La singularidad de este Primero de Mayo

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La de la estrella solitaria se avista en los balcones de la cuadra, centros laborales, instituciones y entidades holguineras, que desde días antes se engalanaron con imágenes alegóricas a la celebración del proletariado mundial. Ondea y anuncia la conmemoración de la fecha. Es Primero de Mayo, Día internacional de los Trabajadores.


Por segunda ocasión la COVID-19 hace que nuestras plazas sienten la ausencia de la colorida y compacta masa obrera, el jolgorio acostumbrado en este convite y las manos de la solidaridad que en esta fecha se unen a la celebración de los cubanos.


Sin embargo, este Primero de Mayo, otros escenarios son testigos de las disímiles razones para asumir la jornada como la oportunidad de celebración y compromiso por alcanzar superiores metas en cada uno de los sectores, y no como una lucha por la reivindicación de los derechos genuinos de los trabajadores, como suele ocurrir en otras latitudes en este día.


Si hay un reclamo es el siempre justo pedido de cese del bloqueo económico, financiero y comercial que tanto frena e impide un mejor desarrollo en todas las esferas socioproductivas y de servicios y en consecuencia los graves daños originados a la economía y bienestar de los trabajadores y sus familias.


Algunos datos del último año, de las seis décadas de impuesta esta política a Cuba, reflejan las atrocidades que aun sufrimos provenientes de la Administración Trump, que impuso más de 240 medidas coercitivas unilaterales y el impacto monetario de manera general, sobrepasó los cinco millones de dólares, además de incluirnos en la lista de promotores del terrorismo.

 


Y sí, nuestro “terrorismo” ya tiene cinco candidatos vacunales en desarrollo y fases de pruebas para inmunizar a su población contra la COVID-19, una movilización de pueblo junto a sus dirigentes en función de enfrentar los efectos de una pandemia y crisis mundial agudizada sin desproteger a ninguno de sus trabajadores y, a pesar de las circunstancias, prosigue el trabajo científico, la apuesta por la mejora de los procesos de la producción y los servicios y la implementación de nuevas tareas que tributan al desarrollo del país.


Que este Primero de Mayo tiene otras particularidades no es algo novedoso. Ya lo vivimos hace un año cuando nuestras casas se convirtieron en los escenarios de conmemoración. Tampoco lo es que seamos convocados a la eficiencia y al ahorro, pues son aspectos ya implícitos en nuestras rutinas, las que sí debemos perfeccionar y en ese camino andamos.


Por eso bien vale la pena en esta jornada traer al presente las mejores enseñanzas de nuestros históricos líderes obreros, Jesús Menéndez Larrondo, Alfredo López, Lázaro Peña, y otros tantos, que con su arrojo enaltecieron el espíritu de los trabajadores cubanos desde sus posiciones revolucionarias en cada uno de sus gremios. Ellos supieron en su época lograr la transformación en beneficio de todos.


Con ese mismo ímpetu nos toca ahora responder al llamado desde el surco, ahí donde el hombre comienza a producir vida.


Potenciar su atención mediante el apoyo de los gremios sindicales es una manera de festejar el día del proletariado y aportar a la economía del territorio y del país, que mantiene entre sus prioridades el fomento de las producciones locales y nacionales para reducir las importaciones y ganarle un paso de avance a los efectos de la crisis económica.


Entonces ondeará la de la estrella solitaria desde cada balcón con la misma autodeterminación y soberanía plena que defendimos y reafirmamos en el reciente cónclave partidista, para seguir unidos en la senda de la construcción de una sociedad equitativa y sostenible, con el esfuerzo de todos los trabajadores, el motor impulsor para salir adelante ante las adversidades.

 

Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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