Solidaridad martiana desde Cuba
- Por Hilda Pupo Salazar
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Patria es humanidad, pensamiento del Maestro muy oportuno en los tiempos de coronavirus, cuando el mundo se divide en solidarios y egoístas.
Aunque mucho se insiste en la importancia de enfrentar juntos la Pandemia, otros no lo creen y están en la etapa de los inventos, ajeno a lo opinado por los científicos.
La idea de que Patria no es la extensión física y cultural de la tierra de nuestro nacimiento y que la preocupación del hombre por el Planeta no debe quedar encerrada, egoístamente, en las fronteras de un país.
Ponerse a pensar en nuestro suelo, límite adentro, sin considerar las consecuencias de hechos en otras latitudes, aparte de abrigar una idea egocentrista, reflejaría una inmensa ignorancia de creer que somos un electrón incólume a los desafueros en una Tierra herida de muerte.
¿Sería lógico concentrarse solamente en los destinos del país y obviar otras desgracias. ¿Hacer vida nacional ajena a la amenaza de guerra por parte de Estados Unidos y Colombia denunciada por Venezuela?
¿Olvidarse de las tragedias ajenas y darles la espalda a las miserias de los pueblos latinoamericanos?
Tantas interrogantes podían generarse a partir de los grandes problemas que nos azotan. Cuba solidaria se distingue por tender su mano amiga, a quienes lo pidieron.
En más de cuatro décadas las universidades de aquí han graduado una cifra superior a 40 mil estudiantes del Tercer Mundo y, en decenas de países de todos los continentes, miles de médicos, enfermeras, técnicos del deporte o maestros salvan vidas, apoyan la educación y luchan por una vida sana.
“Y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la Patria… Patria es eso. Quien lo olvida, vive flojo, y muere mal…”, dijo Martí.
También subrayó el Maestro: “Cada cual se ha de poner en la obra del mundo”.
El Ápostol consideró que no “ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad”.
La Tierra toda reclama nuestra atención en la defensa de las causas nobles, porque " ni la luz tiene el sol, ni hermosura la naturaleza, ni sabor la vida mientras corren riesgo constante de degradación los hombres que nacieron en la misma tierra en que nacimos”, como sentenció Martí.
La bajeza y descomposición de algunos hombres y, de la cual dependen sus actos, es una peligrosa realidad actual.
El Héroe Nacional definió dos grandes empujes en el mundo: “andan por la vida las dos fuerzas… Unos están empeñados en edificar y levantar: otros nacen para abatir y destruir.
Ese es el panorama en el contexto actual, mucho más que diferencias ideológicas por lo de capitalismo y socialismo es la porción salvaje, defensora de las conquistas a punta de fusiles y empeñada en usurpar la tierra y la parte constructora de un universo mejor, alimentada por el lenguaje de cooperación, solidaridad y esfuerzos mutuos.
La primacía de una sobre la otra definirá el futuro del planeta: la supervivencia o la destrucción.