#AdopteUnTranseúnte
- Por Claudia Arias Espinosa
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Con ese hashtag, Aline Marie Rodríguez publicó en Facebook que:“El chofer paró y recogió a 17 personas rumbo a Alamar. La solidaridad del cubano siempre!!!! Vehículo del @BanmetCuba. Luego cogí botella en un carro de @CubaMINREX y en una camioneta de @TransturCuba!!!! En las paradas no había amarillos o policías, los choferes se detenían voluntariamente!!!”
El mismo día y en la misma red social, Anabel Candelario Carmona posteó el gesto de otro chofer: “Hasta 23 y Paseo dijo y montó a muchísimas personas que estaban desde hacía rato en la parada, las personas fueron a pagar y se negó”.
La jornada anterior, otro usuario, José Enrique, publicó lo que es, además, una suerte de nexo para transitar, en este texto, de la capital de todos los cubanos a la ciudad de los parques: “Los héroes de hoy. Estuve entre los 4 dichosos que recogió; botella de un holguinero que apenas recuerda sus calles. -Guíenme ahí -; nos decía. Emigró “pá la Bana” desde los 17 años y todavía su terruño le parece “lo más grande”. No supe su nombre, pero Cubano voy a llamarle”.
Acompañando la foto de la parte trasera de un ómnibus, el transeúnte Rafael Cantero Prez (sin la é, según su perfil de Facebook), también adoptado en Holguín, escribió: “Esta es la chapa de ómnibus de Holagua en Holguín, cuyo chofer hoy llenó el mismo en la Comunidad Emilio Bárcenas en esta ciudad, parando en cada una de las paradas hasta La Terminal Las Baleares. Actitudes como esta son dignas de señalar, al igual que las de choferes insensibles hay que criticar y publicar”.
Hasta hoy, ejemplos similares se multiplicaron en las calles y en las redes sociales, incluyendo el del mismísimo Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, quien detuvo su comitiva en una parada del P1 y le dio “botella” a varios cubanos sorprendidos.
Comprobar que en situaciones difíciles, durante las cuales suelen exacerbarse las fricciones de la convivencia, los cubanos somos capaces de reaccionar así, me devuelve la fe en nuestra capacidad de actuar según los principios de solidaridad y humanismo. Esos valoresvuelven a orientar nuestro proceder, al menos, de manera coyuntural. Al parecer, no todo está perdido.
Sin embargo, más que una expresión de solidaridad, el proceder de los choferes, tanto de vehículos estatales como privados, constituye un acto de conciencia, de responsabilidad, un deber. Repasemos las medidas adoptadas en Holguín en relación con el transporte, para transitar la actual coyuntura.
Según informó ¡ahora!, en la edición impresa del 14 de septiembre, “la provincia reestructura la trasportación de cargas y pasajeros, las cuales experimentan una reducción sensible”.
Desde el 13 de septiembre, Ómnibus Urbanos solo presta servicio en los horarios picos, entre 6:00 am y 9:00 am, y de 3:00 pm a 6:00 pm, y suspendió las vueltas de los llamados “trompos”.
A partir del día 16, se interrumpió la transportación de pasajeros hacia municipios y zonas rurales de la capital provincial; se mantiene un único viaje por la mañana y otro por la tarde con destino a las zonas suburbanas, mientras que la disponibilidad de combustible lo permita.
Sobreviven las más de 130 motos triciclos, que deben hacer piquera entre siete de la mañana y cinco de la tarde, y cobrar cuatro pesos cada cuatro kilómetros. Renacen, además, “los amarillos”, en 23 puntos de la ciudad.
Con ese panorama al otro lado del parabrisas, pasar de largo frente a las paradas de ómnibus, evitarlas, ignorar que en las paradas no principales también hay que detenerse, mentir sobre el destino amparándose en la ausencia de una hoja de ruta… Es interpretar en la realidad una escena clásica del cine: tener el antídoto del veneno y romper el frasco de cristal (porque siempre es de cristal, y no de materiales más resistentes) que lo contiene.
Quien conduce no puede saberlo con certeza, pero posibilita el reencuentro del maestro con sus estudiantes y del médico, con sus pacientes; coloca al albañil frente a su obra; alivia la ansiedad de una cola que espera al notario… y en la tarde, reúne a la familia en el descanso del hogar. Cada trabajador en su puesto: en marcha la nación.
Hoy, de la misma manera en que, según el proverbio chino, “el aleteo de una mariposa puede sentirse al otro lado del mundo”, dar “botella” puede tener efectos mayores en el día a día de muchas personas: las que no cupieron en la Diana, ni en el triciclo, y las que esperan, necesitan de ellas, en alguna parte.Eso es también pensar como país, un modo de hacer que puede salvarnos.
Si estos no le parecen aun argumentossuficientes, entonces piense en las recompensas, insospechadas, cubanísimas, como esta que ofrece la bloguera La Yuli de Cuba: “A partir de ahora le voy a coger la chapa al que me dé botella y la voy a poner de foto de portada en La Yuli de Cuba...le voy a coger además el cell,el gmail,el instagram...todo...todo se lo voy a coger...y sobra decir que él me puede coger a mí todo lo que quiera también...claro, esto es coyuntural, que tampoco quiero bayucito”.