Se busca una respuesta

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amor madre

¿Por qué la madre entregó una esquela ficticia, una versión del padre que aparece a intermitente, donde faltaron los golpes, malas palabras, injurias sobre la barriga, el abandono? ¿Por qué justifica donde cabe el insulto? ¿Por qué el hijo no sabe que tras los repetidos “come tú, que estoy llena” hay mucho vacío en el estómago, el bolsillo?

¿Por qué se espera sentado en un balance al joven que regresa a las tres de la mañana? ¿Por qué se regala un riñón al hermano a sabiendas de los riesgos; se deja el trabajo para cuidar al viejo; se viste con la misma ropa 20 años con tal de que el sobrino cambie frecuentemente la suya?

¿Por qué prestar la casa al amigo, con tantos interesados en el alquiler? ¿Por qué el abuelo le da hasta el preciado juego de dominó a su nieto? ¿Por qué invertir en la carretera el único día de descanso si para poder regresar solo estará una hora con los suyos? ¿Por qué ocultar las palabras hirientes del cuñado a su pareja?

¿Por qué renunciar a un buen puesto de trabajo, por ejercer un oficio mal pagado? ¿Por qué personas distintas, opuestas, divergentes permanecen unidas? ¿Por qué, por qué…? Por AMOR.

Nos pasamos la vida creyendo que los mejores poemas están en los libros, los mejores romances en las películas, que las mejores canciones ya se han vendido. Que lo perfecto incluye el mar, la puesta de sol, la noche bajo las estrellas, el trago, la música, la flor… Pero en la prosa, los dramas y el bullicio del diarismo hay mucha poesía cubierta de sacrificio, dolor, sufrimiento, entrega, mucho amor.

Durante siglos un puñado de palabras manoseadas, prostituidas han intentado describirlo, y en verdad me gustaría que fuera “el más universal de los sentimientos”, así no hubiese tantas guerras, supremacía, odio.

Se supone que con la llegada de un nuevo 14 de febrero converse de todo lo lindo y romántico del asunto; algo difícil y fácil a la vez; pues, por una parte sería hablar de lo que todos hablan sin usar las mismas expresiones; por la otra, afortunadamente, quien está enamorado siempre encuentra cómo decir.

Pensé narrar algunas historias que conozco. A la gente le encanta los chismes de pareja, de no ser así no tuviesen tanto éxito shows como “Amor a prueba”, “Volverías con tu ex”, “La Isla de las tentaciones”, en fin, puros montajes de mal entretenimiento, pero que con sus conflictos y suspensos tienen amplio público.

También valoré la posibilidad de describir el instante en que casi estalla mi “amorómetro”, o sea, cuando conocí a mi hija: una mezcla de sensaciones inefables en la que el dolor y el cansancio son superados por el amor.

Mas pensé en que no todos tenemos las mismas experiencias, y nada mejor que las pequeñas acciones camufladas de preocupación, complacencia, esfuerzo, para hablar de amor.

Por nuestra falta de cuidado al medio ambiente se derriten los casquetes en los polos, incrementan las enfermedades, se producen incendios devastadores, erupciones de volcanes, ciclones, inundaciones, olas de calor… Por ignominia y ambición se promueven golpes de estado, se burla la justicia, juega sucio la política y el mundo pretenden unos pocos dominar. Ante el tamiz ocre del contexto, más vale refugiarnos en las conjugaciones del buen verbo, izar diario sus banderas: amar.

¿Por qué las madres siguen fingiendo comer el bisté que sirven al otro día? ¿Por qué la familia ayuda pese a posibles dolores de cabeza? ¿Por qué hay gente que no desiste tras su sueño? ¿Por qué nos hieren y volvemos a alistar el corazón? ¿Por qué? ¿Por qué? Felizmente, “por amor” sigue siendo una respuesta.
 

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