UEB Gráfica de Holguín: una familia de 35 años
- Por Claudia Arias Espinosa
- Hits: 4444
La primera vez que visité la UEB Gráfica de Holguín “General José Miró Argenter” estaba en primer año de la carrera de Periodismo. Nos llevaron la noche de aquel viernes, para que viéramos cómo se imprimía la edición del periódico ¡ahora! que contenía nuestros artículos.
La fábrica, laberíntica, impresionaba. Todo era inmenso: las habitaciones, las máquinas, las bobinas de papel. La atmósfera olía a tinta, a sustancias desconocidas por nosotros. Y el ajetreo emulaba con el de una colonia de hormigas o el de un panal. Simplemente, no se detenía.
Era un privilegio estar allí, donde nuestro periódico, toda la prensa nacional, las libretas, los cuadernos, los libros… tomaban cuerpo. Aun hoy, 4 de febrero, cuando se cumplen 35 años de su fundación, sigue siendo un placer regresar a este lugar para escribir, al menos, parte de su historia y su porvenir.
Prólogo
La técnica offset consiste en un rodillo de caucho que toma tinta de un molde y la transporta al papel, para lograr con calidad la impresión de periódicos y otras publicaciones.
Ante las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a la isla, las autoridades cubanas determinaron que constituía la más conveniente para sacar a la luz la prensa nacional e hicieron las gestiones para adquirir las máquinas, construir instalaciones poligráficas y preparar el personal.
En 1982 se creó el grupo inversionista responsable de edificar en Holguín el poligráfico General José Miró Argenter, mientras que un representante del Comité Estatal de Editoriales Soviéticas visitó la provincia para discutir los detalles del proceso.
La ejecución de la obra comenzó al año siguiente, con la participación de tecnólogos poligráficos, ingenieros mecánicos, eléctricos, civiles y personal de apoyo especialmente seleccionado.
Entre los tantos nombres en otros idiomas que contribuyeron a echar andar las rotativas holguineras, figuran Wolfgan Kunsel, el ingeniero mecánico y Ulrico, el ingeniero eléctrico, ambos de la República Democrática Alemana, quienes asesoraron el montaje tecnológico.
Tras el movimiento de tierra, el izaje de prefabricados, la creación de pisos especiales con el nivel requerido, capaces de soportar el peso del equipamiento… llegó el momento de la verdad.
Capítulo 1: La primera impresión
Los esfuerzos realizados durante casi cuatro años condujeron al 4 de febrero de 1986. Todos los que pudieron se agruparon alrededor de una de las máquinas impresoras. Sabían que aquel sería un momento histórico y querían ser testigos.
Ezequiel Hernández, que estuvo allí, cuenta que “la expectativa del suceso no esperaba más; los minutos se alargaban, el tiempo parecía no transcurrir”. Entonces, los técnicos cubanos y extranjeros pusieron en marcha la rotativa Rondoset petit.
“Anfagen”, dijo el especialista alemán. Había dado la orden de imprimir.
El papel comenzó a correr, primero con lentitud y luego a una velocidad que los ojos no alcanzaban a seguir.
“Ya”, gritó de nuevo, haciendo gala de su español.
Habían bastado apenas unos instantes. Sobre la última superficie, estaba el primer éxito, el primer número del periódico ¡ahora! impreso con técnica offset.
Capítulo 2: Confesiones de gráficos
Simón Estrada Parra es uno de los fundadores de esta obra inmensa. Adquirió sus conocimientos como trabajador gráfico en la República Democrática Alemana y se aseguró de transmitirlos a las nuevas generaciones.
“Recuerdo los días de trabajo en la Biblioteca Familiar y los primeros libros. Hemos vivido tareas de titanes, por eso hemos sido reconocidos, por la calidad de las producciones y la calidad humana”, confiesa.
Caridad Ricardo Laugart llegó después, en 1996. Se incorporó al taller de reproducciones artísticas y luego, al de serigrafía. “Fueron muchos días de trabajo para cumplir los compromisos de entrega de pulóveres serigrafiados para importantes eventos, como la Batalla de Ideas, específicamente para el regreso del niño Elián, o para desfiles del 1ro de mayo”, recuerda.
Aun después de jubilarse, continúa trabajando. Los obreros aman esta fábrica que no duerme. Son una familia única, formada en la peculiaridad del trabajo con la tinta y el papel.
“Me siento orgullosa de ser parte de esta organización desde hace más de tres décadas. Hoy cuento con un colectivo que, al igual que la vieja generación, son capaces de realizar hazañas y lograr lo imposible”, dice Cecilia Mosquera Pérez, jefa de la Fábrica de Impresión Plana y Encuadernación Mecánica.
Cada una de las labores que aquí se realizan, desde la impresión de periódicos y otros materiales, hasta la encuadernación de libros, tiene su propio encanto.
“Soy graduada de técnico medio en Poligrafía. Pertenezco al taller de preimpresión. Por mis manos pasa casi la totalidad de los trabajos a color, cubiertas, revistas, impresos comerciales y libros”, explica Blanca Varona Ortiz y señala:
“Mi amor por mi carrera profesional es tan inmenso que sigo cada trabajo hasta el final. En muchas ocasiones me han robado mi tranquilidad doméstica para dar solución a problemas de calidad surgidos en cualquier proceso productivo”.
Alfredo Anazco, electricista, asegura que son un equipo indetenible. “Somos un colectivo consagrado y siempre estamos presentes para cualquier avalancha de trabajo. No importa el sacrificio, nuestra meta es mantener las máquinas en marcha para lograr el cumplimiento de los planes de producción”.
Capítulo 3: Rumbo a la cuatricromía
La ciencia y la técnica, con su inherente tendencia a optimizarse, son implacables con quienes no le siguen el paso. Lo que en su momento fue el último adelanto, es hoy eslabón antiguo en la cadena evolutiva de la poligrafía. Cada vez se hace más difícil reparar y mantener la tecnología instalada en los años ‘80. La modernización se impone.
La UEB Gráfica de Holguín se encuentra en un decisivo proceso de reconversión tecnológica, con el propósito de incrementar la productividad y asegurar la continuidad e independencia de la prensa cubana.
La inversión implica la renovación del equipamiento tecnológico, los sistemas informáticos, acciones constructivas y la incorporación de modernos servicios ingenieros.
La nueva tecnología de impresión CTP (de la computadora directo a la plancha) permitirá aumentar la tirada diaria de periódicos y disminuir el tiempo de impresión. No es alta consumidora de agua, ni requiere el uso de solventes. Posibilitará el ahorro de materias primas, como el papel gaceta, y de los portadores energéticos.
Los lectores, sin embargo, solo se percatarán del cambio cuando tengan en sus manos el primer número del periódico ¡ahora! en colores…
Epílogo
Carlos González Mulet, director de la UEB Gráfica de Holguín, sabe que cuenta con un colectivo capaz de lograr hazañas productivas y batir records. Confía, sobre todo, en las nuevas generaciones, “por su entrega y talento”.
Cuando se le pregunta por el futuro de la empresa, no duda: “Muy simple. Éxitos, liderazgo, competitividad y confiabilidad en sus operaciones. Para lograrlo no basta con un proceso inversionista de alta calidad tecnológica; se necesita preparación personal y compromiso”.
A la actual etapa que ofrece nuevas oportunidades de desarrollo le llama “la era de la industria 4.0”.
“Hoy el país nos ha dado la oportunidad de abrirnos al mundo con un nuevo modo de realizar negociaciones, nos convoca a la independencia tecnológica, al encadenamiento productivo, al comercio electrónico y la exportación de servicios”, explica.
“Esto se logrará tan rápido como seamos capaces de despojarnos de viejos métodos y estilos, como depender del presupuesto del Estado. Debemos buscar nuestras propias fuentes de financiamiento. La nueva tecnología nos permitirá desarrollar otros productos con precios competitivos para el mercado nacional e internacional”.
Así, el colectivo de la UEB Gráfica de Holguín “General José Miró Argenter” pretende encontrar, en un contexto lleno de complejidades sanitarias y económicas, la brecha que le permita continuar por el camino del éxito empresarial.
Artículo relacionado: