Bancaria hasta la médula
- Por Maribel Flamand Sánchez
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Emma Antonia Rodríguez Rodríguez es bancaria hasta la médula. Transpira entusiasmo cuando habla sobre su profesión a la que ha dedicado más de cuatro décadas de entrega total.
Este 13 de octubre es el Día del Trabajador Bancario, fecha cuando se cumplen aniversarios de la nacionalización de la banca cubana y el nombramiento de Ernesto Che Guevara como presidente del Banco Nacional de Cuba, por eso sus primeras palabras las dedicó a “ese gran económico, nuestro mejor ejemplo”, así como a los hombres y mujeres del sector, a quienes describe honestos, transparentes, disciplinados y consagrados, y aunque la recomendación viene de muy cerca, ella es realmente así, lo dice su hoja de servicios con 42 años sin siquiera una llamada de atención.
La jefa del Departamento Provincial de Contabilidad del Banco Popular de Ahorro (BPA), con 26 sucursales subordinadas a ella, recuerda sus inicios en el año 1976 cuando se introdujo en un mundo difícil, de muchas cuentas, números, operaciones, dinero ajeno que resguardar, pero que la sedujo para siempre: “Entonces sólo existía el Banco Nacional de Cuba, transité por varios puestos: cobros y pagos, créditos, ahorro yseguro.
“Para esos tiempos no existían el Órgano de Trabajo, ni las oficinas de seguridad social, ambas actividades las asumía el Banco y por estas también transité”.
“En el año 1983 se crea el BPA, es cuando me trasladan a la sucursal 6902, ubicada en las intercepciones de las calles Aguilera y Maceo, en esta ciudad de Holguín, donde ocupé diferentes puestos hasta ser designada directora municipal e integro el Grupo Global de la Economía, entidad subordinada al Gobierno”.
Emma se autodefine como quisquillosa, su profesión de contadora así se lo exige: “De la contabilidad hay que enamorarse, enseña a trabajar con el detalle, a ser meticulosa porque aquí un papel, cada operación significa dinero. Las personas le huyen porque requiere dedicación, concentración, responsabilidad; sin este sistema no hay control y su estado es el reflejo de cómo anda una empresa”.
Se espanta cuando escucha que las cuentas por cobrar y por pagar se han convertido en un problema para el país: “En el Banco no tenemos esa situación, es cuestión del seguimiento que debe dársele a esas operaciones. Hay mucho de dejadez y despreocupación”, considera.
Sus años dedicados a la actividad bancaria fueron siempre reconocidos: “Poseo los certificados por 5, 10, 15, hasta los 40 años de trabajo ininterrumpido en el sector. El Banco enamora, es un trabajo lindo, fino, me encanta”. Por ese “encantamiento” es portadora también de las medallas Enrique Hart Dávalos, que concede la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), así como la Raúl León Torrac, que otorga el ministro presidente del Banco Central de Cuba”.
El año 2016 le trajo la satisfacción de ser también Personalidad Destacada de la Provincia, y esto es resultado de acogerse a lo que para ella son cualidades de un trabajador bancario, como la disciplina, el cumplimiento de las legislaciones del sector, el código de ética, el sentido de pertenencia y la consagración: “Nuestro Banco tiene la responsabilidad de atender a personas naturales y jurídicas, por lo que cada día la capacitación, la preparación y dedicación debe ser eficiente para lograr los objetivos presentes y futuros que tiene como misión nuestro BPA ante la gama diferente de servicios a disposición de la población”.
Trabajar con dinero ajeno y en las cantidades que se manipulan en un Banco es una responsabilidad grande, para esta mujer adicta en buena lid a su trabajo, hacerlo jamás ha resultado un problema: “Nunca estuve directamente en ventanillo atendiendo al cliente, me dediqué más bien al trabajo de dirección, con efectivo estuve vinculada directamente sólo una vez, en la actividad de bóveda, donde recibía y preparaba remesas. Pero cada empresa tiene sus materias primas, la nuestra es el dinero y sólo como eso se ve”.
Reconoce cuánto la automatización humanizó el trabajo del bancario:“Antes, dice, sufríamos mucho con aquellas máquinas de maniguetas, amanecíamos haciendo operaciones porque todo era manual, por tanto el trabajo se hacía engorroso. Se empleaba mucho tiempo en realizar una operación. Acreditar los intereses a la cuenta de ahorro de un cliente, por ejemplo, demoraba entre cuatro y cinco meses, ahora requiere sólo de entre 10 y 30 minutos.
Meticulosa como es llega a su puesto de trabajo alrededor de 10 minutos antes de la hora de entrada y está hasta que sea necesario, jamás deja una operación pendiente.Esto no significa que se desentienda de la familia: “Apoyo mucho a mi familia, tengo sobrinos que son como mis hijos, una de ella es también bancaria. La familia es lo fundamental que se tiene en la vida”.
Emma tiene aun mucha vitalidad y habilidad para el desempeño de su trabajo, mucha experiencia para legar, pero piensa que llegará el momento de cesar en su quehacer: “Lo haría con dolor porque no quisiera desprenderme de un sitio al que le dediqué mi vida. Pero estoy preparando mi relevo, para cuando llegue ese momento tener la satisfacción de que lo hecho no se perderá”.