El primer empleo

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Sandra Ricardo, madre de Yadira Rodríguez, vivió una experiencia singular, cuando acompañó a su hija, recién egresada de Derecho, al acto de recibimiento a siete graduados en su nuevo centro laboral: la Fiscalía provincial.
 
Tanto los jóvenes, como sus familiares, se encontraron con los directivos de la institución, presidido por Kenia Aguirre, la fiscal jefa.

Fue un evento sencillo, cantaron unos pioneros, el fiscal Angelito leyó una poesía de su autoría, una de las licenciadas habló en nombre de sus compañeros. Los padres, muy emocionados y en un normal nerviosismo, les colocaron la toga a sus hijos y les entregaron el carné identificativo.

La jefa de cuadro, Yumaité Tejeda, pronunció las palabras conclusivas, para ratificar el gran compromiso de la sencilla y emotiva ceremonia.

Díaz-Canel, presidente cubano, enfatizó en la importancia de que los centros e instituciones laborales les den una merecida atención a sus nuevos empleados. Con ese gesto los comprometen con la misión asignada y despiertan motivaciones por descubrir.

En su cuenta de red social Twuiter escribió: “En ellos confiamos y de ellos esperamos muchos aportes”.
Varios especialistas refieren que el primer empleo es significativo en la vida de un joven y debe dejar una huella positiva.

Tal etapa es muy importante, porque se desarrollan en los muchachos la laboriosidad y una actitud responsable hacia el trabajo, misión no solo de la escuela, también de la familia. Muchos haraganes hoy nacen y crecen en los hogares.

Ese es su primer empleo, muy significativo que trascienda y cree la base, para su futuro en el trabajo, porque de lo que se logre, desde el momento inicial, dependerá su conducta posterior.

Nosotros tenemos experiencias negativas en ese sentido, cuando los ubicamos en algo que nada tiene que ver con lo estudiado, como el ingeniero informático en un lugar donde no había computadoras y la filóloga como secretaria del director.

Es lógico que el trabajador novato quiera irse y diga: “tanto tiempo quemándome las pestañas para esto”. Jóvenes y experiencias deben unirse a favor del centro y, sobre todo, respetarse mutuamente, porque eso de que los muchachos le digan a los viejos, “chochos” y, los de más edad los califiquen de tantas formas es una mayúscula irreverencia.

Muy peligroso es convertirse en contén de la sangre nueva, quitarles el ímpetu, osadía, creación y hacer prevalecer un pensamiento obsoleto.

Dijo Fidel: “Nuestra juventud debe procurar adquirir aquellos conocimientos que sean más útiles en cada momento a la nación. Sobre todo, si se tiene en cuenta que estamos entrando en una etapa enteramente nueva (…)”.
 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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