Larga vida a los Destacamentos Mirando al Mar
- Por Maribel Flamand Sánchez
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Como insomnes centinelas de nuestras costas cada día patrullan el litoral. Puede ser un día seco, de sol ardiente, lluvioso o frío que cale los huesos, ninguno obstáculo suficiente para que en pequeños grupos salgan a resguardar el litoral de los siete municipios holguineros con costas.
La noche suele ser cómplice de sus desvelos por garantizar que incidente alguno inquiete la tranquilidad de la franja de mar que bordea la tierra que habitan. Se saben de memoria cada palmo costero pero no se confían. Jornada tras jornada escudriñan cada porción de tierra y de mar hasta donde sus desarrolladas vistas de halcones protectores lo permitan.
Sobre su quehacer acumulan historias muchas para compartir. Son una fuerza vital y apoyo para las Tropas Guarda Fronteras (TGF) en la protección de las costas cubanas. Su accionar es diverso pues colaboran en la detección y frustración de infiltraciones, salidas ilegales, entradas de armamentos, recalos de droga, depredación de la flora y la fauna marina, extracción de arena y otros hechos deplorables.
En la provincia son 31 los Destacamentos Mirando al Mar (DMM) y lo integran 300 hombres y mujeres que contribuyen con la tranquilidad y seguridad de nuestras costas, en ocasiones a riesgos de su propia integridad.
Hoy 23 de septiembre estas estructuras de los Comités de Defensa de la Revolución arriban a su medio siglo de vida. Para reconocer a los fundadores se instituyó el sello 50 Aniversario, que por estos días de celebraciones por la efeméride, resplandecen desde los pechos de Carlos Escalante (El Chino), Omar Cuenca, Felicita Diéguez, Víctor Bermúdez, Carlos Baraire y el resto de los 42 pioneros de esta misión en la provincia.
Sus pieles delatan a los hombres y mujeres expuestos muchas horas al sol. Aunque no se dediquen a la pesca son gente de mar porque lo protegen y viven en su entorno. Mientras escribo estas líneas recuerdo el ataque terrorista al poblado costero de Boca de Samá, en octubre de 1971, donde gente nuestra fue ametrallada y algunas cargan aun en sus cuerpos las huellas de las balas asesinas.
Para que no se repitan hechos como estos, surgieron y perduran los DMM. Por eso brindemos por el homenaje, por las cinco décadas de colaboración con las TGF, por patrullar las costas, bajo el sol ardiente, la lluvia o el frío que cala los huesos para que nada perturbe la vida de quienes vivimos en esta porción de tierra rodeada de mar.