Un Aula para la Literatura desde Holguín
- Por Reynaldo Zaldivar y Joselín Pupo
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En el panorama cultural de Holguín, existen espacios que, sin ser instituciones formales, se convierten en pilares de su riqueza inmaterial. El Taller Literario Municipal “Pablo de la Torriente Brau” es uno de ellos. Creado en la década del 60 por la sagaz combinación de Francisco García Benítez y Lalita Curbelo Barberán, junto a jóvenes talentos de la época, esta aula se ha convertido en tierra fértil para las letras en el territorio.
Su propósito fundacional, la docencia y creación literaria se ha cumplido con creces. Por sus mesas han pasado generaciones de escritores que hoy son parte del canon literario de la ciudad y el país. Fue, además, la cuna de proyectos editoriales cruciales como las revistas "Jigüe", "Cayajabo" y "Diéresis", publicaciones que sirvieron de plataforma a nuevas voces y consolidaron un movimiento literario de referencia.
La importancia del “Pablo” no es solo histórica. Su vigencia se confirma en el presente. Bajo la conducción del escritor Rafael Almaguer Inza, el taller sigue nucleando una familia diversa de escritores en ascenso. De forma ininterrumpida, cada viernes a las 4 pm, el taller se desarrolla en la sede provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba o la Casa de Cultura “Manuel Dositeo Aguilera”.
Aunque el poeta Gilberto González Seik lo proclama el más antiguo de Cuba—dato que se investiga—, su verdadero valor reside en su persistencia y adaptación. El taller ha sido un custodio de nuestras tradiciones, promoviendo formas diversas de escritura creativa.
En un mundo acelerado, dedicar un día cada semana a la literatura es un acto de fe. Esta constancia lo transforma en un espacio vivo, punto de encuentro imprescindible donde la palabra se siembra, se cultiva y, sobre todo, florece.