El Doctor Mario Muñoz Monroy

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Foto: Juventud Rebelde

El doctor Mario Muñoz Monroy fue el único combatiente que no se puso un uniforme militar; vistiendo su bata de médico partió para la toma del hospital civil Saturnino Lora, en calidad de médico, para atender a los asaltantes heridos en las acciones.

Le acompañaban en su auto Julio Reyes Cairo, su inseparable amigo, Melba Hernández, Haydée Santamaría y Raúl Gómez García. No fue herido en la acción, fue detenido y minutos después, antes de llegar al cuartel Moncada asesinado.

Sobre su identificación existe una versión oficial, es decir, la anotada en el acta judicial suscrita por la Sala Segunda de Vacaciones de la Audiencia de Santiago de Cuba, y dos versiones más, una dada por la prensa y otra por testimonio de un forense actuante en las diligencias.

El acta de reconocimiento dice textualmente:

OCTAVO: Se presenta el cadáver de un desconocido, de la raza blanca, que viste bata de médico en cuyo lado izquierdo están grabadas las letras que dicen: Dr. Muñoz, pantalón blanco y el que en su hábito externo presenta contusiones con hundimiento de ambos molares y heridas por proyectil de arma de fuego, de grueso calibre, situadas en la región parietal izquierda, como orificio de entrada, y en la región parietal derecha como orificio de salida, heridas en la cara anterior del hemotórax derecho, cara anterior del antebrazo derecho y región deltoidea derecha, que la causa directa de la muerte ha sido hemorragia intercraneana y la indirecta herida del proyectil de arma de fuego.

En este estado comparece el doctor Enrique Castellanos, presidente del Colegio Médico de esta ciudad que identifica el anterior cadáver como del doctor Mario Muñoz Monroy, natural de Colón, de 41 años de edad, médico cirujano, casado, vecino de Colón, hijo de Marcelino y Catalina.

El investigador José Leyva Mestre , refiere que la noticia de la muerte del doctor Muñoz apareció en el diario Prensa Universal, del Lunes 27 de julio de 1953, donde se reseña un recorrido que hicieron por el cuartel Moncada los periodistas, el propio día 26, en compañía del jefe del regimiento coronel Alberto del Río Chaviano.

Leyva apunta que en la primera plana aparece: “El doctor Muñoz fue identificado por el presidente del Tribunal de Urgencia doctor Urrutia, quien manifestó que cuando él desempeñaba el cargo de juez municipal en Colón, provincia de Matanzas, el galeno tenía su consultorio junto al Juzgado”.

“El cadáver del doctor Muñoz se encuentra en el refrigerador del necrocomio hasta que llegue su padre…”, añade el rotativo.

El doctor Manuel Prieto Aragón, uno de los forenses que actuó en el acto de reconocimiento, refirió que del bolsillo de la bata de médico habían arrancado la tirilla con su nombre, pero en un bolsillo traía un carné que decía “Dr. Mario Muñoz. Colegio Médico de Colón”.

El miércoles 29, el mismo rotativo informa que “Por gestiones del Colegio Médico (de Santiago de Cuba) que preside el Dr. Enrique Castellanos Fonseca, como a las 11 y media de la mañana de ayer se efectuó el entierro del Dr. Mario Muñoz.”

El cortejo fúnebre lo constituían los galenos Enrique Castellanos Fonseca, presidente del Colegio, Miguel A. D Alessandro, Isabel Luisa Fonseca, Goire Ramos, Hermes León Ferrer, Olivares, Reyes Caos y Sabas Vega.

Estos colegas, con el sarcófago sobre la bóveda de la familia Vidal-Asbert Yebra, tuvieron que esperar un rato, hasta que llegaran Dévora Algarra, la esposa, y Marcelino Muñoz, el padre del doctor Muñoz.

En 1955 los restos del doctor Muñoz fueron trasladados de Santiago de Cuba a su natal Colón. A Marcelino Muñoz, el padre, en Santiago lo ayudó en las gestiones el doctor Manuel Urrutia Lleó, amigo de la familia.

Los militares prohibieron que se rindiera todo tipo de homenaje, y para asegurarse de ello hizo que una pareja acompañara en el tren al señor Muñoz con los restos.

Al llegar a Colón tuvieron que llevarlos directamente hasta el cementerio local y depositarlos en el panteón familiar donde estuvieron hasta 1967, que a solicitud del Gobierno Revolucionario fueron regresados al cementerio Santa Ifigenia y en solemne ceremonia depositados en el Panteón de los Mártires del 26 de Julio.

MARIO MUÑOZ MONROY

Había nacido y vivía en Colón, Matanzas. En el curso académico de 1934-1935 matricula la carrera de Medicina en la Universidad de La Habana y de inmediato se incorpora a las luchas estudiantiles e ingresa en el Directorio Estudiantil Universitario. Es uno de los líderes de la huelga de marzo de 1935.

Tras graduarse en febrero de 1942, comienza a ejercer la profesión en su ciudad natal, Colón. En el gobierno de Ramón Grau San Martín 75 es nombrado médico de la Casa de Socorro, donde se gana el cariño y respeto de toda la población.

Renuncia a este puesto cuando los politiqueros auténticos le proponen entrar en componenda para captar votos. Luego, en el gobierno de Carlos Prío Socarrás ocupa la plaza de radiólogo en el Hospital de Colón, de nuevo renuncia y se dedica a sus pacientes, atendiendo a todos, ricos y pobres, sin importarle quién pudiera pagarle, en el consultorio que había establecido en su casa de la calle Diago, número 74.

Nunca había dejado de luchar por lo más justo y honrado y se afilia al Partido Ortodoxo.

Del doctor Mario Muñoz le habló Juan Manuel Martínez Tinguao a Fidel, pues para romper el silencio que imponía la censura de prensa establecida después del 10 de marzo y hacer propaganda revolucionaria se necesitaba, además de los periódicos clandestinos, un transmisor de onda corta, y el galeno era un radioaficionado idóneo para confeccionarla.

Dicho y hecho. En los primeros días de mayo de 1952 Fidel, acompañado de Abel y Montané se encaminó hacía Colón y allí lo conoció personalmente. En esa ocasión le encomendó la preparación de dos plantas radioemisoras, las que fueron hechas de inmediato y trasladadas a La Habana. Luego cumpliría otras tareas.

El día 25 de julio, en horas del mediodía, partió de Colón en compañía de su amigo y compañero de ideales, Julio Reyes Cairo, y en el trayecto se alternaron frente al timón. En las acciones tendría doble funciones: como médico curar los heridos de ambos lados y después de tomado el cuartel ponerse a disposición de los comunicadores revolucionarios.
 
Author: María Julia Guerra Ávila
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Diplomada en Historia de la nación cubana. Me he dedicado a la investigación y la historia local. Periodista especializada en investigación histórica. Licenciada en Periodismo

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