De niño uno quiere ser muchas cosas. Bombero, policía, deportista, abogado, uno sueña ser Serrano en el Noticiero. De niño, uno se ilusiona con todo, no siente el riesgo, no asume el peligro como algo letal y definitivo, sino como un simple regaño, una palabra que dicen a menudo los más grandes. De niño, uno no ve más allá que par de imponentes uniformes, cascos de colores, sirenas insistentes, fuertes chorros de agua, un alboroto tremendo, una aventura en el fuego.