Saber pedir perdón
- Por Hilda Pupo Salazar
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“No perdono ni a…” dijo el muchacho en voz alterada con otros acompañantes. Todos miraron y movieron las cabezas a favor o en contra. La misma persona, luego, sentencia: “eso es de gallina”, como si fuera el perdón una simple cuestión de orgullo u honor.
Debe cultivarse desde la familia, escuela y la sociedad los beneficios de reconocer el error y saber enmendarlo, lo cual disminuye la sensación de rencor e, incluso, permite sentir comprensión, empatía y compasión hacia quienes te lastiman. En ningún momento es una deshonra.
Asumir esa actitud consolida relaciones más saludables, despojas el rencor, amargura, sinsabores y logras una apacible tranquilidad, al aliviar el daño infringido hacia otros, y te sentirás mejor contigo en un estadio de desahogo emocional.
Es saludable revelar tu arrepentimiento ante otros como muestra de honestidad, profundidad en el dominio de tus acciones, de aprender a quererte, dejar de castigarte más a ti mismo y de culparte tanto que, a la postre, roba la tranquilidad de sus sueños.
Hay personas que ni se perdonan a sí mismas, pero jamás son beneficiadas por la felicidad, siempre con ese gran dolor y el sentimiento de impotencia, de rabia, de odio interno, ladrón de sus sonrisas y sentimientos pertinentes.
Pedir perdón o disculparse son actos que requieren nacer desde corazón y nunca para salir del paso, como un cumplido.
Claro, las disculpas son una de las herramientas que utilizamos para construir buenas amistades y relaciones, de algún hecho no grave, pero pronunciar "lo siento" es si realmente lo experimentas, al sentirte mal por algo que hiciste o dijiste que dañaron a un tercero.
Mientras, el perdón es para algo muy grave, decidir realizarlo es una decisión absolutamente personal, sin el arbitraje de otros, aunque la reconciliación es, siempre, un proceso entre dos.
Para asumir tal acción debe tenerse mucho respeto por uno mismo, por los derechos de los demás, incluso hasta por la ignorancia, la libertad y la dignidad del resto de las personas que realmente cometieron el error y tiene la posibilidad de enmendarlo, o al menos de mostrar arrepentimiento, que es muy importante en cualquier relación.
Ahora bien, demandar perdón por todo suele tener origen en la evitación de conflictos y en la necesidad de ser aceptados y gustados. También es una vía de dirigir hacia otros la responsabilidad de lo que pueda ocurrir, para alejarse de las culpas.
Según los estudiosos, el perdón está entre los 10 valores humanos más importantes, tal vez por eso Pedro Calderón de la Barca, poeta y filósofo español sentencia: “Vencer y perdonar, es vencer dos veces”. Mientras, Jacinto Benavente, productor de cine español, expresa: “A perdonar solo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen muchos”. Para Henry Ward Beecher, clérigo congregacionalista estadounidense: “Puedo perdonar, pero no olvidar”, es solo otro forma de decir, “No puedo perdonar”.
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