José Francisco Obregón: “Dirigir es lo mío”

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Obregón 06Fotos: de la autora y cortesía del entrevistado

En la cuarta planta de la Escuela Elemental de Arte Raúl Gómez García se escucha afinar los instrumentos. Una batalla entre trompetas, flautas y clarinetes. El ensayo de la banda está por comenzar.

Todos toman asiento y ponen las partituras en los atriles. La hora ha llegado. El profesor José Francisco Obregón es el encargado de dirigir la mezcla de sonidos que se produce. A cada esquina de la escuela llega el sonar de la trompeta al tocar "Siboney". Todos están concentrados, disfrutan, reconocen en cada acorde su pasión.

La música no tiene límites en el aula de Obregón. Él vive las notas escritas de la partitura. Se funde con el ritmo. Profesor que tiene el poder de ocupar un lugar en el corazón de cada estudiante que ha integrado la banda de la escuela y quien desde hace cincuenta años deja una huella en la cultura de Holguín.

¿Cómo llega al mundo de la música José Francisco Obregón?

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Comencé a estudiar en una escuela de curas perteneciente a una congregación religiosa en Santiago de Cuba. Allí la asignatura de música era obligatoria. Luego, nos trasladamos a Holguín y empecé a dar solfeo con mi mamá, que había estudiado piano. Luego me uní a "Los Maristas", otra congregación donde participé en coros y grupos de teatro.

Al triunfar la Revolución, me incorporé al Sistema de Educación Nacional y matriculé en la escuela que hoy se conoce como “Rafael Freyre”. Mi primera obra de teatro infantil la escribí a los diez años.

El "combo" de la escuela fue mi primera agrupación, así se le llamaba a un pequeño formato compuesto por dos guitarras, un bajo y una batería. Era algo al estilo de The Beatles.

En ese momento también escribía música, la cual no me atrevo a enseñar hoy. Aun así, para los locos que me seguían, era un erudito.

¿Dónde comienza su formación profesional?

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Logré matricular en el Conservatorio José María Ochoa, lugar donde tuve más contacto con la música de la ciudad de La Habana. Al mismo tiempo continué estudiando con mi mamá y así logré una beca en la Escuela Nacional de Arte en la especialidad de Percusión. Allí permanecí por varios años hasta que la llegada de un matrimonio no previsto trajo como consecuencia que saliera a trabajar.

Llegué a la Banda del Estado Mayor y al unísono trabajé con grupos populares, incluso integré agrupaciones junto a grandes artistas como Franco Laganá o Felipe Dulzaides. Eran grupos pequeños pero de un arraigo cultural en Cuba muy grande por lo que aprendí muchísimo.

Recuerdo un día en el que me dice mi profesor: "Ve al Foxa y busca a Armandito Sequeira que necesita un batería". Para ese tiempo ya escribía y hacía mis arreglos. Fui a verlo y me dijo: "Me comentaron que haces arreglos, necesito un arreglo de este tema".

Comencé a escribir y lo grabamos. Al escucharlo, sus palabras fueron: "Te quedas conmigo". Sentí una satisfacción indescriptible. Fui miembro del grupo por 9 años.

¿Cuál cree que haya sido el momento más importante de su carrera?

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Si tuviera que escoger uno sería mi ingreso en la Banda del Estado Mayor. Ahí aprendí lo que era tocar con una orquesta y estar bajo el régimen de una dirección musical.

Se hacían actividades con agrupaciones soviéticas que nos visitaban y aprendí muchísimo al intercambiar con músicos tan experimentados. También hicimos el primer disco del cantante español Luis Gardel, experiencia que me permitió intercambiar con músicos de la categoría de Enrique Plá y Arturo Sandoval, hoy importantes percusionistas.

En ese lugar fue donde en realidad desarrollé mi carrera y maduré profesionalmente. Permanecí en la banda por diez años hasta que las agrupaciones en La Habana comenzaron a desaparecer y decidí regresar a Holguín.

Entonces es que me incorporo a la Banda Provincial de Conciertos y luego comencé a trabajar como profesor en la Escuela Elemental de Arte Raúl Gómez García, donde llevo más de treinta años dirigiendo la Banda de la institución.

¿Por qué permanecer tanto tiempo dirigiendo la Banda de la Escuela Elemental de Arte Raúl Gómez García?

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Es muy simple, porque uno se hace joven. Me gusta compartir con los estudiantes y sentirme parte de su día a día. Me hace sentir vivo. Dirigir es lo mío y lo he hecho con muchísimas generaciones.

Tocar en la Banda Provincial de Conciertos es una experiencia maravillosa, pero mi pasión está con los estudiantes, en el aula, donde monto las obras y experimento con ellos.

Ha sido bastante gratificante escuchar por tantos años a los alumnos decir que el momento más agradable de su estancia en la escuela es su paso por la Banda. Ese es mi gran triunfo.

Las risas no faltan al final del ensayo. El carisma y el sentido del humor que tanto caracterizan a Obregón son la causa de la felicidad plasmada en el rostro de cada futuro músico. Salen por la puerta con su instrumento en la mano. Están deseosos de volver.

Allí los esperará el profe, en la tercera aula de la cuarta planta, con nuevas partituras para estudiar y unas ganas inmensas de continuar creando música.

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