Evocación y compromiso
- Por Maribel Flamand Sánchez
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Fotos: Heidi Calderón
Es 26 de Julio, Holguín despertó con el apremio habitual de estos días de combate constante contra la pandemia del coronavirus y la apreciada tranquilidad en sus calles.
En varios puntos de la ciudad, en sitios identificados como vacunatorios, como viene ocurriendo desde días antes, grupos de personas se disponen para recibir la dosis salvadora de Abdala. También, como ya es costumbre desde que el Sars-Cov-2 irrumpió en nuestro archipiélago, jóvenes de batas blancas y azules van de puerta en puerta interesándose por la salud de cada habitante.
Es 26 de Julio, por eso Holguín amaneció también ataviada con banderas cubanas y aquella que encarna la gesta de 1953, cuando un grupo de jóvenes, con Fidel en la dirección y Martí en el pensamiento se lanzaron a reivindicar a la patria y el derecho a vida digna de sus hijos. En portadas de viviendas y centros laborales, en instituciones públicas ondean soberanas y dignas ambas enseñas.
Es 26 de Julio y por el recuerdo de los muertos de la mañana de la Santa Ana, la gente clama por la unidad, por la sanación nacional, por echar pa´ lante esta Revolución que es de todos y para el bien de todos, gente que declara su voluntad inquebrantable de no dejarse vencer por quienes incitan al odio y la destrucción, evoca y se compromete.
Es 26 de Julio y el día en Holguín transcurre como de costumbre, con la certidumbre de sus hijos de que continuaremos erigiendo nuestros propios sueños. La gente realiza sus labores habituales, va o viene de los mercados, camina tranquilamente por las calles.
