Dania Ondina Feria: Maestra como Varela
- Por Álvaro Sánchez / Estudiante de Periodismo
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De su madre heredó el amor por el magisterio, también sus anécdotas despertaron en ella el interés por la historia: “Nos contaba que, cuando la guerrita de agosto, tiraron una bomba desde la bahía; mi madre perdió cinco hermanos esa noche, también a su padre, Pedro González Camejo, que estaba en el Cuartelón de Gibara”.
La Doctora en Ciencias Pedagógicas Dania Ondina Feria González es, actualmente, profesora de investigación científica en el Centro universitario municipal (CUM) de “Rafael Freyre” y desde sus inicios, en 1981, ha transitado por todas las enseñanzas. Sus resultados como tutora de estudiantes en formación la hicieron merecedora, en 2005, del premio a la excelencia por el Ministro de Educación.
Investigar ocupa la mayor parte de su tiempo, pero siempre logra hacer un espacio en su agenda para ver programas de televisión “que aporten”, como la Mesa Redonda o Cuadrando la Caja del Canal Caribe, donde “se habla claro sobre economía ” y eso también le apasiona.
Asegura deber, en gran medida, sus logros a Fidel Castro; por eso, cuando me reuní con ella en la sala de su casa, lo hicimos bajo el auspicio de un retrato del Comandante en Jefe. El espacio, colmado de libros y proyectos por terminar, me acogió durante una hora en la que hablamos sobre algunos temas de ámbito educacional.
¿Qué la motivó a elegir la pedagogía?
Me motivaron las enseñanzas de mi madre, fue maestra y en la familia varias personas se dedicaron también al magisterio. Su interés por superarse era grande, ansiaba ser maestra y en la República neocolonial no pudo hacerlo, sino hasta el triunfo la Revolución; por eso, siempre tuvo gran interés por lo revolucionario y de la patria. Nos insistía mucho en el padre, que había perdido la vida luchando por la revolución. Además, el trato con sus alumnos, ver cómo la querían y respetaban.
¿Cómo fueron sus inicios en el magisterio?
Cuando terminé la secundaria, fui para la escuela pedagógica Oscar Lucero Moya por un sistema de superación, ahí obtábamos por diferentes especialidades y escogí preescolar. En 1981, me gradué pero nunca ejercí en prescolar; me ubicaron, como maestra primaria, en el centro escolar José de La Luz y Caballero, donde trabajé hasta 1989. Después, se desarrolló en Cuba el Perfeccionamiento Nacional de Educación y cambiaron todos los programas, libros de texto y orientaciones metodológicas. Fui seleccionada por mi especialidad, junto a grupo de maestros y profesores, para prepararnos en La Habana, recibir todo lo nuevo y orientárselos a los maestros del municipio.
Entonces, de la primaria, pasé al Instituto de Perfeccionamiento Educacional de “Rafael Freyre” por cuatro años. Luego, hizo falta una directora del círculo infantil y me incorporé por un año y medio en el C/I Castillito de Miel, asumiendo esa función.
Esa no fue la única vez que ejerció como directora…
En 1994, me dieron la tarea de dirigir la Escuela Municipal del Partido, para la superación de los militantes, y allí trabajé por cinco años. En 1999, me incorporé en la escuela secundaria básica en el campo (Esbec) Ernesto Tizol Aguilera, como profesora. En ese tiempo, comienzo los estudios en el Instituto Superior Pedagógico, para hacerme doctora, un estímulo que me dan por mi trayectoria, y en 2012, obtuve el doctorado en Ciencias Pedagógicas.
¿Cómo llegó al CUM de Rafael Freyre?
En el 2013, comencé a trabajar como liberada, pero siempre trabajé en la universidad a tiempo parcial. Tengo más de treinta años de trabajo allí, simultáneamente con las funciones de profesora del Ministerio de Educación (Mined). Ahí, imparto clases y atiendo las actividades de ciencia y técnica , asumiendo la responsabilidad de orientar a los profesores para iniciar nuevos proyectos.
¿Qué resultados ha obtenido en sus investigaciones?
Desde los primeros años de trabajo, siempre me interesó la investigación. En la enseñanza primaria, estudié principalmente los problemas del aprendizaje, para ayudar a los estudiantes a no aprender de memoria y que pudieran desarrollar el pensamiento lógico. Ahí comenzaron mis investigaciones para desarrollar hábitos y formar conocimientos de ortografía desde la interdisciplinariedad. Una de ellas me llevó, en 2005, al evento internacional Pedagogía en 2005, donde presenté una tabla hechológica que combinaba el desarrollo de habilidades y se obtenían muy buenos resultados.
No podemos obviar su vínculo con la historia de la localidad…
Durante toda la vida, he participado en investigaciones de la historia de la localidad, en conjunto con una de las personas que más ha estudiado la del municipio, el historiador gibareño Enrique Doimeadios. Ya hemos trabajado todo lo relacionado con los orígenes de "Rafael Freyre" en las épocas de la colonia a la neocolonia. Lo que está menos estudiado es la Revolución en el poder, pero se ha avanzado bastante.
Estas investigaciones me han permitido vincular el conocimiento de la historia a las clases y todas las actividades, desde la proyección de quiénes somos, de dónde venimos y cómo se ha consolidando la formación del municipio.
En la actualidad, muchos docentes se encuentran desmotivados, ¿qué cree al respecto?
Sí, es una realidad. Hay varios factores; en primer lugar, los intereses y la forma de pensar de algunos educadores no están en correspondencia con las demandas del Mined. Sobre todo, maestros de avanzada edad, que aplican un nivel de exigencia para que el estudiante apruebe y no se adaptan a los nuevos tiempos, donde se exige que todo alumno evolucione, alcance un nivel e, independientemente de su diagnóstico, logre pasar de grado. Las condiciones materiales son otro factor; se dice que en las escuelas están creadas todas las condiciones, pero, en muchos casos, los docentes no tienen los medios informáticos que necesitan. El salario tampoco es una fuente de motivación; en algún momento lo fue, pero con este proceso de inflación, uno de los oficios que no está recibiendo la retribución por el esfuerzo que hace, es el de maestro. Veo también que muchos maestros y profesores han abandonado el magisterio para dedicarse a otros oficios menos deprimidos, principalmente los nuevos emprendimientos, como vendedores y cuentapropistas.
Tres aspectos positivos de la Educación Superior en Cuba…
Primero, toda la organización del nuevo plan de estudios; el plan E, que supera a los anteriores, está actualizado y los programas tienen los contenidos pertinentes para contribuir al desarrollo integral del estudiante. En segundo lugar, la estructura organizativa de la universidad y toda la atención del Ministerio de la Educación Superior (MES) a los diferentes niveles. Además, la preparación de los profesores; por lo general, tienen un nivel de preparación que les permite asumir las tareas con eficiencia. Sobre todo, profesores dispuestos a ayudar al estudiante, eso es una máxima en la universidad. Todo el que quiere evolucionar, evoluciona, porque va a recibir la ayuda y las herramientas para que salga adelante y alcance un título.
Tres que deben seguirse potenciando…
La calidad de los estudiantes que ingresan, tanto por vía presencial como no presencial. Actualmente, se están dando muchas facilidades y luego carecen de conocimientos mínimos, que deben estar plenamente desarrollados para poder enfrentar una carrera. Por eso, deben fomentarse los Colegios Pedagógicos; para que el estudiante entre uno o dos años antes a la universidad y se entrene teniendo en cuenta esos problemas. En segundo lugar, el equipamiento con las nuevas tecnologías; por ejemplo, los CUM se han ido quedando sin computadoras, en el de “Rafael Freyre” tenemos pocas y son obsoletas. También hay problemas de conexión y, sin acceso a Internet, no puedes saber cómo avanza el mundo en el tema que estás investigando. Igualmente, deben actualizarse las bibliografías en formato impreso, sobre todo las relacionadas con las asignaturas de las ciencias técnicas.
¿Qué aconseja a los jóvenes que optan por carreras pedagógicas?
En primer lugar, elegirla y mantener el interés por ella a través del conocimiento que le aporta. Conocer todas las posibilidades que se ofrecen al graduado de una carrera pedagógica; de hacerse máster, doctor y aplicar sus conocimientos en otros perfiles, porque hoy son de perfil amplio y un licenciado en Geografía puede trabajar en un Centro Experimental de Medio Ambiente. Estudiar mucho la pedagogía y la psicología para comprender a los estudiantes y darles la atención requerida. Leer, algo que no puede faltarle al maestro, para ser culto y saber hablar de cualquier ámbito de la vida y no solo sobre tu materia. Y por último, profundizar en el estudio de la Historia de Cuba para mantenerse firmes en su propósito de maestros, pero de maestros como Félix Varela; capaces de estar siempre en función de la patria y la independencia, para no llegar nunca a traicionar la revolución.
¿Fatalismo geográfico?
De cierta forma, sí lo hay; en la universidad, recibimos una preparación que nos permite estar dispuestos a seguir investigando, por supuesto, cada uno a su nivel, y no es lo mismo trabajar en el municipio que en la sede central. Cada día, las condiciones materiales son más difíciles y desde que enfrentamos la pandemia y con la situación actual del transporte, quedamos un poco aislados. Por otra parte, sí estamos más cerca de los problemas que tiene nuestra localidad y un reto no cumplido es lograr que el gobierno se vincule más con la universidad y formen esa alianza que permita al municipio alcanzar cierto desarrollo, como ya se está viendo en otros lugares.
El resultado de su trabajo se ve reflejado en todas las personas que consultan sus saberes y experiencias, ¿se sientes realizada como profesional?
Es lo que más complace, más regocija, y piensas: ‘Bueno, no estudié en vano’. Siempre es una satisfacción poder ayudar a todo el que necesite de mí y trato de hacerlo de la forma más eficaz posible para que salgan adelante. Porque el estudiante y el maestro marchan juntos, y ese buen resultado que obtiene él, es un resultado tuyo también. Y sí, aunque aún falten muchas cosas por hacer, hoy puedo decirte que me siento realizada; sobre todo, por las cosas que no pudo hacer mi madre, y gracias a la Revolución, las he podido hacer.