Maceo en el Che: tras las huellas de su legado
- Por Susana Guerrero Fuentes
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Para cuando Ernestito llegó al mundo, un 14 de junio de 1928, ya Antonio Maceo era leyenda. Aunque con 83 años de diferencia y una gran distancia geográfica de por medio, el día de su nacimiento resultó el lazo que los unió, más allá del calendario, quizás como pista de que sus destinos se cruzarían, en acciones y legado, gracias al amor por esta Isla.
Muchos años tardaría el chiquillo argentino en conocer la existencia y las memorables hazañas del Titán de Bronce cubano. Héroe de mil batallas y uno de los nombres más representativos de las guerras mambisas, su impronta lo impresionó de tal forma, que llegó a convertirse en un gran admirador.
Lejos estaba de imaginarse el Che que él mismo volvería sobre los históricos pasos que Maceo recorrió en la manigua, esta vez en un nuevo siglo, en una nueva guerra. De esta forma, la lucha rebelde fue testigo de la reedición del emblemático periódico mambí El Cubano Libre a manos del Che, quien, junto a Camilo, repetiría también una de las más grandes proezas militares de la Historia de Cuba: llevar la guerra de Oriente a Occidente.
Tras la victoria revolucionaria, el general Antonio Maceo se mantuvo presente en el pensamiento y acción de los líderes de la Revolución. En más de una ocasión, el Che habló con entusiasmo de su ejemplo como patriota y el valor de su guía como inspiración para todas las generaciones de cubanos.
El 7 de diciembre de 1962, en el aniversario 68 de la caída del Titán de Bronce, tras escasas semanas de concluir los sucesos de la Crisis de Octubre, el Che exaltó la huella trascendental de Maceo y su firmeza ante las adversidades.
“Hoy (...) que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo.
“Por eso sus palabras, sus frases tan queridas resuenan tan hondo en el corazón de los cubanos, y es de obligada recordación esa frase que está inscripta al costado del Monumento: “Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, sino perece en la lucha.” Ese fue el espíritu de Maceo y ese fue el espíritu de nuestro pueblo”.
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