El arte como Bandera

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Alfonso Bandera Tamayo. Foto: Dariana Hernández

Conversar con Alfonso Bandera Tamayo implica disfrutar de un artista del diálogo, pero, sobre todo, nutrirse de conocimientos y lindos momentos de complicidad. Su medio siglo de experiencia como actor, narrador, poeta, director escénico y de televisión ha sido reconocida con merecidos premios y distinciones. La entrevista comienza con sus orígenes…

¿Qué lo motivó a adentrarse al mundo artístico?

“En un principio, no hubo motivación, pues todo fue casual y luego muy fructífero. Me gradué como Subingeniero Radiotécnico en el ITM (Instituto Técnico Militar). En esa época, nuestro país estaba viviendo lo que se conoce como el Quinquenio Gris. Era un libre pensador y escribía poesía, esto no era del agrado de mis superiores, por lo que me enviaron, recién graduado, a la Base de Reparaciones Generales en La Habana, donde no me sentí cómodo; pues, en ese entonces, existía lo que Fidel llamó ‘la cultura del racismo’, por lo que decido regresar a mi ciudad natal, Holguín.

Al llegar, me comunican que no necesitan ningún técnico; me quedo sin trabajo, sin estudio y me cogió la Ley contra la Vagancia, pero como no me considero vago solo asistí una sola vez al llamado. Cuando regreso a casa, paso por el Parque de las Flores, donde se estaba haciendo una captación para la escuela de formación de actores de Tele Rebelde en Holguín, me escogen y es aquí donde, por casualidad, comienza mi formación como artista”.

La radio es el teatro de la mente. ¿Cómo fue su experiencia en este medio?

Como actor en la serie histórica "Salida 19", grabada en Holguín. Foto: Cortesía de Alfonso Bandera

“En 1976, formamos el bloque dramático, donde mantuvimos una programación de más de veinte programas. Tuve la oportunidad de hacer el papel del padre de Heathcliff en Cumbres Borrascosas. Mantuvimos el mismo esquema de Radio Progreso. En ese mismo año, nos ganamos el rating nacional con la novela Médico rural, escrita por Joaquín Fernández Moreno y donde hice el papel protagónico. De esa manera fue que mezclé la radio con la escritura de cuentos, adaptaciones y originales”.

¿Cuándo llega a la televisión?

“Cuando regreso, luego de cumplir misión internacionalista en Etiopía, Cuba era otra. Me informan que se desintegraría el bloque dramático y nos quedaríamos sin trabajo por problemas de presupuesto. Es cuando Mario Parra, que en ese entonces era el director del Telecentro, nos incitó a incorporarnos al curso de Dirección de Televisión, y así lo hice, obteniendo muy buenas calificaciones, lo que marcó mi inicio como director de televisión”.

¿Su misión en Etiopía le sirvió para nutrir su faceta artística o fue una pausa en su vida laboral?

“No considero que haya sido una pausa artística, pues a pesar de estar lejos de casa, hice teatro, pues también era ‘teatrero’. Anteriormente, junto a Carlos Jesús García, habíamos fundado un grupo de Guiñol, aprovechando los conocimientos que había adquirido en los talleres con Gloria Parra, quien era la mejor dramaturga del país entonces. Fue una etapa maravillosa, la recuerdo con mucho cariño. Presentamos una obra que no contó con el apoyo de nuestros superiores y para mí fue una de las de mayor importancia. Nosotros mismos preparamos una tarima con cajones de madera y nos presentamos en la biblioteca, sería la primera vez que mi madre me vería actuar y, al parecer, los nervios me traicionaron y se me fue la voz, me quedé ronco; en la mitad de la actuación, me doy cuenta de que me vuelve la voz, pero mantengo el personaje así hasta el final. Toda esta experiencia me sirvió de base para poder crear teatro en Etiopía”.

Entre tantos premios, ¿cuál lo ha marcado más como profesional?

En el policial "Tras la huella", junto a los actores Blanca Rosa Blanco y Mario Limonta. Foto: Cortesía de Alfonso Bandera

“El premio Caracol a la obra Oficio de Hombre, en soporte digital y producida en 1991. Fue el primer largometraje que se hizo en Holguín, desde la óptica que Solás llamó después Cine Pobre, porque se hacía con video. Es un documental de una hora y cuarenta minutos, que se presentó en el Festival de Cine Latinoamericano. Esta producción cinematográfica fue un homenaje a los combatientes de Angola y Etiopía. Su premio me fascinó porque muchos fueron los obstáculos que tuve que atravesar para hacerlo. Otro premio que también me dio satisfacción, por el esfuerzo que hicimos para mantenerlo durante seis años, fue el Caracol al programa infantil El Patio de Gabriela. Como dijo el Apóstol, “el arte es el modo más corto de llegar al triunfo de la verdad, y de ponerla a la vez, de manera que perdure y centellee, en las mentes y los corazones”.

¿Cómo surge la idea de crear el taller que está impartiendo?

“Este taller surge con el objetivo de preparar a los jóvenes interesados en ingresar al Instituto Superior de Arte (ISA), porque generalmente no tienen una orientación de cómo hacerlo, ni de cómo llegar allí. Es entonces cuando mi esposa me da la idea de hacer lo mismo que ella hace con la Academia de Danza. Ella se llama Yolanda Sánchez Rivero, es profesora y dirige una academia preparatoria de ballet y danza en Holguín.

Se realizó la convocatoria en las redes sociales, con una gran aceptación, pues se brindan conocimientos sobre dirección, producción, edición, fotografía y montaje. Poco a poco, se han ido viendo los resultados y los estudiantes están muy agradecidos con la preparación que se brinda en este taller”.

Desde el audiovisual, ha realizado homenaje a diferentes personalidades de la cultura holguinera, ¿le queda alguna deuda pendiente?

Junto a los actores Jorge Perugorría, René de la Cruz y Félix Beatón en el Festival Internacional de Cine de Gibara. Foto: Cortesía de Alfonso Bandera.

“Claro que sí. En este momento, estoy preparando un documental dedicado a Martha Proenza, quien es una de las mejores actrices aquí. Empezó su carrera artística conmigo y juntos llevamos cincuenta años. Martha tiene una historia muy interesante, la cual no quiero adelantar. El objetivo es sensibilizar a la gente con personas como ella. Quisieran muchos críticos del arte teatral tener su preparación. Yo me quito el sombrero”.

Su espíritu caballeresco y años de actuación, más el profuso anecdotario profesional, hacen de Alfonso Bandera Tamayo un hombre único, mientras su carácter jocoso y jovial nos deja con deseos de continuar conversando con este representante genuino de la cultura holguinera y cubana.


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Comentarios  

# Juan Ramír 31-08-2023 23:25
Excelente actor y amigo
Este señor disfruta enseñar de lo que sabe, lo he visto. Reciba mi abrazo.
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