Después de más de una década de cerrar cada año con “tasas” de oro, el 6,3 de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos registrado por Holguín en 2021 duele a muchos, claro que duele, con mayor énfasis toca a las familias por la pérdida sufrida, pero también a todos aquellos, que desde el PAMI, se consagran en cuerpo y alma a este programa día a día, por ver el fruto de tanto esfuerzo.
En el periodo de aislamiento durante 2021, aliadas para reducir virtualmente el distanciamiento físico fueron las redes sociales. Siempre que los precios de los datos de ETECSA lo permitieran, por supuesto. Entre tantas opciones que ofrecen estas plataformas con videos, fotografías, retos de tik tok, estrenar el último filtro de Instagram… las noticias virales están entre las favoritas para reaccionar y compartir en nuestros perfiles y estados; especialmente, las más cercanas a nuestro contexto.
Un nuevo año inicia hoy y todos queremos lo mejor: felicidad, armonía, salud, amor para la familia, con puentes de pasión para curar cualquier desavenencia, como momento perfecto para renovar nuestras esperanzas y poder volver a abrazarnos.
El 2021 ha sido un año blanqui-negro, que se dibujó entre trajes protectores y luto, en el que hubo más temores que certezas, en el que nos aferramos a un bulbo y hasta a las virtudes teologales del cristianismo (por la fe, la esperanza y la caridad).
Concluye el 2021 que, conjuntamente con el 2020, todos fuimos constantemente sacudidos, cuando el mejor lugar es la casa, para enfrentar la terrible pandemia de la COVID-19.