La grandeza de la familia
- Por Hilda Pupo Salazar
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La grandeza de la familia, hoy, está en ser cada vez mejor, desde el amor y el constante cariño entre todos sus miembros, con las más excelentes formas de comunicación, sin jamás albergar el rencor.
Los actuales cambios trastocan el tiempo, muy diferentes a cuando los abuelos y la niñez con los padres, apegados, ahora, a un estilo moderno de la vida, con retos de convivencia en todos los órdenes, que exigen labrar una buena relación para lograr una educación, en un ambiente idóneo, para la formación de personas íntegras.
De ahí la importancia plena en confiar en: la inteligencia, humanismo, sensibilidad, bondad, compasión, generosidad, intuición y comprensión, que a la vez requieren ser cultivados en los nuevos sucesores, sin ningún descuido.
Cómo entender y aprovechar el uso de las tecnologías, horarios laborales exigentes o proyecciones de crecimiento que implican desplazarse de un lugar a otro de manera constante, todo lo cual lacera la calidad de tiempo para dedicarla a los seres queridos, para un amoroso hogar.
La tecnología, cada vez en ascenso, casi reina en los hogares, con dispositivos electrónicos e Internet, todos introducen cambios en las características normales, a favor de instalar nuevas rutinas con aislamientos y mínimas comunicaciones internas.
Con todos estos escenarios uno de los retos es cómo afrontar las dificultades para el éxito de la unión familiar, al saber encarar los constantes conflictos, desde la paciencia y comprensión con quienes se resisten al cambio.
Romper esa resistencia y poder llegar al consenso natural, que es muy definitorio desde las diferentes situaciones, tendencias, pero jamás imponer decisiones y reglas a favor de uno. Siempre desde el más amplio diálogo y respeto a las diversidades.
La actual vida es una exigencia de actualización y la familia debe estar al tanto para hacerlo oportunamente, sin descuidar ocasiones favorables, ni acumular desavenencias, rencores y ser capaz de lograr, entre los miembros, la crítica y autocrítica cuando sea necesario.
Debe llegarse a la disposición de aceptar circunstancias molestas, con sentimientos positivos, que pueden cultivarse, por eso, los padres deben acostumbrar a los pequeños a tener una relación cercana, afectuosa, de confianza y abierta dentro del hogar, para los lazos familiares, en cualquier complejidad.
Los cambios, en las diferentes direcciones, son propios del mismo desarrollo de la sociedad y no son malos, al contrario, sirven para grandes oportunidades de transformación y adaptación a lo actual.
De ahí la importancia de obtener, entre los miembros de la familia, el predominio para la tolerancia y flexibilidad para adaptarse a los cambios, adoptando comportamientos de conocimiento y respeto a las identidades de cada integrante, aceptando las virtudes, defectos y características que hacen únicas a cada uno.
Las familias actuales se caracterizan por asumir, cada vez, más responsabilidades que modifican la dinámica cotidianas de antaño, que incluyen de manera activa a abuelos, quienes se conviertan en seres más allegados de sus nietos y, a veces, decisivos en una relación especial, así como los padres con nuevas prácticas y cuidados en el hogar, pero se impone la grandeza de ser cada vez mejores.
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