La solución no es tirar el sofá por la ventana

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escuelaFoto: ACN
 
¡La situación epidemiológica está terrible! Exclama desde la cocina, mientras se informa con el parte del Doctor Durán a las 9 de la mañana. Su hijo sigue yendo a la escuela y rezonga cada vez que oye las crecientes cifras de contagiados.
 
¡Deberían cerrar las escuelas, porque ahí están todos expuestos y de contagiarse alguno,sería la hecatombe. ¡Imagínate, tantos muchachos juntos y viajando en transporte público para llegar al centro!

Abre su cuenta de Facebook y postea: “El Gobierno debe ser más estricto y ordenar el cierre de las escuelas. No sé qué esperan para suspender el curso escolar”. Llueven las opiniones a favor y otras en contra. La solución no es tirar el sofá por la ventana.

Ya en casa su hijo, siente que está a salvo de todo contagio. Sin embargo, le exige por su encomienda de cada tarde, ir a la bodega por el pan. El chico suelta la mochila y sale a jugar con los amigos de la cuadra.
 
Nasobuco ausente, porque, ¡al fin en casa están libres de esa insoportable mascarilla! Antes de incorporarse al “piquete” del barrio agarra una bolsa y se dispone a satisfacer el mandato de su madre. Le espera un tumulto de personas que aguarda su turno en igual misión. Una señora mayor se asombra y le pregunta por qué no se protege, el chico se encoge de hombros. Sobrevienen los comentarios y le ripostan.

La niña escucha la algarabía en el seno familiar por la llegada de su tío. Tanto tiempo sin verlo amerita un “motivito”. Llega el día en que por fin el hombre aterriza proveniente de otras latitudes, y es conducida hacia donde se hará la actividad. Abrazos, besos, derroche de cariño…días más tarde un PCR positivo pone a todos en alerta, el examen practicado a la pequeña también resultó un signo .

El nasobuco le cuelga como un collarín. Ríe a carcajadas, abraza a los compinches y así permanece mientras intercambia en la esquina del barrio. Una botella va de boca en boca. A fin de cuentas son los mismos socios de cada día y ellos no tienen nada.

A la entrada de la escuela permanece un miembro del consejo de dirección, un profesor, auxiliar o personal no docente junto a la mesita donde está el pomo con cloro o alguna sustancia jabonosa o hidroalcohólica.
 
Tienen la misión de desinfectar las manos y pesquisar a todo estudiante o colega que entre al centro. Nadie con síntomas respiratorios puede trascender el umbral. Los padres despiden y recogen a sus hijos desde fuera.

Se exige el uso del nasobuco y en el aula la maestra o el profesor vela porque se use correctamente.
 
Constantemente hablan del cuidado y la protección, de la necesidad del lavado frecuente de las manos y la desinfección de superficies y juguetes. Al menor desliz en estas y otras medidas higiénico- sanitarias orientadas por Salud Pública, vuela la queja para quienes tienen que exigir por su estricto cumplimiento.

Desde que se retomaron las clases en septiembre pasado y luego el paso al curso escolar 2020-2021no se ha tenido que lamentar la aparición de casos positivos a la COVID-19 ni la transmisión de esta enfermedad en colectivos estudiantiles y laborales de las mil 317 instituciones educativas de la provincia, de ellas mil 289 escuelas.

Aunque no están exentas de que ocurra y en muchas no existen las condiciones ideales, como algunos alegan, se ha demostrado que en la escuela se ha preservado más la salud de menores, adolescentes y jóvenes tras la aplicación de un grupo de medidas de carácter preventivo, que en otros contextos donde se desenvuelven.

Si se analizan los casos reportados de niños enfermos ninguno tuvo su origen o la causa en el centro educativo, sino en el medio familiar. Es allí donde también hay que seguir exigiendo el cumplimiento de lo orientado y protocolizado. No en vano la escuela vela constantemente y diagnostica a la familia, que está en la obligación de informar con tiempo si recibirá algún viajero en su casa o si tiene contacto con contactos de personas llegadas del exterior que representan un riesgo, para proceder al aislamiento del estudiante mientras se procesen los exámenes de los implicados, además de poder orientarle las actividades docentes que cumplirádurante su permanencia en el hogar.

Siempre que se cumplan los protocolos establecidos la probabilidad de contagio es inferior, por eso el llamado no es a cerrar escuelas, ni a paralizar el curso escolar. La solución para reducir o evitar la propagación de la pandemia está en las manos y el comportamiento de cada uno de nosotros.
 
En la nueva normalidad, que es la fase por la que transita Holguín, depende más de cómo nos cuidemos con responsabilidad y disciplina, ya sea en la escuela, el trabajo o el hogar.
 
Yanela Ruiz González
Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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Comentarios  

# daritza 22-01-2021 13:15
b. tardes fuera satifactorio que se informaara diariamente en algun espacio del periodico los casos nuevos de COVID que surgen en nuestra provincia con detalles, es decir area de salud reparto al que corresponden y demas, en Telecristal por el mediodia se informan muchos detalles pero estando en el trabajo es dificil de actualizarce. Saludos
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