Una miradita al aire
- Por Rosana Rivero Ricardo
- Hits: 7689
Estoy convencida de que hasta la Física se equivoca, o al menos sus leyes tienen notables excepciones. El verano es el mejor pretexto para probarlo. Según la ciencia de Newton el calor expande los objetos. Por eso, las vías férreas no son líneas infinitas, sino que están divididas por tramos, separados entre sí, para que no se rompan al expandirse.
Sin embargo, el que hace la ley, pone la trampa: la carne, al cocinarse, no crece, se contrae. Hay otra notable excepción: basta salir a la calle para apreciar que con el calor de junio, julio y agosto la ropa en vez de expandirse, se retrae. Los pantalones suelen convertirse en shorts; las blusas suben arriba del ombligo y las camisas devienen camisetas.
Ante tanta “física” afuera, de esa que no necesita ni leyes ni fórmulas, no queda más que apreciar la belleza externa de los que andan mostrando más carne que Tradisa, o sea, vacilar.
En “idioma cubano”, dícese de la acción de hacer una radiografía a cuerpo completo de una persona, ya sea de modo discreto o abiertamente y que puede ir acompañado o no de un halago, silbidos, timbres de bicicleta o claxon de vehículos.
Se ha vuelto tan popular en nuestros días que es fuente de inspiración para canciones e incluso vueltas de casino.
Los hombres no vacilan en vacilar. Según ellos, son los grandes expertos en aplicar esta técnica, aunque algunos se pasan de la contemplación, rozan con la vulgaridad y sus miradas y palabras pueden ser ofensivas.
Pero hablando de estrategias, ellos se ponen en “Modo Swing” y giran la cabeza para todos los lados. Si está la novia o esposa junto a ellos el “vacile” suele ser más solapado y usan diversas estrategias como el empleo de gafas oscuras para ocultar la dirección de su vista.
¡ATENCIÓN! A partir de este momento este texto no es apto para novios ni maridos.
Las mujeres a veces vacilamos en vacilar. Y hasta nos ponemos bravas, preocupadas y estresadas cuando sorprendemos a nuestro hombre in fraganti. Sin embargo, los ojos están para algo y el mejor consejo es seguirles a ellos los pasos. Ya verás los resultados.
No obstante, la herencia de una sociedad machista nos inhibe aún de andar por ahí repartiendo piropos como ellos. Por eso, las más atrevidas, se han pertrechado de tácticas y estrategias para “formar su vacilón” solapadamente.
Nosotras nos sentimos como en un museo de bellas artes: las piezas se miran y se admiran, pero solo se tocan con los ojos. La discreción es nuestro sello y a veces ellos mismos no se percatan de que están siendo observados.
Nosotras no movemos la cabeza al vacilar, solo las pupilas. Si estamos en un grupo de amigas es que exponemos nuestro criterio.
Las más atrevidas a veces les gusta dejar de ser presas y convertirse en cazadoras, por eso de que el feminismo está de moda, la igualdad de género, el empoderamiento de la mujer… Disfrutan la cara de espanto y perplejidad de él cuando le suelta un piropo en plena calle. Les encanta sostenerles la mirada con cierta “fuerza´e cara” hasta que son ellos quienes están obligados a bajar la cabeza. Y no revelo más nada, porque a estas alturas, ya debo estar divorciada.
A mi favor, y favor de todos los vaciladores y vaciladoras veraniegas, alego que mirar no es un pecado, siempre y cuando estemos convencidos de que lo mejor lo tenemos en casa. Así que no hay nada malo en echar entonces una miradita al aire.
Comentarios
El enamoramiento como quiera que se mire es bonito y el “cubaneo” le pone su toque de distinción a la seducción callejera. De ahí que sea verdad eso de que muchos se pasen con groserías y a otros nos de tortícolis en las calles. Pero ahora que se pone de moda la lucha por la igual de géneros creo que las mujeres deberían preguntarse -a dónde quieren llegar- si igualdad es precisamente eso: “igualdad”. Tu reflexión me trae a la mente la película cubana de ficción "Sueño Tropical". Quizás estemos acercándonos…