Bajito de sal

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sal consumo
 
Los excesos tanto como los defectos no son recomendables. Y bien que esta frase se adecua a la alimentación, porque incluso lo saludable en abundancia puede ocasionar daños irreparables a la salud. Por ejemplo, la sal (sodio) o sal de mesa resulta indispensable para la vida; sin embargo, puede ser muy desfavorable si se consume en exceso.
 
Este producto creado a partir de agua del mar es uno de los minerales con un papel preponderante en el necesario balance entre potasio, calcio, cloruro y sodio, que debe tener el organismo humano, a partir de que sus propiedades naturales ayudan a darnos energía.
 
Pero el consumo de sal yodada por encima de lo previsto (cinco gramos al día, una cucharadita de las pequeñas) afecta los riñones, que son nuestros mayores reguladores del sodio en sangre. Cuando hay ingestión en desproporción de este elemento esos órganos esenciales del sistema urinario no pueden eliminar la demasía de sal, por lo cual se acumula en nuestra sangre atrayendo el agua y de esta manera se incrementa el volumen del líquido rojo circulante.
 
Todo esto conlleva a que el corazón requiera trabajar más fuerte para mover la sangre y ocurra una elevación de la presión y se produzca una hipertensión arterial (HTA), entre otros muchos problemas de salud.
 
Por ejemplo, investigaciones señalan que la HTA tiene relación directa con el 46 por ciento de las muertes por enfermedades cerebrovasculares, el 42 por ciento de los decesos coronarios y el 25,5 por ciento de los fallecimientos totales.
 
En Cuba las primeras causas de muerte están vinculadas con enfermedades del corazón, en las que la HTA desempeña un rol esencial como enfermedad, pero además figura entre los factores de riesgo de otras afecciones. Específicamente, en nuestra provincia, donde el 20 por ciento del total del más de un millón de habitantes es de la tercera edad, los problemas del corazón ocupan la segunda causa de muerte solo antecedida por el cáncer.
 
Son estas razones más que suficientes para detenernos a meditar sobre cómo reducir la ingesta de sal desde edades tempranas, lo cual debe comenzar por casa a la hora de preparar los alimentos o al momento de comprarlos, pues algunos abusan de este mineral en el procesamiento de determinados productos tanto en la industria como de manera artesanal, entre ellos embutidos, ahumados, carnes enlatadas, picadillos, palomitas de maíz, pastillitas de caldos, condimentos, chicharrones de cerdo o viento; panes y galletas, entre otros.
 
Precisamente, este último alimento de la harina fue lo que nos motivó a comentar sobre este mineral, después que la doctora María Eugenia Escobar Pérez, especialista del Centro provincial de Higiene y Epidemiología, alertara sobre el alto contenido de sal de las galletas que se expenden en la dulcería-panadería ubicada en el bulevar de la calle Libertad, en la ciudad de Holguín.
 
La destacada epidemióloga nos decía la cantidad de dinero que el estado cubano invierte cada año en lograr mejor calidad de vida del pueblo, mientras que existen organismos “atentando” contra el bienestar de la población, en vez de cooperar más con acciones de prevención, por eso preguntaba: ¿cómo funciona el control de la calidad de esas producciones?
 
Pero, lamentablemente, este no es un caso aislado entre productores de alimentos. No pocas veces a unos cuantos se les va la mano durante el proceso de elaboración de mortadela, malagueña, picadillo, croquetas, lacones y otros tantos productos cárnicos; así como los quesos y otros tipos de renglones de la canasta básica o en venta liberada, sin tener presente que un pequeño descuido en una fórmula puede ocasionar grandes daños a la salud de muchas personas.
 
No debemos olvidar, que el cuerpo humano sólo necesita pequeñas cantidades de sal (sodio) para que funcione adecuadamente. Por eso desde ya procure no colocar el salero en la mesa, además siempre que pueda prepare su propia comida, porque la mayoría de los platos cocinados fuera de casa tienen mayor presencia de ese producto; limítese de consumir salsas envasadas y productos instantáneos; utilice alimentos frescos y trate de darle sabor a los alimentos con condimentos naturales (ajo, cebolla, perejil).

La sal (sodio) es indispensable para la vida, pero también puede ser un detonante en la salud si se consume en exceso.
 
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