Tener percepción del riesgo
- Por Hilda Pupo Salazar
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Si hay una frase repetida en estos tiempos del nuevo coronavirus es tener percepción del riesgo. En epidemiología un factor de riesgo es toda circunstancia o situación, que aumenta las probabilidades, en una persona, de contraer una enfermedad o cualquier otro problema relacionado con la salud.
Percibir es adelantarse al suceso, a lo que nos puede pasar. Determinar lo que debe ser una amenaza a nuestra seguridad, en este caso a la salud. Es tomar conciencia e interpretar el entorno, incluyendo los riesgos derivados del mismo.
Primer paso para percibir un riesgo como tal es reconocer la situación determinada como amenazante. La información que tengamos de la situación influye positivamente. En función de lo que sepamos del riesgo, pasaremos de la no percepción a la percepción. Sin embargo, todas las personas no percibimos el peligro de la misma forma y esta es la cuestión determinante.
Lo que falla, específicamente, en Cuba, donde el Estado está constantemente dictando medidas para proteger la vida de su pueblo, es carecer de la suficiente apreciación de las contingencias.
Repetimos la palabra conciencia, porque ella es vital, para actuar en consecuencia con la realidad y cumplir lo orientado por las autoridades. El uso del nasobuco nos protege, pero en la medida que sepamos utilizarlo es más eficiente el resguardo.
No se hace una verdadera valoración al traer la mascarilla sanitaria en el cuello y subirla cuando vemos a alguien que nos pueda corregir, tampoco, bajarla para escupir, fumar y soplarse la nariz. La contaminación existe si hay mala manipulación.
Resulta increíble la postura irresponsable de algunos al salir a las aceras, jugar dominó, hacer fiestas, sentarse en un quicio a tomar ron, empinados todos de la misma botella o dejar a los niños ir a la calle, o a los mercados, para que nos atiendan rápido, si el llamado es a quedarse en casa y evitar los conglomerados, como manera de frenar la propagación del virus.
El Gobierno de Cuba Socialista se ha entregado en cuerpo y alma a nuestra protección. Digamos como el griego Alejandro Magno: “De la conducta de cada uno, depende el destino de todos”.
Les dedico una frase: “Sé como el cactus, adáptate a las circunstancias, sé fuerte y no te olvides de florecer”.
También, es la habilidad de detectar, identificar y reaccionar ante una situación determinada y constituye uno de los principales factores a evaluar para reducir las consecuencias. Tiene, además, un importante componente subjetivo contra el cual hay que saber luchar.
Percibir es adelantarse al suceso, a lo que nos puede pasar. Determinar lo que debe ser una amenaza a nuestra seguridad, en este caso a la salud. Es tomar conciencia e interpretar el entorno, incluyendo los riesgos derivados del mismo.
Primer paso para percibir un riesgo como tal es reconocer la situación determinada como amenazante. La información que tengamos de la situación influye positivamente. En función de lo que sepamos del riesgo, pasaremos de la no percepción a la percepción. Sin embargo, todas las personas no percibimos el peligro de la misma forma y esta es la cuestión determinante.
Lo que falla, específicamente, en Cuba, donde el Estado está constantemente dictando medidas para proteger la vida de su pueblo, es carecer de la suficiente apreciación de las contingencias.
Repetimos la palabra conciencia, porque ella es vital, para actuar en consecuencia con la realidad y cumplir lo orientado por las autoridades. El uso del nasobuco nos protege, pero en la medida que sepamos utilizarlo es más eficiente el resguardo.
No se hace una verdadera valoración al traer la mascarilla sanitaria en el cuello y subirla cuando vemos a alguien que nos pueda corregir, tampoco, bajarla para escupir, fumar y soplarse la nariz. La contaminación existe si hay mala manipulación.
Resulta increíble la postura irresponsable de algunos al salir a las aceras, jugar dominó, hacer fiestas, sentarse en un quicio a tomar ron, empinados todos de la misma botella o dejar a los niños ir a la calle, o a los mercados, para que nos atiendan rápido, si el llamado es a quedarse en casa y evitar los conglomerados, como manera de frenar la propagación del virus.
El Gobierno de Cuba Socialista se ha entregado en cuerpo y alma a nuestra protección. Digamos como el griego Alejandro Magno: “De la conducta de cada uno, depende el destino de todos”.
Les dedico una frase: “Sé como el cactus, adáptate a las circunstancias, sé fuerte y no te olvides de florecer”.
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