Huellas de mayo
- Por Susana Guerrero Fuentes
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Cada año, la llegada de mayo suele traer aires festivos y una singular energía. La tradición la ha ubicado como la fecha ideal para celebrar la primavera o moverse a ritmo de rituales, bailes y cantos propios de fiestas religiosas. Sin embargo, es el primer día del mes uno de los más trascendentales y marca el almanaque con el acontecimiento que ha impulsado los movimientos obreros de todo el mundo desde hace más de 130 años.
Corría el año 1886, eran tiempos de Revolución Industrial, de fábricas, de migraciones, de movimiento…Las jornadas de trabajo eran excesivamente larga sin dejar espacio al reposo y entre los obreros la máxima de “ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso” tomaba cada vez mayor fuerza.
El Primero de Mayo, Chicago fue epicentro de una huelga cuya magnitud no tenía precedentes en Estados Unidos. Las demandas obreras tomaron calles y plazas, muchos se hicieron escuchar, pero en el proceso fueron reprimidos.
Aquellos sucesos costaron la vida de un sinnúmero de trabajadores y dirigentes sindicales, miles de despedidos, detenidos, procesados, heridos y torturados. Cinco de ellos fueron condenados a muerte en un juicio irregular calificado como una farsa.
Fue en el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional de 1889, efectuado en París, donde la fecha se convirtió en eterno homenaje al triste hecho y a la memoria de sus mártires al instaurarse como el Día Internacional de los Trabajadores.
A partir de 1890, obreros de los más diversos puntos de la geografía mundial se movilizan, demandan y reivindican sus derechos, un fervor que también llega a Cuba. La clase proletaria en la Isla, pese a su incipiente desarrollo, tiene el honor de ser una de las primeras en conmemorar el Primero de Mayo en el mundo.
Según reseña la periodista María Julia Guerra, existe la posibilidad de que por aquellas fechas ya en territorio holguinero se realizaran acciones, pues consta que el 22 de abril de 1891, Eladio García Ubeta, primer teniente-alcalde, dicta un Bando Municipal que prohibía en Holguín toda celebración del Primero de Mayo.
En los años posteriores se organizaron otras actividades en el país para no pasarlo por alto, pero no es hasta 1925 que se realiza por primera vez un desfile popular.
Mientras, en el caso de Holguín, una gran cantidad de obreros del central Santa Lucía se incorporan a las acciones de lucha en Puerto Padre, en tanto los gremios de tabaqueros, panaderos, choferes, constructores y zapateros realizan homenajes recordatorios y festivos en la ciudad.
El movimiento obrero cubano logra radicalizarse y sus demandas se hacen cada vez más notorias hasta que, ya en 1939 se concreta la primera conmemoración organizada por la entonces Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC). Aquel Primero de Mayo, los trabajadores marcharon en un gran desfile, que continuaría creciendo y se haría habitual año tras año.
Durante un largo período, desde finales de la década de 1940 y a lo largo de los años '50, las celebraciones cesaron debido a la fuerte represión y la tensa situación política en el país. Sin embargo, el triunfo de enero de 1959, llegaba una luz también para la clase obrera.
Con la Revolución, el Primero de Mayo cambió su carácter demandante para convertirse en una verdadera fiesta que, además de los trabajadores, suma a todo un pueblo en un mismo sentir. La unidad no era ya solo simbólica, sino visible, tangible y cercana.
Los desfiles gigantes que embellecen la historia de cada plaza del país, han dado a la fecha una singular marca cubana, distintiva con relación al resto del mundo, y este año, una vez más, pese al distanciamiento social y a la ausencia del fervor de la marcha, los trabajadores han demostrado nuevamente que “unidos hacemos Cuba”
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