Los niños en aislamiento y el manejo de la ansiedad
- Por Lic. Yailín Cabrera Barzaga*
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En las últimas semanas los cubanos hemos estado experimentado los efectos del aislamiento social debido a la presencia de la COVID-19 en nuestro país. Esta situación genera en muchas personas sentimientos de ansiedad, miedo, disgusto, frustración e incertidumbre entre otros. No todos reaccionan del mismo modo e incluso algunos necesitarán ayuda psicológica profesional.
El gobierno ha adoptado una serie de medidas con el objetivo de minimizar la proliferación de esta pandemia; el cierre de fronteras, el uso obligatorio de medios de protección como el nasobuco, cierre de escuelas y lugares públicos, trabajo a distancia, teletrabajo, aislamiento social, reducción del transporte público y privado son algunas de ellas.
Todas estas nos limitan del contacto con nuestros familiares, convivientes y de la realización de tareas habituales, pero en circunstancias diferentes, exigiendo de nosotros un nuevo orden en la realización de estas.
Para los que tenemos niños en casa existe un grupo de cuestiones a tener en cuenta para con ellos. El cierre de las escuelas y el aislamiento también pude generar ansiedad en los menores. Ellos ahora se encuentran limitados en la realización de actividades escolares y recreativas, por lo que es recomendable crear un programa de actividades en casa de tal modo que su cotidianidad se vea lo menos afectada.
Es de vital importancia limitar la información que hacemos llegar a los infantes con respecto al Coronavirus evitando hablar de ello en detalle, toda vez que esta resulta una fuente de estrés y puede detonar en ellos angustia, paranoia o ansiedad.
La comprensión de la realidad imperante no es precisamente el tipo de información que se les debe suministrar a nuestros niños. No deben tener en sus mentes la preocupación de una pandemia que va cobrando vidas en todo el mundo y donde los principales afectados pueden ser sus abuelos.
Son días en los que se detonarán episodios de irritabilidad, hiperactividad y pensamientos catastróficos, por lo que será necesario hacer uso de nuestra flexibilidad cognitiva para dar respuestas racionales y convincentes, reflexionemos con ellos y hagámosles ver esta pandemia como algo transitorio, donde el menor se pueda sentir protagonista y una vez allí vincularlo en las actividades hogareñas.
Si bien es cierto que habituarlos al constante lavado de las manos puede ser una fuente de porqués superior a lo habitual, es este el momento de explotar la creatividad de la familia e introducir sistemas y actividades atrayentes para el menor que estará motivado a cumplir con esta vital conducta.
Con respecto a los horarios es fundamental crear varios espacios, reglamentando la convivencia familiar en horas de trabajo o estudio, horario para compartir toda la familia, y tiempo de hacer actividades individuales. Se recomienda mantener los horarios habituales, esto menguará las alteraciones en las rutinas ya modificadas para el menor.
Igualmente no es recomendable saturarlos con cantidad de actividades, será aún más provechoso si vinculamos las actividades realmente necesarias a los intereses y gustos de ellos lo que generará sensaciones placenteras a la vez que realizan las mismas.
Finalmente el mantener una rutina diaria nos permitirá saber cómo hacer una organización adecuada de cada día y nos ayudará a disminuir la incertidumbre. Comparte en familia los horarios fundamentales, alimentación, ejercitación física entre otros que les agraden, como pintar, cantar, bailar o leer.
Dedica un tiempo para desconectar de las noticias del Coronavirus y transmíteles a tus hijos las informaciones relevantes adecuadas a su edad. Aprovecha este tiempo en casa para realizar actividades que te peritan un afrontamiento positivo y por último no estés aislado, simplemente cambia tu manera de relacionarte con los demás.
*Psicóloga graduada en 2013, Uho
Especialista Principal en CADECA, Sucursal Aeropuerto
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Lic. Jorge Rueda Gómez
Jefe de Grupo Provincial de Psicólogos de la Salud
Las Tunas