“Sin perder el entusiasmo”
- Por Claudia Arias Espinosa
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Aquel día, Rubén Leonardo Cruz Hernández debía terminar de empacar. Imprescindible, su credencial de Delegado Directo al 11no Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. A la hora exacta, llegar al ferrocarril y escuchar, aún lejos, la sirena inconfundible del tren.
“Un tren para más de 600 delegados. Iba a salir desde Guantánamo y pasar por todas las provincias. Cada delegación en un vagón, con sus iniciativas”, detalló.
Los jóvenes médicos, o futuros médicos como él, debían velar por la salud del resto de los muchachos. Ese era el plan. Al momento de concebirlo, el coronavirus COVID-19 permanecía como una realidad lejana, otra mala noticia en la sección de internacionales de los informativos.
Aquel día, sin embargo, se levantó temprano y vistió, como casi siempre, el un iforme blanco y azul. Seguramente, su padre le advirtió de los errores que no debía cometer y su madre le entregó un nasobuco.
“Ella es la que se encarga del lavado y confección de nasobucos. Me tiene uno listo todos los días”.
Entonces, Rubén, que estudia el quinto año de Medicina, domina la asignatura de Salud Pública (dedicada al combate de las epidemias) y está consciente de la valía de sus conocimientos, se dirigió hacia Carralero, en los límites de la ciudad de Holguín.
“Es una comunidad bastante grande y compleja, en el sentido de que está muy envejecida”, comentó.
El plan del estudiante y su compañero, el profesor Nelson, es tocar cien puertas cada día. Sin entrar a las casas, saludan, se presentan y explican por qué están allí.
En realidad, los vecinos ya saben o por lo menos se imaginan la razón. Desde hace semanas, el COVID-19 es ya noticia nacional en todos los medios de comunicación. Por eso se pospuso el 11no Congreso, para no darle al virus oportunidad de propagarse, y Rubén pesquisa la población del consultorio 18, para identificar posibles casos.
“Tomamos datos sencillos: cantidad de habitantes en la vivienda; personas de riesgo, sobre todo ancianos; con enfermedades de base como asma, cardiopatías y diabetes. También identificamos si han tenido contacto con algún viajero nacional o internacional”, explicó.
“No es por dudar de lo que nos dicen, pero con los conocimientos que uno ha adquirido durante años, observamos si las personas presentan algún tipo de sintomatología, cambio de coloración, sudoraciones….
“A veces, en una casa te dicen ‘aquí nada’. Vas a la siguiente y te dicen ‘ahí sí hay’. La población tiene conciencia con respecto al coronavirus y cuenta con los estudiantes”.
Fue George Velázquez Zúñiga, el Decano de la Facultad de Ciencias Médicas, quien les informó personalmente a los estudiantes de quinto año que, como los de tercero y cuarto, asumirían la tarea del pesquisaje. Rubén recuerda cómo enfatizó en que la misión implicaba también educar a las personas sobre las medidas preventivas.
“Algunas son contradictorias para el cubano, que es muy cariñoso. El beso y el saludo son normales, pero ahora debemos evitarlos.
“Orientamos el uso correcto del nasobuco y, muy importante, mantener la higiene: lavarse las manos con agua y jabón o hipoclorito; al llegar de la calle poner la ropa aparte… Esta enfermedad respiratoria también se transmite por contacto y sobrevive bastante en las superficies”, continuó.
“Cuando las personas no conciben el riesgo para sí mismas, les creamos conciencia de que puede dañar a su familia, sus amigos…”
Aquel día, al terminar el pesquisaje, Rubén no dedicó la tarde a estudiar los contenidos de la etapa. Se encontró conmigo y me contó sus experiencias.
Fue la entrevista más extraña. Llevaba nasobuco y no hubo para mí rostro que leer, solo unos ojos que a veces me miraban y otras, miraban las poquísimas personas que pasaron cerca.
Estos, los del COVID-19, son tiempos de perfeccionar nuestra capacidad de escuchar, de interpretar las palabras, los tonos y las pausas, en su justo significado. Rubén no dudó cuando le pregunté si temía por sí mismo.
“El pesquisaje es necesario. Diferencia a nuestro país del resto del mundo. Sus resultados se evidencian en la detección rápida de los enfermos. Además, la promoción de salud es nuestra tarea más importante en estos momentos”, declaró.
“A pesar de que hasta el momento, por la labor que se ha realizado en la provincia, no tenemos casos de transmisión local, uno siempre tiene idea del riesgo que está corriendo. Pero no, no puedo decir que tenga miedo, porque estoy tomando todas las medidas necesarias para evitar el contagio. Y sé que lo estoy haciendo por una buena causa”.
Somos optimistas. Cuando todo pase y el 11no Congreso se realice, ¿qué ideas multiplicarás en ese espacio?, dije.
“Los delegados de la provincia tuvimos la oportunidad de reunirnos con su máxima dirección y visitamos las principales estructuras económicas del territorio. Adquirimos un conocimiento envidiable de cómo funciona Holguín, que servirá de base para nuestras intervenciones”, respondió.
“Debatiremos cómo lograr que los jóvenes entiendan que la UJC no implica solamente reuniones. También hacemos actividades culturales, tareas de impacto, nos divertimos… Inquietudes, siempre. Están las que podemos resolver entre nosotros y las que debemos elevar un poquito más allá”.
Revisé la agenda por última vez. Casi al final de mis notas, había apuntado el lema de la cita. Entonces pregunté qué significaba para él “Tu futuro, hoy”.
“Pienso que mi papel como joven es hacer lo que hay que hacer, en el momento que hay que hacerlo”, dijo. “Y nuestro momento de hacer es ahora”.
Quizá Rubén no pudo notarlo. Tras mi nasobuco, de sano orgullo, estiró una sonrisa.
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