Empatía

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empatía

Desde la niñez la familia, conjuntamente con la escuela, debe consolidar la cualidad de la empatía para el mejor desarrollo social durante la vida.

Fomentar ese valor en las primeras edades permite al pequeño comprenderse mejor y, a la vez, entender a los demás.

Varios estudios patentizan que esa condición está presente desde una temprana edad, pero requiere desenvolverse por padres, cuidadores y educadores, al emplear muy bien cada momento para ello, con paciencia e inteligencia.

Pueden aprovecharse algunas figuras de referencias o frases célebres para, en el momento oportuno, insistir en cómo actuar o comportarse en determinadas situaciones, siempre con mucho respeto a la psicología de cada niño.

Todo eso ayudará después a cultivar la empatía entre amigos, familiares, compañeros de labor, vecinos, como la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, todo lo cual fomenta el desarrollo e inteligencia emocional.

La empatía tiene un rol central en la conducta del ser humano, en cada situación de la realidad social, porque todo lazo entre dos personas está sujeto a la influencia de la emoción, que permite mantener íntegros los cimientos sobre los que se erige, pese a todas las asperezas en problemas relacionales.

Por medio de la empatía somos, cada vez, más humanos en el más amplio sentido de la palabra y, como una magia, conectamos con la realidad de los otros, al poder comprender sus pensamientos, emociones y acompañarlos sin juzgarlos.

Para ello, nuestra sensibilidad siempre debe ser óptima, con el arte de la buena escucha, en total respeto, con total tolerancia, e incluso hasta entender la comunicación no verbal, así como confiar en la bondad de las personas.

Si hay una discusión y decides contribuir a resolver el problema, debes priorizar las emociones que condujeron a la desagradable situación, tratar de mantener la neutralidad, sin ninguna obsesión, ni opiniones al margen e irradiar calma.

De acuerdo con estudiosos están la empatía cognitiva, cuando se es capaz de "captar”, cognitivamente, la experiencia ajena; la emocional, que implica ponerse en el lugar de la otra persona; y la simpatía o preocupación empática es el acto de "sentirse igual que el otro".

La ecpatía la califican como la contribución científica más reciente a la cualidad de empatía y es cuando se logra aprender a reconocer cuáles de las emociones que sienten otras personas, en un determinado momento, no les pertenecen en realidad, sino que proceden de una fuente externa.

Como dice Cicerón, filósofo romano: “En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriera por ti más que tú mismo”. Mientras Pema Chodron, estadounidense practicante de budismo tibetano, expresa: “La verdadera compasión no consiste en desear ayudar a aquellos que son menos afortunados que nosotros, sino en darnos cuenta de nuestro parentesco con todos los seres”.

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 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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