El futuro se cultiva con Holmeca

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Trabajador durante el proceso productivo en la Empresa Mecánica Héroes del 26 de julio. Foto: cortesía de Holmeca.

Fue, como suele decirse, todo un acontecimiento. Diez mil holguineros se reunieron para fundar la obra, inmensa, moderna, necesaria. En aquel mar de sombreros de yarey, blusas y camisas claras, resaltaba el uniforme verde olivo de Fidel. Cerca, podía distinguirse a los funcionarios búlgaros y los nicaragüenses del Frente Sandinista de Liberación Nacional.


Era 27 de julio de 1981. Pasaban las cuatro de la tarde cuando los equipos de radio y televisión empezaron a transmitir en vivo, para Cuba y el mundo, lo que sucedía: inauguraban el Combinado de Implementos Agrícolas Héroes del 26 de julio.


Inauguración del Combinado de Implementos Agrícolas Héroes del 26 de julio. Foto: tomada del periódico ¡ahora!, 28 de julio de 1981.


En las afueras de la ciudad de Holguín se levantó la fábrica. Quienes iban o venían del pueblo de San Germán podían admirarla desde la carretera. La llamaban coloso: por su área total de 346 mil metros cuadrados; por los cinco talleres donde empezarían a producirse siete tipos de implementos agrícolas y piezas de repuesto y por la cantidad de trabajadores que necesitaría, unos tres mil.


En realidad, era parte de un proyecto más ambicioso aún. Integraba la zona industrial donde funcionaba, desde 1977, la fábrica de combinadas cañeras KTP y se edificaba otra de remolques.


Por aquel entonces se atendía el problema de la industrialización del país, planteado en la Historia me absolverá. Habían nacido la rama sideromecánica, las primeras producciones de plástico para el programa de riego y las maquinarias para la industria azucarera. Se construían las fábricas de botellas en las Tunas, la textil en Santiago de Cuba y la de níquel en Moa. ¡Se aspiraba, incluso, a producir televisores en colores!


Peko Takov, quien encabezó la delegación búlgara, junto a una pionera holguinera. Foto: tomada del periódico ¡ahora!, 26 de julio de 1981.


Una gran ovación estremeció la zona, aquella tarde del 27, cuando habló primero José A. Ramírez y en representación de sus compañeros cubanos dijo que los constructores estaban dispuestos a cumplir cualquier tarea, donde fuera y como fuera.


Tenían razones para sentir orgullo. A lo largo de cuatro años, alrededor de mil 500 obreros se encargaron del movimiento de tierra, la construcción civil, el montaje del equipamiento… Y lograron entregar la obra a tiempo para celebrar el Día de la Rebeldía Nacional.


Tuvieron la idea de hacer entre ellos una Emulación Especial. En esa suerte de competencia amistosa para medir la eficiencia y calidad de su trabajo, también tomaron parte los búlgaros.


Fidel Castro durante el recorrido por el Combinado de Implementos Agrícolas Héroes del 26 de julio. Foto: tomada del periódico ¡ahora!, 28 de julio de 1981.


Del decimoquinto país más grande de Europa procedía la mayor parte del equipamiento para fabricar implementos agrícolas y los 713 especialistas que ofrecieron asistencia técnica.


Iván Nevkov Grigorov, que habló en su nombre durante el acto de apertura, aseguró que a la llegada a Cuba, más que amigos encontraron hermanos, que trabajaron hombro con hombro y compartieron, juntos, alegrías y tristezas.


Una impresión similar debió llevarse la delegación de alto nivel que había arribado a Holguín dos días antes. El mismo pueblo que durante las noches se movilizaba para agilizar la culminación de la obra y se había encargado de su limpieza, pintura, embellecimiento… acompañó al grupo en su recorrido por la zona central sur de la ciudad, hasta el mausoleo donde reposan los restos de Calixto García.


Peko Takov, el miembro del Buró Político del Partido Comunista de Bulgaria que estaba al frente, confesó aquella tarde del ‘81: “Si alguien quiere medir la distancia entre Cuba y Bulgaria, que mida la distancia entre dos hermanos fuertemente abrazados”.


Fidel Castro, durante el discurso de inauguración del Combinado de Implementos Agrícolas Héroes del 26 de julio. Foto: tomada del periódico ¡ahora!, 28 de julio de 1981.


Por su parte, Fidel llegó a la fábrica poco antes del acto. Cortó la cinta: en las fotos de la época, la gente a su alrededor se notaba feliz. Examinó cada espacio: los edificios socioadministrativos, el salón de historia, los talleres de corte y conformado, prensa y forja, fundición, tratamiento térmico, maquinado, construcción herramental, montaje y mantenimiento…


Ya ante los micrófonos, habló sobre la importancia de la nueva industria. Resaltó que aseguraría las piezas de hierro y acero para la KTP y equipos que se importaban en aquel entonces, como los arados de cinco y seis discos y las viradoras de paja.


Señaló que, además, produciría una nueva generación de trabajadores, con niveles de técnica y cultura más elevados, que abonaría de forma más segura y acelerada lo que aquel día se había sembrado.


“Obras como esta –dijo– deben llenarnos de optimismo, de confianza y de esperanza en el futuro”.



Cuatro décadas después, la ahora Empresa Mecánica Héroes del 26 de julio se ha convertido en líder del mercado cubano en la fabricación y comercialización de equipos e implementos agrícolas, así como de sus piezas de repuesto, partes, componentes y accesorios.


En los campos de la isla hombres y mujeres cortan y desmenuzan las hierbas; roturan el suelo para airearlo y enriquecerlo con materia orgánica; lo nivelan, lo fertilizan… lo dejan listo para el cultivo con capeadoras, arados, cultivadores, gradas de discos y niveladores que llevan el nombre comercial de Holmeca.


Productos del catálogo de Holmeca. Foto: cortesía de Holmeca.


Pero el colectivo de esta industria holguinera aspira a más. Innova. Ha desarrollado un tractor que, según declaraciones de su director, Reynaldo Pupo Martínez, “hasta el momento el país lo ha tenido que importar, siempre a elevados costos, sin contar que luego carece de piezas de repuesto”.


El Magric 80.2, que fue diseñado para roturar, cultivar y fertilizar la tierra, con 80 caballos de fuerza y tracción trasera, probó sus capacidades en una estación agrícola de la provincia de Granma. Hoy, le mejoran sus parámetros.

 

Cosecha de maíz híbrido transgénico en Jarahueca, provincia de Sancti Spíritus. Foto cortesía del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

 

La gente de Holmeca también trabaja en el desarrollo de una cosechadora de granos, la primera que se piensa y se produce en territorio holguinero: fabricó la mayor parte de los componentes del prototipo y después, se encargará del ensamblaje.


A la producción de maíz híbrido transgénico en la región central se destinará este equipo, resultado de la colaboración con el Centro de Desarrollo de la Maquinaria Agrícola (Cedema), la Fábrica de Combinadas Cañeras KTP y otras entidades.


Desde hace tiempo el equipo de dirección conoce las ventajas del encadenamiento productivo. La cosechadora es un ejemplo de cómo las aprovecha. La cogida de COMPLEMENTOS, evento concebido para fomentar la integración de los actores económicos de la provincia, es la expresión de su voluntad para multiplicarlas.


 Trabajador en uno de los talleres de Holmeca. Foto: cortesía de Holmeca.


No debe sorprender entonces que Holmeca haya logrado una sólida participación en la actividad exportadora del país. De hecho, en abril de este año, la Directora General de Comercio Exterior, Vivian Herrera, dio a conocer en su cuenta de Twitter: “Se trabaja con 17 polos productivos a lo largo y ancho de Cuba con potencialidad para exportar; siete cuentan ya con empresas facultadas para ello”.


En efecto, significa que Holmeca se prepara para exportar sus productos sin la mediación de entidades especializadas en dicha actividad; sin embargo, no por eso deja de enfocar sus recursos humanos y tecnológicos en el mercado más inmediato.


Pupo Martínez asegura: “Tratamos de ser socialmente responsables en el territorio, es decir, ante cualquier problema, dar solución”.


Trabajador de Holmeca durante la rutina productiva. Foto: cortesía de Holmeca.


En el 2020 recuperaron 22 camillas y más de 300 camas hospitalarias. Permitieron la continuidad de la producción en diversos centros, incluyendo algunos donde se elaboran alimentos. Establecieron convenios de trabajo con la industria del níquel. La UEB Motores Eléctricos Tauba (Cacocum) arrancó minindustrias…


Este colectivo, donde las nuevas generaciones tienen el privilegio de trabajar con más de 80 fundadores, fue consecuente con las palabras de Fidel. Con su probada capacidad para adaptarse de manera exitosa a los vaivenes del contexto económico, continúa fabricando y ensamblando nuestra esperanza en el futuro.

 

 


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