Llevaba una vida normal. Un día comenzó a visitar cada tarde el bar cercano a su trabajo. Lo que empezó como una manera de "despejar" se convirtió en costumbre, vicio, adicción. De a poco comenzó a perder el interés por su profesión. El abandono y la desidia invadieron las tierras y los cultivos que tenía. Comenzaron los problemas familiares, las discusiones con su esposa y los enfrentamientos con su hijo ya adolescente. Tenía casi 40 años cuando la bebida se hizo parte de su vida.