Nómadas en la ciudad
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Nómadas…
|Rafael pernocta en las calles, ante la negativa de asilo, por parte de sus hijos.
Están ahí, entre el bullicio que impregnan las calles de la ciudad, aunque algunos transeúntes insistan en ignorar su presencia, por constituir un recordatorio de arraigados males sociales, diferencias entre individuos o el ejemplo de que las circunstancias no siempre son iguales de favorables para todos.
A veces, se les ve tirados en aceras, parques o céntricas calles con una mano extendida en busca de apoyo en forma de billete, otras, interceptan a los que pasan por su lado e insisten en hacer notar su existencia, por lo general, maloliente y desaliñada, para que atiendan su reclamo.
Algunos lo hacen al quedarse sin opciones aparentes para subsistir, otros lo han adoptado como una forma de buscarse la vida en tiempos de crisis o son impulsados por otros, desde las sombras, para su beneficio, pero lo cierto es que las llamadas “personas con conducta deambulante” forman parte de la realidad cotidiana de las principales arterias del municipio de Holguín y otras partes de la geografía de esta provincia, de las más pobladas del país.
El malvivir en las calles…
|Muchos de ellos hacen un repaso de sus vidas y, sin contener las lágrimas, comparten su historia.
Los ojos azules de Rafael Luis Fuentes Almaguer no tienen el brillo de antaño, muestran una mirada marchita, que trasmite un llamado de auxilio para quienes lo observan tirado en cualquier sitio, con la espalda medio apoyada en la pared y las piernas encogidas. En una mano una bolsa blanca de las chillonas con sus pocas pertenencias y en la otra un trozo de madero. Representa unos 80 años o más; sin embargo, solo ha vivido 60.
Dice a media voz, pero con correcta dicción, que hace un tiempo se aloja en las calles, a pesar de padecer cáncer de pulmón. “En mi trabajo me pagan por certificado médico, debido a mi enfermedad, mientras espero el ¨asilo¨. Me da pena decirlo; pero bueno, ustedes pidieron que hablara con franqueza: tengo cuatro hijos y ninguno me quiere en sus casas. Las cierran para no dejarme pasar”, murmulla y sus ojos son un mar de lágrimas.
Rafael conoce de los centros para personas con conducta deambulante, pero confiesa que no le gustan. “Estuve en uno y que va, compay, muchos allí son alcohólicos o tienen otros malos vicios. Mire, fui cantinero, pero nunca me ha gustado beber. Mejor estoy aquí, no me meto con nadie. El que me quiera dar algo lo acepto, pero no pido como otros muchos por ahí”, cuenta y señala con el dedo a lo lejos.
La historia de Raúl Llerenas Rivera no es muy distinta. Él, un hombre fuerte de 66 años de edad, desde su cómoda posición encontrada sobre uno de los maceteros del bulevar holguinero cuenta, sin ningún tipo de resquemor, nunca haber trabajado, al andar en la calle lo recogieron y dieron albergue en el centro para ciudadanos en su condición, que está en la comunidad Oscar Lucero Moya, donde se siente bien, porque “hay comida, merienda y cama seguras, pero me dan pase pa´ salir a la calle y vengo pa´cá”.
|Muchos de los que hoy deambulan no contemplaron la opción de mantener un vínculo laboral en su juventud.
María del Carmen y su hijo no son amigos de las fotografías. Caminantes asiduos por los alrededores del parque San José y otras zonas del centro citadino, cuentan con vivienda propia en buen estado, pero afirman no poder trabajar, pues, según alegan, las problemáticas de salud mental se lo impiden. “Vivimos de lo que nos dan”, confirma la matriarca recelosa, a la espera de las contribuciones del transeúnte.
Estos son apenas botones de muestra de las diversas historias que se conocen al acercarse a aquellos que muchos esquivan. La mayoría padece trastornos mentales y cargan memorias de abandono involuntario o provocado por malas decisiones personales en la juventud, acumuladas con el paso del tiempo, cuyo impacto trastocó su presente.
Responsabilidades conjuntas
“Las personas con conducta deambulante son aquellas que carecen de hogar, no tienen familiar obligado y han quedado desprotegidas por diferentes causas. Al no contar con un paradero fijo, caminan por lugares públicos para sentirse acompañados de alguna forma”, señaló Maité Hernández Peña, directora municipal de Trabajo y Seguridad Social.
El organismo que encabeza se encarga de caracterizar y diagnosticar los orígenes de los deambulantes, su estado actual y definir si tienen la voluntad de ingresar a un hogar de ancianos, en caso de que sean adultos mayores. Además, valoran alternativas para su inserción al trabajo y, en consecuencia, hacer que se sientan útiles, pues una parte todavía se encuentra en edad laboral.
“El municipio de Holguín tiene, en estos momentos, a 47 personas registradas con esa conducta, de 13 Consejos Populares. Se ha realizado una clasificación y, realmente, solo 24 pueden llamarse deambulantes. El resto tiene donde vivir, independientemente del estado constructivo de sus viviendas, y son ubicados dentro de ese grupo porque, al no tener apoyo cercano, deciden andar en busca de compañía y dinero para, al final del día, retornar a sus hogares”, añadió la directiva.
Por su parte, los trabajadores sociales tienen identificados a esos caminantes y, con los expedientes de cada caso, como guía, les brindan protección, debido a que la mayoría son asistenciados. Varias fuentes confirman lo que es evidente al andar: el número de deambulantes ha aumentado en los últimos tiempos, debido a múltiples factores, como la situación económica, el envejecimiento poblacional, la emigración de sus familiares y el consiguiente abandono, entre otros.
Dentro del grupo de organismos encargados de dar seguimiento a esta problemática, un papel determinante lo desempeña el sistema de Salud Pública en la provincia. Primeramente, acreditan factores de riesgos que pueden conducir a esa conducta, como son las enfermedades mentales y las adicciones, para, desde la atención primaria, garantizar una labor oportuna y prevenir ese final.
El incremento del consumo de sustancias psicoactivas, sobre todo por parte de jóvenes, puede llevar a adquirir conductas deambulantes en edades muy tempranas y poco usuales.
“En los últimos tiempos, la comisión de prevención social ha detectado niños de familias disfuncionales con escasos recursos, que han sido vistos pidiendo dinero en diferentes zonas. Por suerte, no es lo común, pues la atención a menores controla muy de cerca esas situaciones, pero hay que estar alertas”, dijo Niuris Ricardo Díaz, especialista en salud mental de la Dirección General de Salud.
Manifestó que hay días específicos de recogida, resultado de la coordinación del Gobierno con entidades involucradas, para garantizar que las condiciones estén creadas. El horario en el que se produce varía, pero no el hecho de que el policlínico Mario Gutiérrez sea el primer punto del recorrido. En esa institución médica se hace una evaluación de los pacientes, desde el punto de vista físico, para corroborar que no presenten ningún impedimento, que le impida acceder al centro, “allí solo van aquellos que estén compensados de sus patologías”, subrayó Ricardo Díaz.
“Tenemos personal de enfermería y un médico diario que pasa visita. Semanalmente, acude un especialista del Hospital Psiquiátrico para chequear y prevenir posibles descompensaciones. También se les presta el servicio de podología y se realizan inspecciones de Higiene y Epidemiología con el fin de evaluar las condiciones”, añadió la especialista.
Al finalizar cada año, hay un balance para otorgar plazas en los hogares de ancianos a personas internadas en el centro, que estén en edad geriátrica y tengan la voluntad de reubicarse. Actualmente, hay alrededor de 160 capacidades en esas instituciones de salud que no se pueden cubrir, debido a problemáticas estructurales.
A buen resguardo
|Los internos en el centro cargan con las más diversas historias, la mayoría, sin finales felices.
El Centro Provincial de Atención Social a Personas con Conducta Deambulante de Holguín tiene acogidos a 35 individuos con esa clasificación, de un total de 40 plazas disponibles. “Hicimos la coordinación para traer a una persona del municipio de Rafael Freyre, otra de Cueto y dos de Holguín, en los próximos días”, aclaró Celia Victoria Céspedes Moreno, trabajadora social.
De la más de una treintena de internos, todos son oriundos de este territorio, aunque dos arribaron de otras provincias, donde desarrollaron buena parte de sus vidas. Ante la imposibilidad de abrir las puertas a todos los que están en las calles para garantizarles una estadía, debido al limitado número de cupos, se encargan de los que acuden voluntariamente a la recogida para pasar unas horas en el lugar.
“Aquí reciben alimentos, se higienizan y, si se da el caso de que tenemos espacio y alguno quiere quedarse, es bienvenido, pero muchos no contemplan la posibilidad de permanecer por largo tiempo. Somos un centro gubernamental; no obstante, recibimos apoyo de múltiples organismos”, acotó Céspedes Moreno.
No ajenos a la fluctuación de personal que afecta a diferentes sectores, han presentado dificultades para completar la plantilla, aunque varios internos han optado por ser contratados para contribuir con el sitio que les dio resguardo y recibir una remuneración.
|El abogado “esfumó” el dinero de la venta de su casa y dijo adiós a su carrera en ambientes jurídicos.
Entre ellos, está la del licenciado en derecho Yabrián Rodríguez Vaca, de 54 años de edad, quien, desde 2020, a partir de la COVID-19, fue acogido por pernoctar en las calles de la ciudad. “Tenía una casa propia, pero la vendí en 2018. No sé qué fue del dinero”, dijo, para luego admitir que se siente bien en este lugar, donde se desempeña como asistente de enfermería.
Por su parte, en plena juventud está Liván Gettón Alberteris, de 38 años de edad, quien aseguró estar acogido en este sitio, hace unos cinco años, junto a su mamá, aunque ella fue trasladada hacia un Hogar de Ancianos. “Estoy aquí porque mi casa la afectó un huracán y no tenía donde vivir”, ante la pregunta de si tiene otros familiares, responde que sí, entre ellos primos, tíos y abuelos.
“Una noche vi una ambulancia y pregunté a los vestidos de blanco si andaban buscando deambulantes, dijeron que sí, entonces les contesté: pues miren, tienen a uno de cuerpo presente. Desde entonces, estoy aquí. En abril cumpliré cuatro años de estar acá”, balbuceó a sus 90 años de edad Germán Ramos Cáceres, quien fuera panadero.
|“Dicen que yo tengo una enfermedad mental, pero para mí eso es mentira”, plantea Liván.
Una nueva casa…
El nuevo Centro de Rehabilitación y de Reinserción Social, que en poco tiempo poblará sus extensas áreas con los deambulantes de la actual institución, está diseñado para acoger a 200 personas, aunque su capacidad inicial será de 124. Con su apertura se prevé satisfacer la totalidad de la demanda de la provincia y brindar una atención mucho más completa a los ciudadanos con esa condición.
Yoandrys Mojena Padrón, director del centro en vigor y del recientemente remozado, informó que, además del aumento de las capacidades, resulta positivo que los individuos tendrán la posibilidad de hacer terapia, entretenerse e, incluso, incorporarse al desarrollo de determinados oficios y así hacer su aporte social.
|Las máximas autoridades de la provincia han brindado especial atención a la adaptación del nuevo centro, que prevén sea un espacio e transformación social.
El proyecto concibió el emplazamiento de un organopónico y un estanque de alevines en el área, para favorecer al autoconsumo, de cuyo mantenimiento se encargarán todos aquellos que cumplan las condiciones para hacer frente a diferentes tareas.
Con fecha de conclusión prevista para finales del presente mes, el lugar también cuenta con área de descanso y esparcimiento; un sólido sistema de abastecimiento de agua y mobiliario de primera calidad; es por ello que se impone mantener un sistema de control sistemático para velar por la conservación de lo que tanto sudor y empeño colectivo costó materializar.
Al amparo de la ley
“En correspondencia con lo que establecen las normas y procedimientos de la especialidad de Atención a la Familia y Asuntos Juridireccionales, en nuestro país se garantiza la atención legal a las personas con conductas deambulantes, para el ejercicio de sus derechos”, afirmó Inés Beatriz Aguilera Hernández, fiscal provincial, al tiempo que reconoció el trabajo conjunto de varios organismos para hacer frente a esta problemática.
Dentro de las funciones del trabajador social está la de despachar con la Fiscalía la relación de los individuos que deambulan, principalmente los propietarios de viviendas o con familiares obligados, para llevar a cabo las investigaciones y tratamientos correspondientes. Cuando se corroboran los datos, de acuerdo con el procedimiento de lo establecido, se procede a iniciar las acciones
|La mayor parte de deambulantes se concentra en el centro de la ciudad.
Inés Beatriz explicó que, en los casos anteriores, se verifica si se incurrió en la violación de algunos de sus derechos y se concilian entrevistas con los parientes, para orientar a los deambulantes cómo deben proceder y advertirles ante determinada irregularidad detectada.
Con la implementación del Código de las Familias, se amplió el número de personas obligadas a dar alimentos, es decir, con el deber de brindar todo lo indispensable para satisfacer las necesidades vitales. Si se da el caso de que el afectado no esté en el óptimo estado de sus capacidades mentales, el fiscal lo representa y vela por sus derechos y garantías como ciudadano, según corresponda.
¿La obligación de los familiares no conoce de excepciones? Al respecto, se aclara en el artículo 41 del Código la exclusión de esa responsabilidad cuando el alimentista se haya puesto voluntaria y culpablemente en estado de necesidad o no haya cumplido en su momento con esta obligación por la persona a quien ahora se le reclama. “Esto se repite mucho en los casos que atendemos”, reconoció Aguilera Hernández.
|La mayoría se pregunta cómo llegaron a ese punto, cuando pasan por su lado.
Mientras tanto, siguen ahí, en su mayoría predispuestos ante cualquier forma de ayuda, que no sea en efectivo. Son el reflejo de la realidad de la Cuba de hoy, cuya voluntad política se enfoca en trabajar con la participación multisectorial y multidisciplinaria, ponderando el papel de la familia como eslabón básico.
Cuales nómadas de zonas urbanas, los deambulantes continúan su interminable camino, ya sea en busca del consuelo o el milagro que modifique su realidad. Muchos cometieron errores en otra época, que, irremediablemente, los alejaron del afecto de los suyos, mas, a pesar de todo, han de saber que no faltan las manos prestas a brindarles apoyo, dentro de la plural sociedad cubana.
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