Responabilidad sin dejar de ser cubano
- Por Hilda Pupo Salazar
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El cubano es alegre, sociable, habla alto, defiende a su familia, buen amigo, desprendido y, una mayoría, nombra viejo o vieja a tus padres en señal de cariño.
Otros rasgos es ofrecer hasta su cama y duerme en el sofá o en el piso, si llegas a su casa, te hace café y, pide azúcar a la vecina, si no tiene, si enfermas, te hace una sopa y te obliga a tomártela, en un hospital, no va de visita solamente, se queda y duerme la noche entera en una silla.
También, si tienes problema, es suficiente para asumirlo como de él, sin medir las consecuencias; te escucha atentamente y se interesa por tus preocupaciones e inquietudes, olvidándose de las suyas. El cubano es único.
Pero, no convirtamos tan lindas características en aspectos negativos. No protegemos a la familia siendo irresponsables, con actos irracionales e impropios para estos tiempos.
Cuba, al igual que otros países, sufre esta terrible pandemia, de COVID-19. Nuestro Gobierno insiste en las medidas de prevención ante el peligroso virus, entre ellas: las higiénicas, mantener la distancia y protegerse con el empleo de nasobuco.
Como la más eficaz vacuna, como defiende el doctor Francisco Durán García, en sus cotidianas conferencias de prensa, son las referidas medidas preventiva, para contener la mortal enfermedad y, a sabienda de que este padecimiento mata, exige distanciamiento social, muy difícil entender por un grupo de desobedientes, incumplidores con lo establecido.
Tendremos que añadir, a partir de ahora, a ese grupo, con el rasgo de la necedad entre los elementos distintivos, porque no se conciben realizar actos tan riesgosos, lo cual ponen en peligro a toda la familia y atentan contra el sacrificio y la entrega de una Nación.
Si el comportamiento es la manera de diferenciar a un ciudadano en la vida o la forma de proceder de grupos ante los diferentes estímulos recibidos y en relación con el entorno en el cual conviven, esa conducta indolente, en sentido general, es funesta.
Por indisciplinas, las estadistas positivas alcanzadas en el Archipiélago se transforman en negativas y tantos esfuerzos se malogran. Mil millones de pesos, hasta ahora, el Estado cubano dedica para combatir esta pandemia.
Entonces, no se puede admitirse, por ninguna circunstancias, tales negligencias. Reaccionemos enérgicamente, contra esos desagradecidos, para evitar los rebrotes, que muestran, su nocividad, en otros países.