Luis Carlos: enseñar a través del arte

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En 2019 inició el camino que lo llevaría a materializar uno de sus mayores anhelos. Luis Carlos Pérez Cedeño es la muestra de que, más allá del talento, la perseverancia es la clave para alcanzar cualquier meta o hacer realidad determinado proyecto de vida.

 

Este maestro con alma de artista, forma parte de la primera graduación de la Escuela Nacional de Clown y actualmente integra el equipo de Teatro Tuyo. A propósito de la presencia de esa compañía en la XII edición del Festival Nacional de Teatro Joven, que por estos días se desarrolla en territorio holguinero, nos acercamos a su historia.

 

¿Cuándo surge el amor por el arte?

 

Creo que nació conmigo. Desde que tengo memoria, me gustaba observar las pinturas, la música, el baile; disfrutaba mucho ir a los teatros y mi mamá me llevaba bastante.

 

Puede que en un inicio hayan pasado desapercibidas, pero luego se descubren en mí ciertas habilidades musicales. Tuve profesores de música y aprendí a tocar la guitarra. Estas actividades fueron desarrollando mi amor por el arte y, a pesar de que en ocasiones era bastante agotador físicamente, no me cansaba. Disfrutaba muchísimo y fui descubriendo diferentes manifestaciones, hasta llegar al teatro.

 

 ¿Algún antecedente artístico en la familia?

 

Hay agricultores, mecánicos; pero no tengo antecedentes familiares en ninguna de las ramas del arte.

 

¿Cómo llega Teatro Tuyo?

 

 

Trabajaba como profesor en una escuela primaria de mi ciudad, Bayamo. Me desempeñé con ellos por un periodo de dos años, en los que experimenté una pausa en mi vida artística.

 

Después de eso, me desvinculo del Ministerio de Educación y entro al grupo de Teatro Andante; pero yo quería trabajar con ellos como actor, no buscaba ser asistente de dirección ni ocuparme de otras funciones.

 

A mi edad ya no podía estudiar en una escuela de actuación. Milagrosamente, en esa etapa aparece la Escuela Nacional de Clown; justo en el momento en que decidí insertarme al mundo teatral. Juan González Fiffe, el padre de Teatro Andante, me sugirió que comenzara a estudiar en esa institución.

 

Luego de graduarme, llegó Teatro Tuyo a mi vida.

 

¿Qué significó dejar atrás su trabajo como docente?

 

 

Un cambio, básicamente en la forma de enseñar. Como maestro tenía una manera de transmitir conocimientos; pero ahora igualmente puedo enseñar a niños, a través del arte. Es lo que más me gusta hacer.

 

¿Cómo fue estudiar para convertirse en clown?

 

Fue riguroso, aunque no lo parezca. Recuerdo que cuando inicié muchas personas me preguntaban - ¿para ser “payaso” se estudia? -.

 

El clown es la integralidad del actor. Debes saber hacer malabares, acrobacias, actuar; conocer de danza, música, pintura e incluso la pantomima. Son varias las asignaturas que se integran en el programa de estudio, de primero y segundo año, y son bastante apretadas.

 

En dos años y medio tienes que aprender, por ejemplo, de arte circense, técnica del clown, dramaturgia, diseño y construcción. Son alrededor de 12 materias por año; ahí entran otras teóricas que también complementan la formación como Historia del Arte, y Temas Sociales Contemporáneos.

 

¿Qué representa rescatar una tradición como el clown?

 

Fotos: Tomadas de Facebook y Cortesía del entrevistado.

 

Representa la responsabilidad; principalmente para nosotros, los primeros graduados de la Escuela Nacional de Clown. Es el deber de difundir ese arte por todo el país y desarrollarlo; en lo personal, a través de las técnicas y enseñanzas de nuestro gran Ernesto Parra.

 

¿Hay suficiente presencia del arte que defiende, en Cuba?

 

Dentro del arte teatral, el clown es muy escaso en Cuba. Hay presencia de clowns cuando hablamos, por ejemplo, del payaso de circo o el de los cumpleaños.

 

 

Pero el payaso que se escenifica en Teatro Tuyo va más allá del tradicional personaje estereotipado de colorines, zapatones grandes o nariz roja chillona, para adquirir un matiz más teatral; algo que no se explota en los grupos cubanos.

 

¿Qué piensa sobre el teatro cubano actual?

 

Es un reparador de sueños. Significa salir de la realidad hacia una fantasía, de alrededor de 50 minutos o una hora, y olvidarte de los problemas. Es aprender a través del arte. En estos tiempos que está viviendo el mundo, necesitamos liberar tensiones y dejar a un lado ciertas dificultades.

 

No me refiero únicamente al clown, sino al teatro en sentido general, cuando digo que ayuda muchísimo a liberar la mente; a soñar. Permite satisfacer esa necesidad artística que siempre acompaña al hombre.

 

¿Sus referentes…?

 

Tengo a Chaplin, Marcel Marceau, Edwin Fernández y muchos otros. Recientemente, Teatro Tuyo hizo una obra en homenaje a diferentes figuras del clown; pero en específico, mi mayor ejemplo es Ernesto Parra; él es nuestro paradigma.

 

¿Otras aficiones además del teatro?

 

La danza y la música; pero sobretodo la segunda. Siempre digo que soy un músico frustrado.

 

¿Qué significa participar en el XII Festival de Teatro Joven?

 

 

Esta es la primera vez que participo en el Festival. Es un privilegio poder compartir e intercambiar con otros grupos de teatro; representa un paso de avance en mi vida.


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