Garantías en el Plan Turquino holguinero ante la pandemia
- Por Lilian Sarmiento Álvarez (Estudiante de Periodismo)
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La última vez que Yasser de la Cruz bajó las lomas del Plan Turquino sagüero, terminaba de impartir sus turnos de Educación Física en las dos escuelitas rurales que atiende. Eso fue antes del 23 de marzo. Hasta ese día las escuelas en Cuba aún recibían alumnos. Pero la cifra de 40 casos positivos al nuevo coronavirus durante el fin de semana, disparó las alarmas. El 24, Yasser no pudo regresar a la Unidad Docente Santo Céspedes, a donde tampoco regresaron los 28 niños que estudian allí.
Algo similar le ocurrió a la maestra ambulante María Isabel Núñez y a sus tres alumnos discapacitados, de sexto y octavo grados, residentes en distintos puntos de la cabecera municipal de Sagua de Tánamo. Para ellos el curso escolar se detuvo, como en todo el país. Luego le siguió el transporte, las fábricas y empresas debieron trabajar con el personal imprescindible, y muchos trabajadores como Yasser y María Isabel han quedado interruptos. Sin embargo, en medio de la contingencia, se involucran en una tarea tan noble como la de enseñar: la de atender al adulto mayor.
Sagua de Tánamo es, hasta la fecha, uno de los cuatro municipios holguineros que aún no reporta casos positivos al nuevo coronavirus. Sin embargo, sus pobladores sienten la cercanía del peligro (municipios aledaños ya confirman al menos un caso) y la prevención se ha convertido en una máxima inviolable.
Trabajadores de distintos organismos han trastocado su rutina laboral por la de comprar la canasta básica en las bodegas y carnicerías, módulos de aseo, productos agrícolas y hasta los medicamentos en la farmacia para los adultos mayores. La iniciativa, según cuenta Victoria Cisneros, presidenta del Consejo Popular Sagua Sur, se concertó desde el Consejo de Defensa Municipal (CDM) con el apoyo del Sistema de Atención a la Familia, el Inder, las entidades de comercio, Educación y Cultura.
Teléfono de por medio, Victoria explica que, en una primera etapa, recibían la atención de los trabajadores sociales aquellos ancianos que pertenecen al Sistema de Atención a la Familia. Pero los mayores de 60 años constituyen población de riesgo ante el contagio con la COVID-19, por tanto es necesario extender la ayuda a los mil 924 ancianos que viven solos en este municipio: “Estamos haciendo este trabajo porque los adultos mayores no se pueden mover de sus casas. Por eso hemos organizado un grupo de trabajadores que asumen su atención”, afirma.
Humberto Escalona es uno de los nombres que figura en el listado de 45 trabajadores que, hasta el momento, Victoria ha reunido, para la atención de dos ancianos. Él ya ayudaba a los hermanos Rey y Cecilia Domínguez antes de que la pandemia llegara a Cuba. “Vecinos de toda la vida”, dice. Es uno de esos casos en que los mayores del barrio te ven crecer y con los años ya son parte de la familia. Humberto quedó interrupto luego de un levantamiento en el Inder, y al conocer la convocatoria del CDM y el Órgano de trabajo, se ofreció voluntariamente para apoyar a estos abuelos y “ellos están agradecidos”.
Mientras Humberto busca el pan y la leche a sus vecinos, Victoria sigue contactando con entidades que le ofrezcan más trabajadores para que la ayuda llegue a todos. “Hasta el momento, ya tengo 150 adultos mayores que están siendo atendidos. No obstante, se hace otro seguimiento para atender a los abuelos que aún faltan. Lo que queremos es que cada trabajador atienda entre uno y tres núcleos de adultos mayores, procurando la cercanía y que tengan la posibilidad de interactuar en cualquier momento. También se habla con los adultos mayores para que acepten la ayuda y tengan confianza”, dice Victoria.
Al otro lado del pueblo, en el Consejo Popular Sagua Norte, su presidenta, María Cisneros también pasa el día revisando papeles, haciendo cálculos, anotando nombres para distribuir entre los núcleos de adultos mayores que faltan por ser asignados. Ya son 300 los abuelos de ese Consejo Popular beneficiados con esta labor. María recalca que a los adultos mayores no se les cobra por este servicio, la mayor parte de ellos vive acompañada por otro adulto mayor, y son pensionados o asistenciados.
Marjoris Regalado es una de las trabajadoras a las que María contactó apenas inició el proceso. El Politécnico Mariana Grajales, donde es Subdirectora Docente, se está acondicionando para funcionar como centro de aislamiento, por eso Marjoris debe cumplir con la guardia obrera cuando le corresponda. El resto del tiempo lo reparte entre su casa y la de su vecina Gladis Riñal, quien vive con su sobrino, también adulto mayor y con algunos padecimientos. Marjoris dice que “el tiempo se busca, en el hogar colaboramos todos, mi esposo que aun trabaja y mi hija que estudia Medicina. Le ayudamos a estos vecinos con la comida, los mandados, incluso si hay que llevarlos al médico, los llevamos”.
En la acera del frente, el matrimonio de Nelsy Mayáns y Otto Álvarez espera todos los días al “mellizo”. Así le dicen a Carlos Ernel Pérez, un muchacho al que vieron hacerse hombre, padre y trabajador, y ahora es quien les garantiza los productos necesarios para su alimentación y aseo. “Nos va de lo más bien. Todos los días él pasa por aquí a traernos el pan, la leche de dieta, los productos de la placita. Lo único que no puede comprar son los productos de la shoping, pero es una ayuda. Porque nosotros estamos fuertes, y un día podemos ir, pero hay quien vive solo, e incluso le deben llevar almuerzo y comida”, dicen y recuerdan que su hermano, Julio César, también desanda el pueblo ayudando a otros ancianos.
Un poco más abajo, en la misma cuadra, viven Guzmán Abad y su esposa Erodis Rosseau, la pareja a la que atiende Yasser, el profe del Plan Turquino. La voz achacosa de Erodis dice a través del teléfono: “Esto es lo mejor que ha podido hacer el estado para proteger nuestra salud, porque ya no tenemos que salir a la calle a buscar nada por lo peligroso que es a nuestra edad. Yo estoy muy agradecida con Yasser y con el gobierno”.
Al fondo, está la vivienda de Evangelista Castillo. Su hijo es médico y vive en Holguín, por tanto la profe María Isabel es la persona que más la ayuda en estos momentos. “Me siento muy bien con esta iniciativa, es bastante aceptable. Ella viene, hasta nos hace la pesquisa y se ocupa de uno, de todo lo que me hace falta”.
El pasado 23 de marzo, la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, en comparecencia en el programa Mesa Redonda, apuntaba las medidas más drásticas de organización laboral para el enfrentamiento a la COVID-19. Entre ellas, la reubicación laboral hacia cualquier actividad que necesite el territorio, en caso de interrupción. Si no es posible la reubicación, durante el primer mes el trabajador recibirá el 100% del salario básico y el resto del tiempo, el 60 por ciento. Los trabajadores como Humberto, María Isabel, Yasser y Marjoris, están considerados reubicados, por lo que recibirán su salario íntegro el próximo mes.
No obstante, Yasser está contento de poder brindar su apoyo a esta familia, que es como apoyar a todo el país. Dice a través del teléfono: “Lo que hace falta es ayudar a todo el que lo necesita”. María Isabel comenta que “ha sido un cambio muy rotundo, pero yo siempre estoy dispuesta a cumplir. En caso de que mi centro de trabajo, la Escuela Especial Mártires de Sagua, sea acondicionado como centro de aislamiento, yo doy mi disposición para laborar como pantrista.”
Pero también hay personas sin vínculo laboral contribuyendo al cuidado de los adultos mayores en Sagua de Tánamo. Tal es el caso de Leydis Gómez, ama de casa: “Me ofrecí voluntariamente a buscarle los mandados a una señora, cuyo hijo trabaja. No voy a permitir que una persona de esa edad vaya a hacer mandados pudiéndola ayudar”.
Por estos días, se trabaja duro en toda la geografía tanameña para garantizar el bienestar y el cuidado de los abuelos. Desde los 14 Consejos Populares que la componen, llegan diariamente los partes de las entidades involucradas con esta actividad, para ser analizados por el CDM y el Órgano de Trabajo, asegura Sandra Ricardo, Jefa de Despacho del Intendente.
La mayor parte de los Consejos Populares se ubican en zonas rurales, donde el acceso se dificulta, sin embargo este no es un obstáculo para que los abuelos del lomerío también sean atendidos. Mientras tanto, el CDM tramita todas las sugerencias, inquietudes y quejas de la población a través de las vías telefónicas que se han habilitado para enfrentar la situación epidemiológica*.
Nadie cree en la inmunidad del territorio ni se encomienda su protección a los santos. Los lugareños no esperan a que aparezca algún caso positivo para tomar medidas. No son tiempos para confiarse. Saben de la mortalidad del nuevo coronavirus y su impacto en los grupos más vulnerables. Por eso, en una población donde los mayores de 60 años superan las 9 mil personas, es prioridad prevenir cualquier forma de contagio, externo o local. Así lo han comprendido todos los trabajadores y vecinos que dedican sus días de cuarentena a garantizar la vida de “nuestros viejos”.
*Teléfonos habilitados para la población:
Dirección del CDM: 24587605
Gobierno: 245872
Atención a la Población: 24587575
Fuente: Intendencia Sagua de Tánamo
Gobierno: 245872
Atención a la Población: 24587575
Fuente: Intendencia Sagua de Tánamo