A buen resguardo
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| Manuel Ricardo González pasa sus días de jubilado en la Casa de Abuelos número uno Mario Sánchez Vives.
El envejecimiento poblacional es el principal reto de nuestro país en el ámbito demográfico, pues somos uno de los más envejecidos de Latinoamérica. Datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) señalan que dos millones 478 mil 87 cubanos son mayores de 60 años; es decir, casi el 23 por ciento de la población.
Según informó Odalys Martha Escobar Pérez, jefa de Sección Adulto Mayor, en la Dirección Provincial de Salud, el programa de atención a la tercera edad se divide en tres subprogramas, para lograr un acompañamiento integral, en los diferentes casos.
Estos son el comunitario, con la atención primaria como principal escenario para garantizar un envejecimiento saludable y evitar el deterioro patológico; el institucional, para elevar el nivel de vida de los ancianos institucionalizados, y el hospitalario, que comprende la atención en las salas de geriatría.
Envejecer sin los “tuyos”
En el hogar de ancianos Pedro Vázquez Hidalgo, el octagenario Hernán Góngora Lara contó que su hija mayor quedó ciega hace años. Vivían en el reparto Lenin, “pero el hijo, que hoy es médico, un día me dijo con estas palabras: ‘Vete de esta casa viejo e m*****’. No tenía que haberme ido, pero lo hice”.
Dijo que ella lo visita poco, pero tiene dos hijos más: “Uno anda por los 50 años y viene más a menudo; la otra está al cumplir 18. Me gusta llevarle regalos cuando voy a su casa; por eso, vendo raspaduras a los demás ancianos”.
Manuel Jorge Galván relató que hace cinco años perdió una pierna, mientras trabajaba en Guantánamo. Luego, “cuando me trajeron para Holguín, no quise regresar a la casa. En esas condiciones era un estorbo. Mi hijo no podía atenderme y vine para el hogar de ancianos.”
| Al Hogar de Ancianos Pedro Vázquez Hidalgo llegan abuelos con las más diversas historias de vida.
“Alquilar un carro hasta Buenaventura cuesta muy caro. Soy feliz con que vengan a verme. Me conformo con eso. Además, la atención es buena y la alimentación está normal, de acuerdo a la situación”.
Con él coinciden Eugenio Tiburcio Álvarez, con 23 años en el lugar, y Góngora Lara. El último, añadió que añora visitar otros lugares, así como a su familia, pero le autorizan pase, cuando lo necesita. Le preocupan, además, los cuidados estomatológicos, pues le cuesta ingerir alimentos sólidos, por su mala salud bucal.
Sobre el ingreso al centro, Yailin Pérez Peña, trabajadora social, esclareció que el proceso inicia en el policlínico, del área del salud del paciente. Puede reportarse él mismo, un familiar, vecino o el delegado de la circunscripción. Luego, el trabajador social del hospital dispone de 15 días, para confeccionar el expediente de caracterización.
Este incluye una carta de ingreso, expedida por salud provincial; la valoración de una comisión médica, que integran especialistas en psiquiatría, psicología, geriatría y un trabajador social; el documento de la capacidad de pago, que puede estar a su cargo, del familiar, o de la asistencia social; su consentimiento informado y la baja de la Oficoda.
“Es importante que traigan el carnet de identidad, para confeccionarle la historia social. También que, si tiene algún familiar, este lo acompañe para registrar su teléfono y dirección. Así, si el paciente hospitaliza o fallece, podremos localizarlo”, explicó.
Entre las causas de ingreso citó el abandono, producto al éxodo de sus familiares, la ausencia de domicilio, o que este presente pésimas condiciones. También, señaló como frecuente, su arribo desde el Centro Provincial de Atención Social a Personas con Conducta Deambulante, cuando son mayores de 60 años o presenten una situación excepcional.
| Mujeres al sur: Ancianidades. (Tomado de Cubadebate)
“En ocasiones, los familiares no se ocupan del anciano cuando ingresa a un hospital, y le exigen un asistente a la institución. Estos cuidadores, por lo general, han cometido delitos menores y son vinculados al hogar, para terminar su sanción”, comentó.
Con respecto al pase, los familiares pueden solicitarlo, por un período de hasta tres meses, durante el cual se le garantizan los medicamentos. “Si viven en el municipio de Holguín, deben venir a buscarlos, una vez a la semana. De no ser así, le autorizamos los que necesitará durante ese tiempo. Estas instituciones son prioridad del gobierno; cuando nos faltan fármacos, es porque no están disponibles en el sistema de salud”, añadió Pérez Peña.
La mayoría de ancianos aseguró, algunos con mirada triste o en un susurro, tener buenas relaciones con sus familiares, que visitan el hogar con frecuencia y se interesan por su salud; sin embargo, según informó la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social (DPTSS), cerca del 90 por ciento de ellos presenta abandono familiar.
Oasis para la ancianidad
| Carmen Jardines Almaguer y Edilberto Pérez Silva
Carmen Jardines Almaguer y Edilberto Pérez Silva ya tenían 53 años de casados cuando, hace nueve meses, se integraron a la familia de la Casa de Abuelos número uno Mario Sánchez Vives. Son oriundos de Banes y viven solos en el reparto Emilio Bárcenas, porque sus hijos se fueron del país.
“Soy jubilada de hogar de ancianos y siempre quise ir para uno seminterna, cuando estuviera viejita. Sabía que era bueno, pero nunca pensé que trabajaran tan bien. La cocinera parece de hotel. Siempre le queda buena la comida. No es por guataquería. Ojalá usted viera como nos tratan y dan todo a su hora.” dijo Carmen.
Contó sonriente que los visitan grupos artísticos y personalidades de la localidad, e incluso músicos de Alemania han ido hasta allá. También, los miércoles, les llevan un órgano y aseguran, con complicidad, saber “desenvolverse”, aunque tengan problemas de salud.
Por su parte, Edilberto afirmó que allí se sienten especiales. “Nos levantamos temprano para llegar a las 7 de la mañana. Antes, cogíamos una guagua hasta la Molienda y seguíamos a pie, pero ya tenemos una bicicleta. Si fuera por nosotros, vendríamos hasta los fines de semana”, añadió.
Con más de noventa años, Nersa Arencibia Campos es otra que baila al ritmo del órgano: “Estoy aquí hace siete años y me siento mejor que en mi casa. El personal es maravilloso. La enfermera nos atiende con amor y cariño. El administrador es un mago; aunque las cosas estén perdidas, siempre las consigue.”
“Algunos se van porque se sienten mal, pero vuelven al poco tiempo. El que llegue a esta casa de abuelos, no quiere irse. Cada día estoy más contenta y creo que, con esta fortaleza, paso del siglo”, declaró la veterana.
También se encuentra allí Manuel Ricardo González, quien fue profesor por 40 años y, al jubilarse, optó por la casa de abuelos. “Pasé unos meses en casa, pero no resultó. Me aburría solo y vine para acá. Quiero que mi esposa se inserte, pero todavía no lo desea”, dijo.
Igor López, su administrador, destacó la colaboración de la dirección provincial del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), en los ejercicios matutinos y juegos de participación; casas de cultura y museos de la ciudad, que intervienen mensualmente en el hogar, la Cátedra del Adulto Mayor y establecimientos como el bar La Pasión.
Atención para cada caso
Yennys Angulo Escobar, jefa de Departamento de Prevención, Asistencia y Trabajo Social, en la DPTSS, explicó que este órgano identifica a los casos vulnerables, a través de los Grupos de Prevención y Atención Social, desde los consejos populares y, en conjunto con salud pública, determina cuando cubrir el pago de los servicios, con la asistencia social.
Una de estas prestaciones es el Servicio de Alimentación a la Familia (SAF), que en la provincia cuenta con 117 comedores y 5 mil 902 comensales suscritos; de ellos, 2 mil 62 son jubilados, mil 931 discapacitados, 311 adultos mayores solos, 4 embarazadas, 45 combatientes y 1183 vulnerables sociales.
Sobre ellos refirió que, mensualmente, se concilia con sus administradores, para alertarlos acerca de cualquier maltrato a los beneficiarios, violación con el gramaje o la calidad de los productos, bajo el respaldo de la Resolución 142/2020 de Ministerio del Comercio Interior, que regula este servicio.
Al abordar la asistencia social, detalló que 14 mil 746 adultos mayores están protegidos por ella. “La asignación de cuantías atiende a la vulnerabilidad económica, del núcleo familiar. Cuando este no cumple con los requisitos, se protege a través de una compensatoria (diferencia de una cuantía, con el ingreso del núcleo), subsidios para materiales de construcción o la entrega de productos de primera necesidad”, aclaró.
Las inconformidades en cuanto a las ayudas son sabidas, pues estas no cubren los gastos de una mypime o del mercado informal. Ante ello, Angulo Escobar explicó que su monto es de 1543 pesos, destinados a la alimentación (canasta básica), la electricidad, el agua, alcantarillado, teléfono fijo y algunos medicamentos subsidiados. Además, que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social labora en reajustar dicha cifra.
Ya sea a través de las pintorescas casas de abuelos o de los hogares de ancianos, sumidos en las sombras de la enjuiciable despreocupación familiar, en las historias de estos mayores está patente el apoyo institucional de quienes reconocen la importancia de velar por el óptimo desarrollo de la tercera edad en Cuba.
A pesar de las diversas leyes aprobadas en nuestro país, en pos del envejecimiento digno de sus habitantes, garantizarlo también requiere del amparo y la responsabilidad afectiva de los parientes, hacia los que emplearon buena parte de sus vidas en la construcción y estabilidad del hogar.
Referencias:
Centro Provincial de Atención Social a Personas con Conducta Deambulante
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