Un día para el idioma
- Por Lic. Luis Alberto Ramírez Alfonso
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“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor...”
Celebrar el Día del Idioma es reconocer que formamos parte de una de las familias lingüísticas más importante del mundo, asimismo y en especial, es hacer memoria de uno de los representantes más icónicos de la literatura hispana, Don Miguel de Cervantes Saavedra y su obra maestra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
De esta manera, la historia de Don Quijote marcó la literatura y contribuyó al reconocimiento de la lengua española, catapultando así a nuestro idioma como universal. No obstante, también es motivo de conmemoración, más que la muerte, la obra del padre del teatro moderno, William Shakespeare, y del primer escritor mestizo, el Inca Garcilaso de la Vega.
Pero, ¿qué es idioma? Expresión, comunicación, lenguaje, tal vez, lo fantástico de una posible respuesta a esta interrogante sería la oportunidad de reconocer en el idioma la construcción de multiplicidad de culturas, el germen de mundos posibles, la estrechez de los corazones, pero sobre todo, la humanización de la oralidad, aquella que nutre las venas de la cotidianidad y hace cuento con las anécdotas del vecino, fábula con los relatos citadinos, poesía con los mensajes de los enamorados, y verbo con la sonrisa de los niños.
Desde el latín, el sánscrito y arameo, el hombre ha tenido la necesidad de comunicar, de expresar, en esa medida, que el idioma es una bella posibilidad de todo lo que nos rodea, planteando la hipótesis de estar y ser literatura, parte de un gran libro que es la vida; así, el idioma es un ente vivo, que a diario se nutre de las distintas jergas que componen nuestros contextos, de igual manera, de las nuevas manifestaciones idiomáticas; es decir, transitamos el idioma y este nos transita, lo escribimos y somos a la vez escritos, lo hablamos y somos hablados, palabras más, palabras menos, humanizamos e idiomatizamos.
Si en un principio nuestro bello idioma fue el sello de la conquista del continente americano, debemos admitir que también hoy por hoy nos ha conquistado con cada nueva expresión o término, que a diferencia de otros idiomas, promueve la expansión de nuevas formas de ver y concebir el mundo. En coherencia con lo anterior, los tintes americanos han delineado nuestro idioma, que es el idioma también de la convergencia, de la historia y la hermandad de los pueblos, indígenas y europeos, viejos y nuevos, ancestrales y dogmáticos, chamánicos y católicos.
De este modo, el Día del Idioma no es más que un formalismo, ya que todos los días son días del idioma, lo utilizamos, hablamos, leemos, y es que es una parte más de nosotros, indispensable e irrefutable en su uso y función. Hermosamente melódico y uno de los más bellos del mundo según los expertos.
Así las cosas, como buenos hispanohablantes, hacemos especial énfasis a nuestro idioma, el español, uno de los idiomas más hablados del mundo, junto con el chino, el inglés e hindú, de igual manera, es uno de los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas. Un dato interesante para tener en cuenta es el hecho de que nuestro idioma es de gran expansión, puesto que es el más estudiado, escuchado y leído tanto en Norteamérica como Europa. Así, somos muchos los que tenemos el privilegio de vivir en español, en su diversidad y multiplicidad semántica.
Ahora bien, el reto de los actuales hablantes radica en asegurar, o mejor dicho, salvaguardar el idioma, no solo a través de los códigos formales como el diccionario, la gramática y la ortografía, sino a través del uso adecuado y responsable del mismo, tanto porque su naturaleza transnacional y pluricultural lo requiere, y de esta manera se instaura como herramienta de creación, pensamiento y comunicación.
Como bien sabemos, nuestro idioma se encumbra como patrimonio cultural, puesto que atraviesa los distintos fenómenos histórico-culturales que componen la esencia de la existencia del mismísimo ser humano, ya sea bien como lenguaje, expresión o comunicación, el idioma es un espacio de encuentro y reencuentro con el otro, su pensamiento, su ser, lo que forja la identidad personal y colectiva en el diálogo permanente y continuo de los grupos sociales.
No basta el conmemorar el idioma y orgullecernos del mismo, ya que es necesario emplearlo adecuadamente, es decir, escribirlo y hablarlo bien, de igual forma, de manera oportuna, con sentido y significado, y sobre todo, con un propósito e intensión comunicativa clara, básicamente en la aproximación al otro para un tiempo de comunión, esperanza y posibilidad; un mundo con un idioma bien vivido, es la demostración de la evolución humana frente al dominio de sí misma.
* Lic. Luis Alberto Ramírez Alfonso
Profesor de Español-Literatura
Docente Especialista
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