Cuando veas las barbas de tu vecino…

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Holguin frente a la COVIDCollage: Ana Maidé Hernández
 
Hay quienes afirman “Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar” y otros “Cuando veas las bardas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo", pero cualquiera de las formas que se diga este viejo refrán siempre tendrá un mismo significado. Ambas acepciones llevan implícita una advertencia: A ti te puede suceder lo mismo que les está pasando a otros que están a tú alrededor o un poco más lejos, aunque con condiciones parecidas.

De ahí que el proverbio insta a prepararte para evitar llegues a enfrentar lo mismo o te sorprenda desprevenido determinada contingencia, que es lo mismo decir un serio problema, como el que hoy afrontan provincias muy cercanas a Holguín, aunque también otras un poquito más distantes, pero de todas maneras resultan un peligro latente por la cantidad de viajeros que llegan acá y particularidades del nuevo coronavirus SARS-CoV2.

Así lo analizábamos tras escuchar cada mañana las cifras de casos positivos a la COVID-19, contactos y sospechosos de las últimas jornadas, informadas por el doctor Francisco Durán en su comparecencia televisiva, que día a día es seguida por millones de cubanos y también fuera del país.

Hemos oído y visto cómo descuidos, acompañados de irresponsabilidad individual y, en algunos casos colectiva, han conducido a rebrotes de la enfermedad en provincias, cuya situación epidemiológica había sido controlada hacía bastante tiempo al no reportar nuevos pacientes infectados ni trasmisión local.

Esta semana, desde el domingo 6, el número de enfermos ha ido creciendo, aunque el 82 de este miércoles hizo a muchos llevarse las manos a la cabeza, más aun a habaneros y avileños, con 39 y 37, respectivamente y peor todavía, conocer que de ese total, 63 estaban asintomáticos al momento de recogerles la muestra para la prueba de PCR.

En menor cuantía, aunque con casos casi diarios, han estado otros territorios del occidente y algunos más cercanos a nosotros, lo cual debe llevar a tensar las fuerzas, elevar el nivel de percepción y retomar un grupo de esenciales medidas, que hoy muchos pasan por alto con casi total impunidad y retando a un enemigo invisible y peligroso que mantiene al país gastando lo que tiene y también lo que no tiene, a favor de la salud y la de vida del pueblo, mientras los profesionales del sector dan muestras de profesionalismo y entrega al dado de cada paciente.

Pensaba así este miércoles 9 de septiembre calle Maceo arriba de regreso a casa, cuando quedé anonadada por la cantidad de personas en molotes frente a cualquier tienda, farmacia, sucursales bancarias y otras unidades de prestaciones de servicios ajenos por completo al socorrido distanciamiento físico, al cual nos han llamado a mantener en aglomeraciones de personas, otros muchos sin nasobuco o mal empleados y lo que es peor, allí embarazadas y madres con niños muy pequeños en brazos sometidos a esos escenarios, bajo el sol intenso y el calor sofocante de estos días, así como otros de los grupos más vulnerables.

No dudo que haga falta ir a un establecimiento a comprar el pollo y aceite o a la farmacia en busca del medicamento, pero hay caso y casos entre una parte bien concreta de esa población, que es asidua en las colas de lo que se vaya a vender en cualquier lugar. Fácil es distinguirlos a primera vista y se les conoce.

Es verdad que se ha actuado fuerte en el mes de puesta en marcha de la operación contra coleros y revendedores. Las cifras lo dicen. Por ejemplo, el peso de la ley ha caído sobre más de 18 mil ciudadanos, entre ellos una cifra superior a los 4 mil coleros, 439 acaparadores y otro tanto de número revendedores y otras figuras delictivas; sin embargo, persisten actitudes reprochables que perturban la tranquilidad en comercios y demás lugares de prestación de servicios o venta de productos.

Al tiempo que en determinados sitios se permiten colas anticipadas frente a comercio, personas que compran en una y otra unidad el mismo día y en la semana; recogida de carné de identidad y entrega de turnos sin respaldo de productos y un etcétera largo que requiere análisis y solución, de acuerdo con quejas recibidas que detallan de nombres y lugares o comentarios colgados en el sitio www.ahora.cu a los trabajos publicados sobre el tema.

No estaría demás realizar un muestro, verificar, profundizar más en el funcionamiento de los grupos creados para prevenir y enfrentar a coleros, revendedores en las más de 120 unidades comerciales y mercados de los 14 municipios, para además de tener los resultados de su labor en cantidad, conocer también la calidad del trabajo, para así mejorar lo que se pueda y rectificar lo mal hecho.

Hoy cuando vemos arder las barbas de vecinos cercanos vale recordar siempre que rebrote es sinónimo de indisciplina, de incumplimientos de las medidas de prevención, control y enfrentamiento a la COVID-19; por eso vale entonces precaver para no tener que lamentar otras restricciones, cuarentenas y lo que es peor enfermar y fallecer.
 
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