Disciplina
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
- Visto: 1840
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En el terraplén que une el municipio de Rafael Freyre con Gibara hay un busto del Apóstol sin nariz al que nunca le faltan flores. Allí inmovible pone sus ojos como látigo sobre el terreno. Báguanos tiene, por esfuerzo ciudadano, una estatua en la que puede verse el tamaño real del Maestro. En ese sitio se improvisaba cada semana un fogón de leña para hacer té de yerba buena y hablar sobre el futuro de la isla. En la calle 11 de Villa Nueva se impone un Martí hecho por iniciativa popular con el cemento restante en la construcción de los edificios. Los niños del barrio le ponen flores, guiados por el ejemplo de un señor al que apodan Milicia. Ante un sitial sin busto, en los límites con Cauto Cristo, escuché a un campesino decir: "en este sitio no falta Martí". Mi madre cuida una escuela y guarda celosamente el busto dentro del aula, como a un hijo que no puede defenderse de los peligros que encierra la noche.