El ejemplo de la seño Ilsa
- Por Lourdes Pichs Rodríguez y Alejandra Cabrera Sánchez
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A la seño Ilsa Zaldívar Rodríguez la distinguen la entrega, consagración y preparación profesional; sin embargo, si de ella hay que escoger una entre sus muchas cualidades, nadie dudaría en señalar su carisma para relacionarse con colegas y pacientes.
Para la jefa de enfermeras del Centro Oftalmológico Territorial de Holguín, los 40 años que lleva la cofia blanca prendida en su cabello negro y corto constituyen honor y orgullo. Ese es el tiempo que abraza una profesión a la cual, si se llega por vocación y alto sentido humanista, es difícil dejarla, pues es para toda la vida.
Estas cuatro décadas de ejercicio están llenas de experiencias inolvidables, perseverancia y dedicación inquebrantable a la enfermería, que han sido reconocidas con múltiples homenajes, como los premios Lucía y por la Obra de la vida, otorgados por el hospital clínico quirúrgico Lucía Íñiguez Landín.
Una página no alcanza para plasmar todo lo hecho por esta enfermera con fructífera experiencia de trabajo en los niveles de atención primaria y secundaria, de dirección en municipio y provincia, en misión fuera de fronteras cubanas, en fin una vida profesional intensa y llena de resultados.
“De pequeña comencé a experimentar amor por los niños y en los juegos siempre hacia de maestra o enfermera y ese sentir fue despertando, cada vez más, el interés por estas profesiones, por eso al terminar el noveno grado decidí estudiar la carrera de enfermería pediátrica, título alcanzado en 1984”.
Con apenas 17 años, la joven del barrio de San Francisco, municipio de Urbano Noris, emprendió su vida laboral en el hospital pediátrico provincial Octavio de la Concepción de la Pedraja, lo cual constituyó el puntillazo exacto para que su vocación e interés por asistir a los pacientes pequeños se consolidara, pues “los niños tienen un don especial para expresar sus sentimientos, tanto las alegrías como las tristezas que, indudablemente, forman valores humanos indestructibles para quienes trabajan con ellos y para ellos”.
Reconoce que también fueron momentos tristes y de mucho comprometimiento, pues “hay servicios muy sensibles, como la Unidad de Oncohematología pediátrica, la Terapia Intermedia y Neonatología, donde se crea una especie de “rapport” enfermera-paciente-padres, vínculo familiar imposible de olvidar”.
“Allí estuve hasta el 1990, cuando decido trasladarme para la atención primaria de salud. Laboré en diferentes funciones, como enfermera del Programa de Medicina Familiar, en círculos infantiles, supervisora de un grupo básico de trabajo (GBT) y finalmente jefa de mi área en el policlínico Pedro Díaz Cuello.
“En la atención primaria el trabajo se basa, fundamentalmente, en la prevención de salud en la comunidad y la labor en los círculos infantiles establece un vínculo Mined-Minsap, que le permite al personal de enfermería de esas instituciones relacionarse con las actividades distintas de los niños desde los procesos de adaptación hasta sus juegos, aprendizaje, todo lo que tiene que ver con su salud, consultas médicas, valoraciones de su desarrollo psicomotor y físico, es un encargo muy bonito, humano y socialmente muy satisfactorio, aún recuerdo pequeños que me veían en la calle y me identificaban como ¨mi seño del círculo¨.”
De esta nueva experiencia, la seño Ilsa pasó a ocupar la responsabilidad de supervisora de un Grupo Básico de Trabajo (GBT), lo cual le propicia estrechar más sus vínculos laborales con la asistencia médica, hasta que en 1996 recibió la jefatura de enfermería del policlínico Pedro Díaz Cuello, formando parte de la reserva de cuadro de la jefa de enfermeras del municipio de Holguín.
Periodo durante el cual culmina sus estudios de Licenciatura en enfermería. Sí, porque ella, a la vez que cumplía con su desempeño laboral no dejaba atrás la superación profesional y con ese reto vencido asumió el trabajo al frente de este policlínico, una de las áreas de salud más amplia y diversa del municipio, porque ofrece cobertura a la zona urbana y rural. “Recuerdo con mucho cariño al colectivo de enfermeras muy consagradas y dispuestas siempre a cumplir todas las tareas que se les encomendaban, eso nos llevó a ser el mejor policlínico de la capital provincial y el primero en obtener el Sello de Calidad y luego el de la Excelencia en la Enfermería, condición otorgada por la Socuenf nacional y su junta de gobierno, con la Licenciada Jovita Páez Armenteros al frente.
“Este reconocimiento demostró la integralidad del trabajo del personal de enfermería del ¨Pedro Díaz Coello¨, el cual dirigí hasta el año 2003, cuando pasé a ocupar el cargo de jefa de enfermería en la provincia de Holguín”.
Para ella esta nueva responsabilidad es valorada de “muy fructífera en lo profesional y lo personal, pues se sucedieron muchos cambios y transformaciones en el sistema de Salud del país y me tocó desarrollar e implementar todas esas renovaciones en Holguín.
“Se fueron sucediendo una tras otras en un periodo muy corto lo que requirió de mucha entrega, organización y responsabilidad por los que dirigíamos cada proceso, que no era yo sola, sino un grupo de asesores provinciales y municipales con sus respectivas jefas al frente y su personal”.
Ilsa, con una memoria prodigiosa enumeró 12 tareas principales, que apuntaron hacia el desempeño de esta importante fuerza sanitaria, desde la creación en cada municipio de la bases de ambulancias (Sium), con la selección y preparación del personal de enfermería que realizaría este trabajo, ampliación de los servicios de hemodiálisis en Banes y Mayarí, el diseño de un posbásico de nefrología, para capacitar al personal que trabajaría en esa áreas, así como el reforzamiento a los servicios de hemodiálisis existentes; la descentralización de la enseñanza de la enfermería a todos los municipios donde nuestros enfermeros realizarían la formación de la enseñanza de la especialidad, apoyo al programa Aurica, hasta las misiones internacionalistas, con énfasis en la que iniciaría en 2004 en la República Bolivariana de Venezuela y la creación del contingente Henry Reeve en el año 2005, con el grupo que salió a asistir a los afectados del terremoto en Pakistán.
"Fue muy duro e intenso, pues se debía garantizar la asistencia médica a los pacientes de toda la provincia, pero a la vez cumplir con los compromisos internacionales con la Operación Milagros en países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Haití, Honduras, Venezuela, Jamaica, Belice y Guatemala, por lo cual fue preciso ir al reordenamiento del personal de la atención primaria y secundaria".
Esta mujer de ropa impecablemente blanca y confía en la cabeza con una lista negra en este atributo, que dice del rango que ocupa en el Centro Oftalmológico, hace un alto para también recordar la impronta dejada en la Socuenf, organización en la que ocupó la dirección de primer vocal del Ejecutivo provincial, junto a “la eterna profesora y amiga Olivia Caballero Martínez y el desaparecido físicamente, pero siempre recordado, Licenciado Rodolfo Gámez Cruz (Fofy), con quienes conformamos una estrategia de trabajo que nos permitió identificar debilidades tanto en la asistencia, docencia, investigación y administración en cada uno de nuestros municipios e instituciones de Salud y escuelas de formación de enfermería, creando fortalezas, que nos llevaron a obtener el primer lugar nacional y Holguín reconocida por sus resultados de trabajo en enfermería.
“Del onceno lugar en que se encontraba nuestra provincia pasamos al primero, lo cual habla de un trabajo cohesionado en equipo y sobre todo fortaleciendo la atención al pueblo desde el sistema de salud.”
Al crearse el Centro Oftalmológico, Ilsa es llamada a estar al frente del personal de enfermería y allí lleva 17 años. “Comenzamos en el centro junto a la doctora Surina Velázquez, en ese momento la directora, y luego entró a ocupar esa responsabilidad Boris Luis Carballo, con los cuales hemos consolidado el trabajo de la institución, que goza de prestigio y alta consideración entre nuestros pacientes, ganados por la calidad humana y profesional del colectivo, que además de laborar incansablemente no ha perdido tiempo y ha mantenido la superación profesional constante de sus recursos humanos.
“En el año 2019 salí a la República Oriental del Uruguay a cumplir una misión internacionalista, específicamente, la Misión Milagro. El 14 de marzo de 2020 se declara la emergencia epidemiológica en ese país, por la pandemia de COVID-19 y nos incorporamos al enfrentamiento de esta enfermedad directamente en la atención a pacientes junto a colegas uruguayos, hasta que en junio del siguiente año con el fin de mi misión regreso a Cuba”.
De su profesión enfatiza que “además de tener vocación debe existir compromiso, humanismo y siempre tener presente tratar a los demás como seres humanos”, como lo expresara el Comandante en Jefe Fidel en el concepto Revolución.
“No me gustan las comparaciones, cada generación de enfermeras y enfermeros tienen su sello distintivo, pero todos una misma esencia: brindar servicios de calidad, no importan los tiempos, las circunstancias, el lugar, es primero pensar siempre en hacer las cosas y hacerlas bien.
“Son momentos de prescindir de las justificaciones y buscar soluciones, que en ocasiones están en una respuesta u orientación adecuada, tener siempre una sonrisa, que cuesta poco y produce mucho bien, en fin siempre seré una eterna enamorada de esta profesión que es el arte de cuidar, es por eso que mi mayor reto es seguir contribuyendo a la recuperación de la salud visual de nuestros pacientes con afecciones oftalmológicas en Holguín, en Cuba y donde sea necesaria mi modesta contribución.
“En estos 40 años de trabajo y superación, el apoyo de mi familia ha sido fundamental, la comprensión de mi esposo máster en Cultura Física Alejandro Martín Moro, profesor de la Facultad de Cultura Física Manuel Fajardo, el de mi hijo, que para orgullo mío eligió ser médico intensivista y muy apasionado a la profesión que ejerce; mis dos nietos Valeria Alejandra y David Alejandro, que son el complemento de nuestras vidas y mi nuera la doctora Yenni Correa, una hija más”.