o cualquier otra acción social.

Saber respetar a los demás es esencial, porque representa valorar y tolerar las diferencias y comprender que ellas nos hacen crecer como personas honestas, correctas, solidarias, reflexivas, capaces de sacrificarse por los demás.

Estas máximas pueden ayudar para cualquier diálogo. El poeta, escritor y científico alemán Johann Wolfang: “Ser brillante no es una gran hazaña si no respetas nada”, mientras Laurence Sterne, escritor y humorista irlandés: “El respeto por nosotros mismos guía nuestra moral; el respeto por otros guía nuestras maneras”.
 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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