¿Y si se queda para siempre?

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covirus
 
En el siglo XVI es descrita por vez primera una enfermedad que provoca fiebre y lesiones en la piel, las cuales se transforman, poco a poco, en vesículas y costras.
 
Le llamaban Cristalli o Verol volante, hasta que en 1632, Daniel Sennertle otorga el nombre de“varicela”. Así, quedó marcado en la historia un punto de referencia para aquellos que se preguntan desde cuándo lidiamos con el virus varicela-zóster.

Años ‘80. Médicos estadounidenses empiezan a notar hechos inusuales. En Nueva York y Los Ángeles, detectan pacientes jóvenes, previamente sanos, con enfermedades muy poco comunes. El sarcoma de Kaposi, por ejemplo, un tipo raro de cáncer de piel. O esa infección pulmonar que transmiten los pájaros.

Los investigadores, tanto en Estados Unidos como en Europa, abren la temporada de caza del agente infeccioso.
En 1983, Luc Montagnier y su equipo del Instituto Pasteur, en París, logran aislarlo por primera vez. Desde entonces, el mundo sabe que convive con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), causante del síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
 
Finales del 2019. Los medios de prensa reportan la aparición de un nuevo virus en China. Con una rapidez que la mayoría no esperaba, ni deseaba, la enfermedad se expandió por el mundo, a bordo de vuelos turísticos, besos, apretones de manos, simples conversaciones…

Cuando fue declarada pandemia (la primera del siglo XXI), ya todos conocían su nombre, COVID-19, y el de su agente causal, SARS-CoV-2…

Miles de abuelos que partieron antes de tiempo y millones de infectados después, una de las autoridades sanitarias más conocidas por estos días, sembró la duda.

En la conferencia de prensa correspondiente al 13 de mayo, Michael Ryan, Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), comentó:

 
“Este virus puede convertirse en otro virus endémico en nuestras comunidades, y puede que estos virus nunca desparezcan”.

Endémica es aquella enfermedad (o agente infeccioso) que afecta a la población de una zona geográfica determinada, de manera permanente o en ciclos.

Finalmente, el doctor Ryan había puesto la posibilidad sobre la mesa: el nuevo coronavirus, y las limitaciones que provocó en nuestra forma de vida, podrían quedarse para siempre.

Al respecto, el doctor Francisco Durán García, director de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, se pronunció el 5 de junio:

“Para que una enfermedad tenga una fase endémica, tiene que transcurrir un tiempo, tiene que haber un canal endémico (…) Como he dicho en otras ocasiones, Cuba trabaja para controlar la enfermedad, para eliminar la pandemia hasta donde se pueda, y para que no se quede una fase endémica”.

La isla decidió apuntar alto. La experiencia en situaciones epidemiológicas, la organización y fortalezas del sistema de salud le permiten plantearse una meta tan ambiciosa.

No obstante, la fase endémica del coronavirus causante de la COVID-19 es una posibilidad que no puede descartarse.
Así lo explican Pedro Más Bermejo, Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología; y Armando H. Seuc, DrC. Matemáticas de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, en declaraciones al sitio digital Cubadebate.

Entre otras razones, argumentan que el número de personas susceptibles es muy alto, aproximadamente el 70 por ciento de la población cubana. Sin embargo, calculan que solo el 0,4 llegará a enfermarse de COVID-19.

Entonces, ¿a qué aferrarnos?

La endemia del coronavirus SARS-CoV-2 es todavía una posibilidad. La facilidad con que se contagia y su presencia en prácticamente todo el mundo, perfilan esa posibilidad como probable.

Sin embargo, existen factores que pueden anularla,como la obtención de una vacuna, en la cual enfoca sus esfuerzos la comunidad científica de numerosos países.

Por el momento, lo más aconsejable es asumir que vivimos una etapa que se prolongará, y mantener, responsablemente, aquellos hábitos que garantizan nuestra salud.

El periódico The New York Times entrevistó a 511 epidemiólogos y especialistas en enfermedades infecciosas, para conocer cuándo retomarían algunas actividades cotidianas.

El 42 por ciento dijo que no volverá a dar abrazos y apretones de manos hasta que transcurra más de un año.
“Los verdaderos epidemiólogos no se saludan de mano”, declaró T. Christopher Bond (Bristol Myers Squibb), quien se incluye en el 6 por ciento que aseguró que nunca volvería a hacerlo.

Como hacemos desde hace siglos con la varicela, o desde hace unas décadas con el VIH-SIDA, debemos aprender a convivir con la COVID-19.La paciencia es fundamental. La capacidad de convertir las dificultades en oportunidades, también.
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Comentarios  

# omar estevez morales 24-06-2020 10:36
Claudia excelente artículo, realmente debemos aprender a vivir con ella, su endemismo depende en mucho de nosotros.
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# Claudia 30-06-2020 15:23
Omar, muchas gracias por leer y comentar! Coincido con usted, somos responsables del futuro de la enfermedad en nuestro país. Responsabilidad ante todo!
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