Mentes abiertas y corazones malheridos

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"Aquella noche la invité a bailar, aceptó y durante un bolero comenzó una conversación que guardo en mi memoria como un tesoro"; esta es la historia que con frecuencia cuenta mi abuelo anhelando a su fallecido amor, mi abuela. En su tiempo todo parecía más complejo, las restricciones de los padres, los estereotipos propios de la época y a esto sumarle la imposición para las mujeres de llegar puras y castas al matrimonio.

Los tiempos han cambiado y el amor ha mutado. A medida que pasaban los años las libertades eran mayores, los padres más comprensivos, algunos; la mayoría aún seguían anclados en la época del amor arcaico y con obligaciones más allá de las matrimoniales.

Sonaba el antiguo reguetón de los años 2000 y una pareja en una discoteca entregaba más que besos, a partir de estos años el amor comienza a hacerse más público y menos íntimo, pero aún existía amor. Tras el 2010, en nuestra época de secundaria, era tendencia escribirnos cartas, enviarnos recados con amigos, siempre dejando saber el interés hacia la otra persona. Era fácil enamorarse, sabíamos lo que traía consigo, conocíamos el dolor y hasta cierto punto la decepción que provocaría la ruptura.

La madurez mental y corporal implica cambios en la personalidad y en las relaciones humanas. La digitalización de la sociedad, las redes sociales y el internet abrieron una brecha en las relaciones personales; el amor comenzó a sentirse a través de una pantalla, las series y videos volvieron las relaciones un experimento, algo para probar y ver hasta dónde somos capaces de llegar.

Los detalles, el romanticismo y las muestras de afecto se han vuelto una cursilería, hasta es juzgado en algunas instancias por los amigos de las víctimas de un padecimiento llamado amor. Es raro ver una declaración amorosa o una muestra de afecto pública, por otro lado, es más natural recibir fotos privadas, contenido exclusivo, más conocido como “nudes” o “pack”, la evolución del amor ha traído consigo otro tipo de relaciones, relaciones más liberales y menos duraderas, dejando hacia un lado la monogamia.

La monogamia es considerada un régimen familiar que prohíbe tener más de una pareja al mismo tiempo; según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), una persona monógama es alguien que está emparejado o casado con una sola persona sin diferenciación de sexo.

Es frecuente escuchar entre los jóvenes la frase "la monogamia ya es casi una enfermedad", debido a la aparición de diferentes tipos de relaciones, conocidas como relaciones poligámicas o poliamor. Helen E. Fisher en su libro “Anatomía del Amor” (1992) expresa que la poligamia connota varios cónyuges sin definición de sexo.

El poliamor es la relación afectiva, emocional y sexual que establecen tres o más personas entre ellas. Si una relación donde solo existen dos personas es complicada ¿cómo funciona una relación de más de dos amantes? Algunos psicólogos y terapeutas coinciden en que los implicados consienten ese vínculo, producido de forma simultánea, ser poliamoroso implica tener la capacidad y deseo de querer a más de una persona a la vez, aceptando ese amor compartido.

Por aventurarme a experimentar el amor libre, sin ataduras, terminé envuelto en una encrucijada entre dos chicas que, sin saberlo, eran parte de mi jueguito de roles. Es imposible querer a dos personas por igual. El amor se hizo para dos y para ser disfrutado plenamente entre los enamorados, sin nadie más que dañe la química de la relación.

¿Es momento de volver a los viejos hábitos o de adaptarse a las nuevas relaciones? Ante esto, la principal problemática es impedir que se extinga el amor, ama a una persona, a dos, a tres, a cuantas puedas, pero ¿podrás mantener la confianza y la seguridad entre todos? El amor se ha diseñado para disfrutarlo y ser libre, si la felicidad la encuentras en una relación abierta, no dejes escaparla; y a los amantes tradicionales, disfruten el amor y vivan cada día juntos como si fuera el último de sus suspiros.


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