Química de verano

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Foto: Escambray
 
Eso de que el verano es idóneo para hacer “química” es una certeza. Este año, la presencia del nuevo coronavirus ha obligado a priorizar los laboratorios médicos y no los “sociales”; a compartir más en casa, que en masa; ha puesto de moda la marca NASO-buco; nos ha cambiado la acostumbrada “reacción” veraniega.
 
No obstante, la química a la que estamos acostumbrados no ha desaparecido. Seguimos con una sobredosis de entalpía, o sea, un calor no solo humano a tope, cuyo símbolo, una “H”, me atrevo a asociarlo también con la inicial de Holguín; justo por estar entre las provincias de más “calurosa” recepción. Y aunque se calcula en julius, muy bien pudiese hacerse en agostus.

Cuando la situación obliga a permanecer en aglomeraciones, imaginen, la “presión” del tiempo, junto al “volumen” de personas, añadido al tipo de “composición”, de una cola, por ejemplo, ofrece todos los elementos para desarrollar “reacciones”, incluso, “endotérmicas”. Eso sin contar que se le añadan los aromas ADN, equivalente a ácido desodorantinucleico, que nada tienen que ver con la genética, pero bien pueden “modificar” el día.

Estamos acostumbrados a que fiestas, piscina… resulten indispensables en casi todos los proyectos de verano, en los cuales se “diluyen” las “reservas”, no solo energéticas. No obstante, para el cubano lo importante es divertirse, por eso intenta no pensar en la mochila o los zapatos a “obtener” para el niño antes de septiembre. Se enfrenta a la dura situación del contexto y, tras tomar las medidas de protección sanitaria, saca para una salidita, aunque un solo salario no componga verano.

Mientras la Medicina se bate en busca de una vacuna, fuera, mucha gente, sobre todo jóvenes, asumen las redes sociales como sus “laboratorios” preferidos para “experimentar” y ensayar nuevas “fórmulas”, solo que en este caso, de conquista. Prueban con diversos argumentos, y en medio de la picardía evalúan el comportamiento: quien solo frente a su chat se ríe… De resultar, habría que descubrir cómo se “descarga” un (a) novio (a) por Internet.

Pero siempre queda quien cree en los tradicionales amores de verano, cuyo back groom de playa, atardecer, brisa… “catalizan” el desenlace de un beso y con él la idea de que la perfección existe, aunque a veces la “sustancia” de la relación sea demasiado “volátil”.

Del mismo modo que el H2O resulta imprescindible en la tabla del “periodo”, el OH (alcohol) resulta incompatible a la hora de manejar; pues puede, por medio de la fatalidad, aguar, y no en plan de refrescamiento, los días de vacaciones.

Los niños suelen hacer muchas amistades. Construyen castillos de arenas, se sueñan capitanes de barcos y cuanta ocurrencia circunde la magia del mar. Hacer nuevos grupos se vuelve tendencia, aunque sea en condición de “electrón diferencial”, o sea, el último en unirse al piquete.

La noche antes del paseo, los pequeños no duermen, emoción, más expectativa, más ganas de disfrutar, es igual a insomnio infantil de verano: la ecuación perfecta de la niñez.

Todo se vuelve agitado, los padres intentando mitigar en una quincena las necesidades de goce de dos meses, pues el restante tiempo en que trabajen entregan los hijos a la niñera clásica de la etapa: la televisión. Por eso apelan al convencimiento sobre la buena programación o acuden a los contenidos de la memoria, disco duro, laptop, o cuanto dispositivo se tenga, para atar los querubines a la pantalla.

Ahora es mejor posponer los viajes a otras provincias. Pronto, los holguineros tendremos más opciones de campismo, para mantenernos unidos no solo por naturaleza, y eso se agradece.

Tras varios meses de tensión y cuarentena, en estos meses se aspira descansar, tomar aire puro; aunque la travesura de los menores o insensatez de los mayores, dejen a veces sin aire. La etapa estival se sueña, se espera.
 
Las personas quieren amor, amistades, momentos bellos para recordar. La familia se une, los primos se encuentran, los amantes tropiezan, la empatía hace de las suyas; pero la realidad se impone, y hay que prever para salvar, y entender que la COVID-19 aún no ha acabado; razón por la que en el gigante tubo de ensayo que es el verano, la Química tiene prioridad.

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