Eddy Velázquez: maestro que salva

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Si quiere conocer sobre la Educación de Jóvenes y Adultos y adentrarse en cuanto ha aportado este nivel educativo a la formación y vida de miles de personas en Holguín, simplemente busque a Eddy Velázquez Velázquez en la Dirección provincial de Educación y siéntese a escuchar las tantas historias que este queridísimo profesor atesora en sus 42 años de labor en la enseñanza, que este 24 de febrero arribó a seis décadas de creada.

 

Del Comandante en Jefe Fidel emanó la idea, cuya materialización le fue encomendada al gran pedagogo Raúl Ferrer, autor del poema Romance de la niña mala. Tres meses después de haberse declarado a Cuba territorio libre de analfabetismo ve la luz la educación que daría continuidad a esa gran Campaña de 1961.

 

“Oportunidad no solo para los alfabetizados, sino también para los que no tenían sexto grado. Fue así, bajo la luz de las farolas chinas también que se elevó la escolaridad al nivel primario, un propósito planteado en el programa del Moncada que se cumplió en el seno de la Revolución humana y generosa.

 

“Surgió la necesidad entonces de preparar las fuerzas para que se incorporaran a los procesos productivos y a los frentes que requería la Revolución, por lo que aparece la secundaria obrera campesina, SOC, a lo que le siguió la facultad, equivalente al preuniversitario. Nuestras escuelas se convirtieron en centros unificados porque se daban estos tres niveles”, explica Eddy en detallada conversación, animada por ese carisma que le acompaña y la expresividad de un docente a toda prueba.

 

Por momentos pareciera que se habla con un profesor de Historia o Español, por esa habilidad y exactitud para usar el lenguaje y los conocimientos cronológicos de lo que explica, ubicado todo en tiempo y espacio, aunque como él mismo dice eso también es parte de las Matemáticas, su asignatura, de la que no acepta nunca la pregunta de para qué sirve, por su aplicación y relación con todo en la vida.

 

En la década del ‘70 hubo una extrapolación de la enseñanza hacia la comunidad, expresada en los cursos comunitarios que llevaban mensajes educativos por la salud, la lectura, y de temas que surgían de acuerdo con el diagnóstico de lo que necesitaban los diferentes barrios. En ello se trabajó de conjunto con la FMC y los sindicatos.

 

Eddy 2Fotos: Elder Leyva.

 

“En Báguanos, por ejemplo, impartí un curso a las secciones sindicales de Comercio, que no tenían noveno grado. El bajo nivel cultural y de instrucción limitaba el trato y la eficiencia económica. Poco a poco fuimos incorporando estudiantes y no solo se atendían los tres niveles, sino que también se hacía educación popular. Fue la época en que surgieron las escuelas de idioma que también atiende nuestra educación”, comenta.

 

Con apenas 18 años, recién graduado de técnico Contador de la Escuela de Economía del municipio de Banes y con un currículo estudiantil bastante prolífico, Eddy comenzó a trabajar como profesor de Matemática en la Facultad Obrero Campesina(FOC) Octavio de la Concepción del municipio de Báguanos y matriculó en la licenciatura de esta especialidad.

 

A su prima Margarita, la bióloga, le debe el descubrimiento de este idilio que lo mantuvo viajando durante 22 años de su natal Bijarú, tierra de la que se enorgullece, y posteriormente desde Holguín hasta el batey baguanense para impartir su asignatura a jóvenes obreros y campesinos de diversas localidades, como Alcalá, Unión 6, Las Marías y su propio barrio.

 

“Eran alumnos nobles, muy buenos, humildes, asistían a todos los repasos, ellos me querían y yo más a ellos”, dice Eddy mientras “saborea” en su memoria aquella etapa que le fue marcando su trayecto por la Educación que han llamado “la salvadora”.

 

Y cuenta un rosario de anécdotas con nombres, números de teléfonos y cuantos detalles aún recuerda de algunos estudiantes, principalmente de aquellos que más le hicieron explotar sus dones de la pedagogía (siempre inspirado en ese paradigma que fue Raúl Ferrer) en los diferentes programas que ha asumido la enseñanza de adultos.

 

Recuerda sus años de director de la escuela ubicada en la prisión provincial, como parte de la tarea 500 ideada por Fidel, para llevar la instrucción a los reclusos en los centros penitenciarios, pues muchos no tenían el sexto ni noveno grados.

 

“Era evidente que la falta de nivel cultural incidía en el hecho de cometer delitos y este programa tan humano permitió saldar esos vacíos de conocimientos. Llegué a tener entre 10 y 20 grupos de EOC y SOC. En la facultad eran pocos.

 

Durante el periodo de mi servicio logré llevar alumnos a concursos. Teníamos una biblioteca con diversos títulos que, con apoyo del Minint, logramos adquirir. Ellos leían todo lo que les llevaba, desde la revista Zunzún, El Diablo ilustrado hasta el libro El Martí que yo conocí, de Blanche Zacharie De Baralt. Este último texto caló tan profundo en los reclusos, que uno de ellos escribió en todos sus espacios en blanco de cada página. Aquello me desagradó mucho hasta que entendí por qué lo hizo, en sus escritos había referido la utilidad de conocer a Martí y la seguridad que de haberlo hecho antes no habría llegado a la cárcel. Años después se convirtió en un buen dirigente en su municipio”.

 

En el Curso de Superación Integral para Jóvenes, otro de los programas atendidos desde la EDJA, Eddy tuvo a su cargo el grupo 4 de la escuela Carlos Manuel de Céspedes, del municipio de Holguín, era como el famoso noveno 3 de la serie Calendario que se transmite actualmente por la televisión cubana. Y como Amalia, asumió el gran reto de salvar a aquellos muchachos con esa paciencia, sensibilidad, apego y amor a lo que hace.

 

“Eran jóvenes desvinculados y subescolarizados, con una situación económico-social familiar conmovedora en muchos casos. Algunos ya eran padres o madres. Ese primer día que interactuamos me deprimí al ver tanta desorganización y desinterés. Recuerdo que falló el fluido eléctrico, y fue tanto el desorden que aquello parecía de todo menos un aula. Esa noche no dormí, me dieron deseos de irme a pie para Báguanos y recuperar mi plaza con mis humildes alumnos de allá”, habla con el corazón.

 

“Cuando amaneció me dije: aquí se decide si soy maestro o no, si lo soy los transformo y si no pido la baja y me voy a trabajar a Cubatabaco, donde ya me habían propuesto una plaza, en la que incluso ganaría divisa.

 

“El trabajo que hice con este grupo fue arduo, los visité a todos en su medio, pude diagnosticarlos y conocer de sus gustos y preferencias, de sus necesidades y amistades, incluso pude identificar a qué familiar respetaban y querían más, de lo que me aproveché para que se ubicaran”, prosigue.

 

“Hubo días de llevar mis pulóveres para ofrecerlo a quien iba en camiseta al aula, días de compartir un caldo en la casa de algunos de ellos (pleno periodo especial), solo con el pretexto para leerles y hablarles de Martí; días de innovar métodos y hasta actuar como ellos para crearles disciplina dentro del aula”, apunta.

 

Fueron tantas las vivencias, los viajes a la playa, las disímiles visitas al sitio histórico de Birán, que aquellos muchachos desordenados fueron otros al paso del tiempo. Así lo reconocieron ellos mismos. Lograron graduarse en la plaza Lucía Íñiguez, de donde salieron con un abrazo de su profesor, el título de bachiller y una carrera.

 

¿Cómo lo logró? Simplemente responde el profe Eddy: “La Educación es un arte y el profesor tiene que ser un artista. Ahora nos vemos en diciembre de cada año, pues mantenemos amistad. Muchos son médicos, estomatólogos, técnicos, algunos me llevan a sus hijos para que los repase. Creo que hice lo que me tocaba, salvarlos”.

 

Podrían llenarse muchas otras páginas con las experiencias del profe Eddy, no solo con la tiza en la mano, también como director de escuelas, en sus cargos en el municipio, la atención a la tarea Álvaro Reynoso para trabajadores del sector azucarero, su colaboración con otros niveles educativos y su labor como metodólogo de la Educación de Jóvenes y Adultos, desde hace casi 13 años, sumado a su creatividad y sus estudios de superación científica e investigativa.

 

Quienes le conocen saben de su destreza y pasión para enseñar las Matemáticas, a las que le dedica horas extras cuando alguien necesita de sus repasos, ahora con uso de la tecnología, como aboga el tercer perfeccionamiento educacional, del que forma parte como autor de libros y programas de la asignatura.

 

Vanguardia Nacional por muchos años y con una integración social reconocida, amante de su familia, principalmente de sus padres, a quienes les debe todo, Eddy Velázquez Velázquez es en sí mismo una leyenda y tema de conversación en muchos hogares hoguineros donde algún joven alcanzó sus sueños gracias a su apoyo y dedicación a la enseñanza que restaura y salva de las fisuras de la deserción escolar.

Yanela Ruiz González
Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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Comentarios  

# Martha Martínez Giró 02-03-2022 10:59
Gracias Eddy por tanta entrega, dedicación y amor a tu profesión nuestros educandos son nuestra razón de ser, la educación es sublime profesión de amor
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