Por siempre Vilma

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Vilma espin natalicio 1
 
Nos llegó vestida de abril, con diadema de fuego, por la tierra santiaguera y brillo económico familiar. No escogió futuro de oropel, sino lucha y patria. Entonces ya no importaba el nombre o cuántas identidades velaran su estirpe de clandestina: Alicia, Mónica, Déborah, Mariela… en fin, Vilma.

La misma que cruzó las postas del Moncada aquel 27 de julio para averiguar lo sucedido y ante un -qué quiere - respondió: conocer a los valientes que asaltaron el cuartel. Así actuaba la fiel colaboradora de Frank País. Joven que a los 28 no conocía el amor por “esperar un príncipe azul montado en caballo blanco”, como ella jocosamente expresara. Pero apareció, sutil, risueño y dicharachero; paladín de verde sobre un inmenso corcel de montaña. Fue la Sierra su armadura y los sueños lanza para trocar la utopía en realidad.

Por embrujo de canto, bajo la letra de Luis Casas Romero y un “Si llego a besarte”, nació el amor. Y a la guerrillera le sucedió la esposa, madre de cuatro hijos y abuela ocho veces, la profesional, luchadora incansable por la dignidad de la mujer, sin renegar al hombre, sino educando la sociedad para eliminar discriminaciones. La primera que habló de igualdad de género y abogó por libertad para la orientación sexual.

Tremendamente preguntona de pequeña, sus “por qué” llegaban al infinito. Desesperada por leer, aprendió desde los cinco años el francés, la lengua originaria de la madre. Su integridad en una respuesta: ante la pregunta de dos profesores,- “Vilma, ¿qué piensas hacer de tu vida?”, contestó como un rayo: luchar por la verdad y la justicia.
 
Vilma espin natalicio 2

Pudo estudiar letras, pero escogió ser ingeniera. Fundadora y presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Un ser profundamente humano era Vilma, sensible ante al más mínimo avatar y fuerte en pos de las soluciones. Su óptica: nación como familia, porque el Socialismo es eso. Su cuna: colegio de ética y moral, reflejo para el posterior desempeño como dirigente.

Preocupada por la formación de la infancia y la juventud, en pos de educar en los más altos valores. Impulsora del trabajo preventivo, instructivo y de atención social. Su canción patriótica preferida: “El mambí”, con el sentir de su frase final: “y desde entonces fue más ardiente, Cuba adorada, mi amor por ti”.

Hace trece años, partió, justo un 18 de junio y levitó junto a las constelaciones americanas, las que guían el rumbo continental. Se alejó de la forma más cerca, con la cara feliz para disimular el dolor del cuerpo enfermo y mantener la lozanía característica.

Consciente de los retos, pero satisfecha “a pesar de los que no están, de los momentos más difíciles y de todo lo que nos queda aún por emprender”, como dijera ella en una entrevista.

Sus restos descansan en el Mausoleo del II Frente Oriental. Sus ideas no reposan, siguen trazando rutas en la Revolución. Cuba se forjó y avanza bajo la túnica maternal de la eterna Vilma Espín Guillois, ejemplo de mujer para todos los tiempos. 
 

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