Fin de año
- Por Hilda Pupo Salazar
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Termina el 2019 y, con él, el recuento. Se acumularon alegrías, por los nacimientos, matrimonios felices, haber concluido los estudios, vacaciones inolvidables, méritos, viajes, nuevas amistades y éxitos personales.
También, tristezas, por las enfermedades, accidentes, pérdidas de seres queridos, noticias desagradables, más los fracasos.
Fueron 365 días distintos para cada persona, pero, en sentido general, muy difícil para todos. En este año sobresalió la agresividad del Imperio contra Cuba y, entre ella, el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero. .
Nos vimos enfrentando a duras escaseces, de los más diversos recursos, como el combustible y los medicamentos engrosaron esa vasta lista.
Nos vimos enfrentando a duras escaseces, de los más diversos recursos, como el combustible y los medicamentos engrosaron esa vasta lista.
En esta última salida del año insistimos en algo necesario, para no desesperarnos con las complejidades de la cotidianidad: llamamos a la tranquilidad.
La tranquilidad es el estado de calma, serenidad o paz, que experimenta una determinada persona o individuo y, además, sinónimo de bienestar, apacibilidad, placidez, quietud, relajación, reposo, serenidad, silencio y plenitud.
Con esos antecedentes, la tranquilidad es definida como despreocupación o paz, y es una cualidad del ser humano que significa actuar con paciencia, prudencia, sin alterarse, tomándose el tiempo necesario para realizar todas sus cosas sin preocupación o precipitación alguna.
Cuando se está sosegado la persona se siente en equilibrio y hace las cosas bien. La vida está llena de estrés, luchas y contratiempos y cada uno los enfrentan de manera diferente.
Actuar con paciencia es indispensable, porque ello es una forma de tolerancia o de pensamiento flexible.
La existencia es compleja, nos faltan muchas cosas y sumirnos en preocupaciones influye negativamente en nuestro estado de ánimo. Ayudarlos a vivir es el propósito.
El actor británico Michael Caine dijo: “Sé como un pato. Calma en la superficie, pero batiendo como del demonio por debajo”. Mientras el escritor latino, de la antigua Roma, Publilio Siro: “Cualquier persona puede sostener el timón cuando el mar está en calma” y la dramaturga estadounidense Dorothy Parker defiende: “Los que se enferman de la calma es que no conocen la tormenta”.
Feliz año a todos(as).